Dulce Natalia Romero Cruz
El viernes 8 de junio el Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, visitó la población de La Yesca, ubicada en la sierra de Nayarit y formada por 300 familias. En la Parroquia de Virgen de Guadalupe, de la que está a cargo el Párroco Ignacio Segura Díaz, 17 jovencitos recibieron el Sacramento de la Confirmación en la fiesta litúrgica del Sagrado Corazón de Jesús.
Durante la homilía el Cardenal recordó que cuando Cristo entregó su vida le traspasaron el corazón, como signo de que lo había entregado absolutamente todo como dice el Evangelio: “Jesús lo dio absolutamente todo por nosotros pero saben qué nos mereció, el regalo del don del Espíritu Santo, que nos purificó y nos reconcilió con el Padre y así participar de ese mismo Espíritu que ya había sido anunciado. Él también dijo que al recibir el Espíritu Santo seríamos sus testigos, esto quiere decir, que tenemos que vivir como el vivió, continuar las obras que el inicio, y hacer en el mundo el bien que él hizo: curaba a los enfermos, se compadecía de los que sufren, atendía a la multitud que andaba como oveja sin pastor, se preocupaba porque no tenían qué comer y qué beber, compartía la preocupación por todas las necesidades de los hombres, y él mismo las atendía y las solucionaba. Eso quiere Cristo que lo continuemos”.
Además dijo estar enterado de que una familia de esta comunidad estaba viviendo la pérdida trágica de un ser querido y les pidió que se mantuvieran con la familia con sentimiento de cercanía, solidaridad y de caridad, “eso es lo que Jesucristo quiere que hagamos ante las necesidades de los demás. Que no permanezcamos indiferentes, ajenos y que no causemos más daño con murmuración y juicios, porque eso no ayuda. Dios es el único que juzga pero para ser amoroso y misericordioso, eso es lo que nos dice la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús que su corazón está atento, dispuesto y se ofrece, y su amor se derrama para todos sin hacer distinción”.
Después explicó el significado o signo de la Confirmación, que implica imponer las manos a los confirmandos, hacer una oración invocando al Espíritu Santo y marcar su frente con el signo de la cruz y el santo crisma.
Bendición de casa de Estelita Sánchez Lomelí, niña mártir
El sábado 9 de junio el Cardenal José Francisco Robles Ortega, convivió con la comunidad de Nochistlán, Zacatecas, que también pertenece a la Arquidiócesis de Guadalajara. Primero bendijo la casa de la niña mártir Estelita SánchA, que está ubicada en el poblado de Toyahua y que es parte de Nochistlán.
Ahí expresó a los presentes: “Lo que hizo Dios de éste, que para nosotros es un acontecimiento tan triste, fue cosechar una flor de su jardín de santidad. Esta florecita surge en el seno de un jardín que se llama familia, y en la familia es el lugar ideal para que los valores de santidad de un cristiano se siembren en el corazón de los niños y esa semilla vaya germinando, creciendo y pueda fortificar dando verdaderos frutos. Han pasado muchos años y estamos aquí como testigos de una vida que no se acaba, porque esta florecita está viva y nos reúne, así que nos sentimos agradecidos con Dios por esta historia que en su momento significó mucho dolor para sus familiares, pero Dios saca de lo trágico sus propios frutos”.
El Prelado pidió oración para que el proceso de canonización de la niña Estelita siga con los pasos que la Iglesia manda y pueda ser llevada a los altares. Esta niña mártir fue asesinada en 1968 a los 12 años de edad, por defender su virginidad y su pureza.
200 Confirmaciones en Nochistlán
A las 12 horas, en el Salón El Nochistlense, la Parroquia de San Francisco de Asís, por medio de su señor Cura, Pbro. Fernando Hernández Hernández, pidió la administración del Sacramento de la Confirmación para 200 adolescentes.
Durante su predicación el Arzobispo de Guadalajara explicó a los confirmandos, padrinos, familiares y amigos lo que es la Confirmación: “Es un sacramento, es decir, es un signo sagrado que nos comunica un don especial de Dios. Ya lo escuchamos en la segunda lectura de este día sobre el grupo de bautizados de Samaria que no habían recibido el Espíritu Santo, por lo que Pedro y Juan les impusieron las manos, oraron y así los cristianos fueron ungidos con la presencia del Espíritu. Es el signo que yo como sucesor de los apóstoles y como su Obispo voy a hacer, y con esto Cristo va a cumplir su promesa de comunicarnos y regalarnos su mismo Espíritu, que el mismo de Dios como el Padre”.
Al final les recordó que este día comienza una nueva etapa de su vida cristiana en la que los papás y padrinos deben ayudar para que dé muchos frutos, y pasen por el mundo haciendo el bien como Cristo, con el apoyo e intercesión de la Virgen María, cuya fiesta litúrgica, del Inmaculado Corazón de María, se recordó ese día.
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