Pbro. Lic. Armando González Escoto
A ver, ¿Como de qué se trata? El asunto es en apariencia muy simple, hoy día, algunos funcionarios públicos, concretamente, los alcaldes de cierto partido han impulsado un proceso por el cual, si la ciudadanía no está de acuerdo en el modo en que han desarrollado su función, puede despedirlos.
Suena bien aunque la iniciativa sea tan tardía. En esencia la idea es la más lógica que uno se pueda imaginar. Si usted contrata a un trabajador y éste no cumple con lo encomendado, no le paga y jamás lo vuelve a contratar. Si además de no hacer su trabajo, le provoca daños, usted lo demanda. Si contrata a una persona que administre sus bienes, y ésta se los roba, los mal invierte, los usa para fines que usted no permitió, tal administrador debe ser despedido y hasta encarcelado. Igual tendría que pasar si usted, preocupado por la imparable inseguridad que se vive en el país, contrata a unos guardias privados, y éstos lejos de cuidar su persona y sus bienes, huyen en cuanto aparecen los bandidos, o lo que es peor, sus propios guardias se alían con los malhechores.
La primera y principal obligación del gobierno estatal y municipal es garantizar la seguridad de los ciudadanos. Vamos evaluando cuál ha sido el desempeño de las autoridades en este campo fundamental. Vamos evaluando el rubro principal en esta materia: La prevención del delito. Es no solamente esperar a que el ilícito se cometa, y llegar corriendo media hora después con todo un despliegue de fuerza ya que todo pasó, sino ante todo evitar que ocurra.
Prevenir el delito exige tener gente de “inteligencia” que está permanentemente informada acerca de las zonas peligrosas, de las redes delincuenciales, y hacerlo incluso por medio de sofisticados sistemas. Tenemos los sistemas, pero el gobierno no los usa para prevenir el delito sino para espiar a sus personales contrincantes, a los activistas sociales que hacen lo que el gobierno deja de hacer, para espiar a los críticos de la autoridad o a los agentes de otros partidos.
Prevenir el delito exige invertir en espacios educativos y deportivos que ofrezcan a los jóvenes otros horizontes de desahogo y de realización, mejorar los espacios públicos en las zonas marginadas en lugar de gastarse el dinero en obras suntuarias, en monumentos innecesarios y cabezones, en paseos peatonales -como el que quieren imponer en avenida Alcalde- y en todo el dineral que derrochan en campañas políticas y promoción de la propia imagen.
Si a la hora de evaluar al gobierno para revocarle o no el mandato usted se va a fijar en que pintaron machuelos, arreglaron jardines, barrieron las calles o construyeron desagües, no es despreciable, es parte de su función, pero vale solamente si primero solucionaron los principales problemas, no los secundarios. El que a usted lo asalten o lo dejen malherido en una nueva y hermosas banqueta no aminora el daño sufrido, lo agrava.
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