En la bienvenida que ofrecieron al Santo Padre, todos los obispos presentes, entre los que estaban el Arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa; y el Nuncio Apostólico, Mons. Mirosław Adamczyk, estaban vestidos de blanco.
Los miembros del clero generalmente visten una sotana negra, mientras que los botones, el fajín y el solideo –el pequeño gorro que usan sobre la cabeza– son del color asignado a su rango eclesiástico: los cardenales en color púrpura, los obispos en morado y los sacerdotes en negro.
Las vestiduras blancas en su totalidad se reservan para el Pontífice.
Sin embargo, los clérigos pueden hacer una excepción si se encuentran en “Tierra de Misión” o en zonas tropicales muy cálidas, donde el color blanco ayuda a soportar las altas temperaturas.
Se considera Tierra de Misión a los lugares donde se necesitan misioneros y misioneras en acción y cuya evangelización precisa de un cuidado especial por parte de la Pontificia Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
En Ciudad de Panamá la temperatura puede superar los 30° centígrados y tener un alto nivel de humedad, que en estos días se estima en un 60%.

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