Verdaderamente podemos decir, sin temor a equivocarnos, que quien crea que lo ha visto todo debe acudir a un buen oculista para que le revise la vista. No. Aun no lo hemos visto todo. Siempre hay personas dispuestas a que se cumpla aquello que dice que “es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y demostrar que lo eres.”
Aquí vamos a juzgar.
Que no se nos diga que eso no lo puede hacer un católico. Jesús juzgó muchas veces y llamó a muchos con las palabras que merecían. Lo que pasa es que lo hacía, juzgaba, de acuerdo a la voluntad de Dios. Así sí que debemos juzgar.
Sentada, pues, tan necesaria premisa, vamos a lo que toca.
El ser humano gusta de imitar. Es decir, cuando ve que algo es bueno trata de hacer lo mismo. Si a alguien le va bien una cosa… pues se imita no tratando de hacerlo peor, claro está. Si se hace esto último no se está imitando sino, en todo caso, actuando de forma torticera consigo mismo. Y eso, se diga lo que se diga, es bastante absurdo.
Pues bien. Es sabido y conocido la inquina que la izquierda política (la mundial y no sólo la española aunque la de nuestros lares está un grado por encima) tiene por la Iglesia católica. Y es que es nombrarla y empiezan a salivar como el perro de no sé quién que eso hacía en un experimento. Y, entonces, como llevados por un resorte automático, vierten todo tipo de improperios. Es más si, por desgracia para la humanidad (ahí está el tema, por ejemplo, del aborto, la eutanasia, etc.) cae en sus manos el poder… ya podemos temblar.
Sin embargo, a veces hacen cosas más propias de personas que no están muy allá de la sesera (vulgo cabeza o cerebro) Y, aunque, en verdad, hay que tenerles lástima por ser tan simples, no por eso vamos a dejar de decir las cosas. Así se saben y muchos saben con qué bueyes tienen que arar y a que árbol se arriman (si es el caso)
Digamos, con bondad, que buscando la imitación, hace tiempo que a algunos caletres (vulgo cabeza o sesera) habían ideado que los ayuntamientos regidos por ideología izquierdista (seguramente muchos otros llamados de derechas hicieron otro tanto llevados por la imitación políticamente correcta) podían establecer una especie de “bautizo” civil. Es decir, querían imitar, con malasombra, lo que la Iglesia católica hace con aquellos hermanos nuestros que son llevados, generalmente por sus padres, ante la pila bautismal para que el sacerdote lleve a cabo la ceremonia en la cual son admitidos como miembros de la Esposa de Cristo perdonándoles, mediando la infusión del Espíritu Santo, el pecado original.
Eso ya está establecido en muchos sitios (la idiocia, a tal respecto, está muy extendida)
Pero ahora han dado una vuelta de tuerca al tornillo del laicismo radical. Se han superado a sí mismos aunque esto, en tal tipo de personas y dada su escaso conocimiento de según qué cosas espirituales, es difícil que suceda (más ignorante, a tal respecto, no se puede ser)
Decimos esto porque a alguien se le ha ocurrido organizar, ¡pásmense!, “comuniones civiles”. Es decir, se ha establecido en un Ayuntamiento (cuyo nombre no voy a decir para no dar publicidad negra) una tasa (para cobrar) para quien quiera acudir a tal sede municipal para que sus niños pasen de la “infancia a la preadolescencia”.
Dicen allí que han querido organizar tales absurdas comuniones “al margen de la religión”.
El caso es que, como es de imaginar, y teniendo en cuenta lo que supone (lo que ha supuesto conocer para quien va a recibir a Cristo por primera vez) para quien recibe la Primera Comunión, aquí también habrá habido un tiempo de aprendizaje de aquello que supone, pues, pasar de la infancia a la adolescencia. También, claro está, se supone que va a consistir en algo, en afirmar algo porque se afirma, en la Comunión católica que se ama a Dios, a Cristo, a su Madre y a la Santa Iglesia católica.
Sobre esto vamos a hacerles un favor. Les proponemos estos juramentos para usarlos en las absurdas comuniones civiles:
-Pedir por la proliferación de la ideología de género.
-Pedir por la ampliación del aborto.
-Pedir por el comportamiento políticamente correcto.
-Pedir por la abolición de la religión… especialmente la católica.
-Pedir por el botellón (a ellos se les pretende iniciar en la vida preadolescente y nada mejor que eso para según qué tipo de pensamientos)
-Pedir por la legalización de la droga.
Y así podríamos estar un rato porque es más que probable que acaben haciendo algo así. De todas formas, en sus mundos imaginados (sin religión ni nada por el estilo) es mejor cualquier cosa a que alguien se acerque a la Iglesia católica para hacer constar que cree en Dios Todopoderoso y que no tiene por bueno las simplezas que hacen desde las instancias, llamadas, públicas.
No extraña que el párroco del pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme haya salido a escena a decir que eso nada tiene que ver con los sacramentos (también han hecho lo mismo con otros absurdos “bautizos” civiles) que administra la Iglesia católica. Y, claro que no es lo mismo pero ellos, aquellos que pretenden sustituir a la Esposa de Cristo por cualquier cosa (recordemos en esto a Chesterton) están la mar de contentos de haberse conocido.
Es una pena que, de vez en cuando, no se miren al espejo porque verían deformada la imagen de un ser humano que, pudiendo caminar por la luz prefirió las tinieblas. Y, claro, eso es lo que le espera.
Y es que, como decimos, en España no cabe un tanto más aunque, también decimos que, dado como se están poniendo las cosas… aun queda hueco para alguno. De todas formas, admitamos que esto da bastante pena y es más que triste.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Tozudos, para tozudos, los que se dan de bruces contra una pared y creen que pueden atravesarla.
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Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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