El lunes 11 de junio, la Sala de Prensa de la Santa Sede informó que el Papa Francisco aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la Arquidiócesis de Puerto Montt, en Chile, presentada por motivos de edad por Monseñor Cristián Caro Cordero, y nombró como administrador apostólico al padre Ricardo Basilio Morales Galindo, Provincial de los Mercedarios en Chile.
Asimismo, el Santo Padre aceptó la renuncia de Monseñor Gonzalo Duarte García De Cortázar, Obispo de la Diócesis de Valparaíso, presentada también por motivos de edad, y nombró como administrador apostólico de la diócesis a Monseñor Pedro Mario Ossandón Buljevic, Obispo Auxiliar de Santiago de Chile.
Por último, el Papa aceptó la renuncia de Monseñor Juan Barros Madrid como Obispo de Osorno y nombró como administrador apostólico de esta diócesis a Monseñor Jorge Enrique Concha Cayuqueo, Obispo Auxiliar de Santiago de Chile. Además, se precisó que Monseñor Barros toma un año sabático.
Para ninguna de estas diócesis, el Pontífice eligió un sucesor fijo, en todos los casos el líder católico designó administradores apostólicos “sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis”, es decir “por sede vacante y hasta que la Santa Sede lo determine”.
Se trata de las tres primeras renuncias aceptadas después de que los 34 Obispos chilenos que se reunieron con él en Roma del 15 al 17 de mayo, para tratar los casos de abusos sexuales en Chile, y pusieran sus cargos “en las manos del Santo Padre”.
La Iglesia en Chile se encuentra en un proceso de profunda renovación y conversión como consecuencia del escándalo de abusos sexuales que afecta a su episcopado. En una carta dirigida a los católicos de Chile el jueves 31 de mayo, el Papa Francisco pedía un proceso sano “y a largo plazo”.
Señaló también que “la renovación en la jerarquía eclesial por sí misma no genera la transformación a la que el Espíritu Santo” impulsa, por lo que “se nos exige promover conjuntamente una transformación eclesial que nos involucre a todos. Una Iglesia profética y, por tanto, esperanzadora reclama de todos una mística de ojos abiertos, cuestionadora y no adormecida. No se dejen robar la unción del Espíritu”.
Además, dentro de ese proceso de renovación y conversión, el Santo Padre se ha reunido con varias víctimas de los abusos cometidos en Chile. (ACI Prensa).
Obispos de México ratifican
cero tolerancia a abusos sexuales
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) reiteró la exigencia de “cero tolerancia” a los abusos sexuales por parte de clérigos, siguiendo la línea trazada por el Papa Francisco.
En un comunicado publicado el 11 de junio, los obispos mexicanos se comprometieron también con que “nunca más” se permita “la cultura del abuso” ni un “sistema de encubrimiento que le permite perpetuarse. La posición de la Iglesia es clara: el abuso sexual infantil es un crimen que debe sancionarse con toda la fuerza y rigor de las leyes: canónica y civil”, aseguraron.
Entre estas medidas, figura la “elaboración de las ‘Líneas Guía del Procedimiento a Seguir en Casos de Abuso Sexual de Menores por Parte de Clérigos’”, que tomaron como base disposiciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede, y fueron aprobadas en la 102 Asamblea Plenaria de la CEM, en noviembre de 2016. En esa ocasión, recordaron los obispos, “se acogieron las disposiciones que Su Santidad Francisco precisó”.
La CEM ha elaborado también un “Protocolo de Protección de Menores”, adecuado a la ley penal vigente en México. Este documento, aprobado por los obispos en noviembre de 2017, busca “establecer criterios para la prevención y, en su caso, sanción canónica y penal en contra del probable responsable, brindando todo el apoyo y asistencia con todas las fuerzas a la víctima y a su familia”, señaló el comunicado. (Ambos documentos se pueden consultar en la página de internet: www.cem.org.mx). (ACI Prensa).
Aprueban milagro
para beatificar
a madre mexicana
El Papa Francisco aprobó la Beatificación de la Sierva de Dios, María de la Concepción Cabrera de Armida Arias, laica, madre de familia y cofundadora de la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo y fundadora de otras agrupaciones religiosas.
Nació el 8 de diciembre de 1862 en San Luis Potosí. Contrajo matrimonio con Francisco Armida, de aquella unión nacieron 9 hijos. Sus biógrafos señalan que un hecho que marcó su itinerario espiritual fue la visión que tuvo de la Cruz del Apostolado mientras oraba en la iglesia de la Compañía de Jesús en San Luis Potosí.
La fecundidad de Conchita se prolongó, no sólo en su familia de sangre y en sus escritos, sino también en su familia espiritual. De su espíritu viven las cinco Obras de la Cruz, nueve Congregaciones Religiosas y Movimientos de Pastoral.
Concepción Cabrera, murió en la ciudad de México el 3 de marzo de 1937, con fama de santidad. En 1959 se inició el proceso de Beatificación en Roma, fue declarada Venerable por el Papa Juan Pablo II el 20 de diciembre de 1999.
El anuncio de su beatificación se dio a conocer el pasado 9 de junio. Tras reunirse con el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, el Santo Padre firmó el decreto que reconoce el milagro atribuido a la intercesión del Beato Nunzio Sulprizio, y de seis Siervos de Dios (cuatro argentinos, una española y una mexicana).
El Milagro por el cual
será Beata
El 22 de mayo de 2008, el señor Jorge Treviño por la oración hecha al Señor por intercesión de Conchita, fue curado de manera inexplicable de una parálisis general que tenía, que no lo dejaba moverse, caminar, etc… de estar paralizado, prácticamente al día siguiente salió caminando del hospital de San José, en Monterrey, N.L.
El 1 de marzo de 2018, el Congreso de los teólogos de la Congregación de las causas, aprobaron que el milagro fue por intercesión de la Venerable Sierva de Dios y en el Congreso Ordinario de los Cardenales y obispos del día 5 de junio de 2018, aprobaron lo dicho anteriormente y lo presentaron al Papa para la promulgación del decreto que habla de tal milagro. Tal decreto ha sido emitido el 8 de junio de 2018, Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Todavía no se ha concretado la fecha exacta de la Beatificación, que será celebrada en la Ciudad de México el año próximo. (Vatican News).
Expandillero
será Sacerdote
Salvador Y Maldonado
Un joven diácono de la Arquidiócesis de Monterrey, que creció en el mundo de las pandillas y el narcotráfico, además de que estuvo en prisión, será ordenado sacerdote en la famosa cárcel de Topo Chico el próximo 27 de julio.
El es Gabriel Everardo Zul Mejía, que creció en la colonia Granja Sanitaria, hoy conocida como Valle Santa Lucía en Monterrey, una zona con altos índices de violencia, pandillerismo y trasiego de drogas.
En un video difundido por la Arquidiócesis de Monterrey, Gabriel recuerda que “como muchos jóvenes de ese sector, estaba en pandillerismo, en pleitos, ahí fui creciendo también en ese ambiente”.
La violencia lo llevó a pasar un tiempo en el Centro de Reinserción Social (CERESO) Topo Chico. Ahí fue donde pude tener mi encuentro con Dios”, recuerda el todavía diácono, y señala que una de las cosas que más lo impactó durante los seis días que pasó en la cárcel “fue que los hermanos internos realizaron conmigo lo que ahora conozco como obras de misericordia”.
“El poder compartir una cobija, el poder cuidarme para que no me junte con gente que me puede hacer también daño ahí dentro. El darme unas monedas para comprar unos desechables para poder comer”, refiere en sus recuerdos.
Gabriel Everardo destaca que “la inquietud de querer ordenarme en el penal ha habitado en mí por ese gran amor que me mostró Dios en el momento más adverso de mi vida”.
El joven diácono consiguió la anuencia del Arzobispo de Monterrey, monseñor Rogelio Cabrera López, para ser ordenado en el CERESO Topo Chico.
En su proceso de conversión, el joven pasó por grupos parroquiales, retiros, e incluso fue misionero durante un año en la localidad de Mina, en el estado de Nuevo León. En declaraciones al diario mexicano Reforma, Darío Torres Rodríguez, encargado de comunicación del Seminario de Monterrey, señaló que Gabriel tuvo diez años de formación, durante los cuales “no compartía abiertamente su experiencia salvo que alguien le preguntara, pero se mostraba orgulloso de su proceso y daba testimonio de ello”.
Como seminarista participó en la pastoral penitenciaria en diversas cárceles del estado de Nuevo León y también acompañó a niños con cáncer.
“La historia de Gabriel ha impactado tanto a los seminaristas como a toda la comunidad. Nos invita a que nos pongamos las pilas”, puntializó la Arquidiócesis de Monterrey.

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