En pleno Siglo XXI
Gravísimo problema de salud en Ribera de Chapala
De varios años a la fecha, no pocas muertes han ocurrido a causa de insuficiencia renal y otros padecimientos paralelos, y hoy suman decenas de niños con esa enfermedad en las rancherías de San Pedro Itzicán y Agua Caliente, del Municipio de Poncitlán, Jalisco.
No. No es una fuente decorativa. Se trata de una enfriadora de aguas termales, a la entrada de San Pedro Itzicán, que luego devuelve en tubería el líquido a las casas, para el uso corriente y hasta para beber.
José de Jesús Parada Tovar
Fotos: Pbro. Alberto Ávila Rodríguez
Ironías de la vida… Por donde quiera que se le busque o se tienda la mirada en todos los contornos del Lago de Chapala, no hay vista más hermosa ni paisaje más atractivo y completo del embalse mayor de la República, que desde los poblados ya mencionados del litoral Noreste, incluidas también las pequeñas localidades de Chalpicote, La Zapotera y Santa María de la Joya.
Los historiadores no se ponen muy de acuerdo en cuanto a la etnia matriz de sus moradores, y hay quienes afirman que son descendientes de la raza náhuatl; mientras otros aseguran que provienen de los indios cocas. Lo cierto es que son comunidades densamente pobladas que, en la práctica, solamente hablan el español -con un tiple muy típico- y se fusionan nada más entre ellos para procrear. Sus rasgos son indígenas y mantienen costumbres ancestrales.
Parece ser que Itzicán (a escasos kilómetros al Oriente de Mezcala de la Asunción, que le da nombre a la mayor isla del vaso lacustre, famosa por haberse fortificado ahí valerosos indios insurgentes en años de la Guerra de Independencia) es un vocablo derivado del náhuatl, que se relaciona con la obsidiana, piedra negra puntiaguda que servía a los nativos para elaborar lanzas y picos… Y así de filosa es la situación de marginación y pobreza ahí en San Pedro, con casi 7,000 moradores, ahora agudizada por esa epidemia.
Un poco adelante hacia el Este, a 4 kilómetros, se ubica el Rancho de Agua Caliente, con poco más de 1,000 habitantes que, efectivamente, al borde del lago tiene importantes brotes de aguas termales, utilizables para un rato de chapuzón de los chiquillos, pero perjudiciales y lentamente mortales para el consumo humano, aunque se les enfríe y luego se les hierva para consumirlas, a falta de agua potable.
A falta de agua tratada, las familias ribereñas acuden a las orillas del Lago de Chapala para lavar la ropa y fregar los trastes.
Panorama desolador y preocupante
A principios de marzo, Semanario hizo un recorrido por la zona, a invitación expresa del Licenciado en Psicología Enrique Lira Coronado, Responsable de Enlace Institucional del Foro Socioambiental GDL, efectuado el domingo 14 de febrero en las instalaciones del Instituto Bíblico Católico, y al cual se prometió dar seguimiento en cuanto a sus propuestas y resoluciones. Entre las casi 20 Ponencias del Foro, sobresalió el angustioso llamado a la sociedad y autoridades de Jalisco para ocuparse de este asunto sanitario.
Involucrado desde hace dos años directa y presencialmente en la atención al problema, Lira Coronado refirió que “estos reportes de enfermedades datan de más de 10 años. Los vi en Internet, y me interesó conocer sus sufrimientos y compartirlos con ellos. Lo primero que descubrí es que no hay una sola fuente de agua potable de buena calidad en toda esa región, pues la que dicen que puede tomarse sale humeante; la suben por tubería hasta una especie de pirámide para que se enfríe y escurra; pero, aun así, llega caliente a través de los ductos. Y, a efecto de poder bañarse en casa, la orean por más de una hora. Incluso, la gente más pobre así la emplea desde hace años hasta para beberla.
“Han muerto jóvenes de 15 a 18 años, en la flor de su edad, hasta que el riñón les aguanta. En abril de 2015 falleció en mi casa de Guadalajara, donde recibo y hospedo a quienes viajan para ser dializados, una muchachita, Marisol, por insuficiencia renal, y un poco antes había muerto Lorenzo, un primito suyo, de 3 años, por lo mismo. Tan sólo en Agua Caliente, hoy en día se atiende con diálisis a por lo menos 5 pequeños, aunque ya ha habido varias muertes. Y no se diga en San Pedro Itzicán, que es más grande”.
Éste es apenas uno de tantos casos de niños de Agua Caliente que, en pobreza extrema y desde temprana edad, padecen de insuficiencia renal y requieren ser dializados cada tercer día.
No hay dinero que alcance
A la insuficiencia renal, creciente, se adhiere la insuficiencia económica. Suele haber algunos apoyos pecuniarios y materiales, tanto del Ayuntamiento de Poncitlán como del DIF y de organismos y personas altruistas; pero el auge de la incidencia hace insolventes los intentos de ayuda.
Baste referir, como muestra, que el lunes 7 de marzo, cuando Semanario hizo una inspección física del lugar, coincidió una brigada de la Secretaría de Salud para efectuar estudios preliminares, detectando, en primera instancia, alrededor de 160 casos de afectación renal incipiente, únicamente entre 400 alumnos de primaria y de secundaria en Agua Caliente.
“Ya en tratamiento -continuó Lira Coronado- hay una docena de menores que deben ser traídos al Hospital Civil de Guadalajara hasta tres veces por semana, y erogar lo del pasaje, alimentación u hospedaje, en su caso. Es absolutamente indispensable que alguien los acompañe, porque con la diálisis se debilitan mucho y se marean o se desmayan. De San Pedro Itzicán, viajando por Mezcala con ruta por Chapala, cada pasaje a Guadalajara cuesta unos 50 pesos. Por Poncitlán, que está a 8 kilómetros, el boleto personal sale en unos 60 pesos. La mayor parte de los enfermos carece de dinero para su tratamiento y se deja morir poco a poco.
“Afortunadamente, en algunas ocasiones, se les facilita transporte oficial del Ayuntamiento, del DIF, del Seguro Popular o de instituciones humanitarias tapatías. Sin embargo, cada venida les supone, aproximadamente, 300 pesos. Adicionalmente, cada hemodiálisis cuesta entre 1,000 y 1,200 pesos. Así, las familias se ven precisadas a trabajar muy duro para solventar los gastos. Y, lo peor, a seguir consumiendo de esa agua dañina, con tal de sobrevivir, malcomiendo y afrontando otras carencias”.
Cabe dejar constancia de que el Hospital Civil no ha dejado de atender solícitamente a decenas de niños de aquella región, con servicios de calidad y calidez; “pero tampoco la Institución se da abasto ni posee recursos suficientes. En cambio, sería más barato adaptarles pozos de agua potable -ya gestionados e incluso autorizados, pero no operantes- y cortarles el mal de raíz, que lamentar decesos cada dos o tres meses”.
Asimismo, debe advertirse que la Fundación “Maistro Cleto”, que tiene su asiento en la Parroquia de Nuestra Señora del Sagrario, cercana al Hospital Civil, acopia y reparte despensas bien surtidas, costea una cantidad de hemodiálisis y ofrece espacio de reposo y hospedaje en su Casa Pastoral, por moción del señor Cura Luis Enrique Silva Álvarez.
Otro pequeñín dializado, contento cuando recibe visitas o ayuda, y siempre atendido por su familia, aunque con grandes limitaciones.
Escuálidas ganancias
La principal fuente de subsistencia de centenares de familias es la pesca en la Laguna de Chapala, aunque ha venido a menos, debido a las vedas impuestas y a la contaminación incesante de las aguas. Aparte de aprovechar el pescado para el autoconsumo en los hogares, cuando abunda más la captura se ofrece el producto a la venta, principalmente en Poncitlán, por su cercanía.
El Sr. Juan Díaz Flores es el Presidente de la Cooperativa de Pescadores “Playa de Agua Caliente”, que agrupa a 39 socios, también de Chalpicote, y que fue dada de alta en 2004. Hablando para Semanario, relató: “Marzo y abril, por Ley, son dos meses de veda para la captura de charal. En cantidad y calidad, el agua de la laguna ha venido a menos, lo cual dificulta adaptar ‘ranchos’ o ‘granjas’ para criar charal en estanques, y tenemos que ir a capturarlo en aguas abiertas.
“En buenas temporadas, y con algo de suerte, logramos pescar de 40 a 50 kilogramos de charal; pero, al pie de playa, vienen ‘coyotes’ de Mezcala o de Petatán, Michoacán (en la orilla de enfrente del lago) a comprarlo a un precio de entre 8 y 12 pesos el kilo. Y ellos, ya procesado, lo venden hasta a 100 pesos el kilo. La verdad es que ‘lo regalamos’, por falta de organización. Nuestras jornadas son de las 6 a las 10 de la mañana, y de las 2 a las 6 de la tarde; una actividad que empecé desde muy joven y que alterno con labores del campo para poder sobrevivir.
“También se da la tilapia, que por día puede darnos de 20 a 30 kilogramos, y hay un poco de carpa amarilla. Gran parte de la pesca la dedicamos al autoconsumo de la familia; pero la tilapia la vendemos a 25 ó 30 pesos el kilo, y la carpa a 20 pesos el kilo. Ya no hay el famoso bagre de Chapala, aunque ya nos pusimos de acuerdo con el Gobierno, a través de la SAGARPA Y CONAPESCA; para hacer una importante siembra de bagre, lago adentro, en el curso de abril. Cada Cooperativa aportaremos 2,000 pesos”.
Otro panorama, en verdad lastimoso e indignante, según pudimos comprobarlo, de vista y con testimonios, es el del cultivo y comercialización del chayote. Numerosas familias, casi al pie de playa, tienen chayoteras, cuyo regadío proviene del propio vaso lacustre a través de tuberías. En “tiempos buenos”, sobre todo en el invierno, su venta les reditúa algo, máxime que hasta allá acuden camionetas del Mercado de Abastos de Guadalajara, y suelen pagar la caja (con 70 a 80 piezas y un promedio de 35 kilogramos) entre 150 y 180 pesos.
Sin embargo, cuando en el mercado baja la demanda, aunque en el campo haya oferta, ofrecen pagar la caja, desvergonzadamente, ¡a 10 pesos!. Y, aunque hay productores que los aceptan en extrema necesidad, también los hay que prefieren dejar secarse las enredaderas y su fruto, sin cortarlo siquiera, pues les resulta más caro conservarlo, acomodarlo y todavía estibarlo.
Y es que por allá en aquellos rincones, comunicados sólo por brechas y un angosto camino terregoso, el litro de gasolina se lo surten a 16 pesos para sus lanchas o para los pocos que tienen vehículo. Además, el agua de la laguna para riego se bombea mediante dos bombas, activadas precisamente por ese combustible.
Para su subsistencia, los lugareños siembran maíz y frijol; guardan el grano; lo cuecen; lo muelen y llevan al nixtamal para elaborar sus tortillas; la mayoría en comales y hornos o fogones a base de leña. Claro, también incluyen el chayote en su dieta que, por cierto, es bastante pobre en variedad y nutrientes.
Supuestamente ajenos a la gravísima problemática del agua en sus hogares, los chiquillos disfrutan, felices, de las bondades de los charquitos termales, pegados al Lago de Chapala.
Repercusiones del Foro
Maestro también del Instituto Bíblico Católico de la Arquidiócesis de Guadalajara, Enrique Lira, en cuanto Encargado de Enlace Institucional del señalado Foro Socioambiental, reconoció que la actual administración municipal poncitlense ha estado más al pendiente de toda esa problemática, pero no lo suficiente, pues faltaría mejorar la brecha de tierra, de 4 kilómetros, que une a San Pedro Itzicán con Agua Caliente. En cambio, se concluyó el camino de bajada de La Coronilla a Agua Caliente por el lado de la secundaria, y eso refleja buena voluntad.
“Con todo, resaltó, el problema medular y más acuciante es el del agua, que es el primer Derecho Humano, después del Derecho a la Vida, según la Encíclica Laudato si. Por ejemplo, a modo de paliativo, se dotó de filtros a los ductos, que ciertamente retienen bacterias, pero no los pesados minerales, que dañan severamente al riñón. En el colmo, desde la Navidad de 2015 se dañó la tubería, y por más de dos meses no fue reparada ni en San Pedro ni en Agua Caliente”.
Reveló nuestro informante que, como resultado del interés que despertó el Foro, el Padre David Velasco, Sacerdote Jesuita, Catedrático e Investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), se mostró entusiasmado en dar respuesta a los señalamientos y conclusiones de ese encuentro, aportando acompañamiento de alumnos y docentes del ITESO. Otro tanto aseguraron integrantes de la Comunidad del Islam en Guadalajara, quienes, por cierto, ya visitaron esas localidades ribereñas y se dijeron dispuestos a plantear y respaldar proyectos productivos de autoempleo entre aquellas familias.
“Así pues -resumió-, el Foro no sólo generó información y cuestionamientos sociales, sino que despertó conciencia colectiva y sembró la intención de colaborar más adelante, por ejemplo con tareas prácticas de educar a la comunidad en hábitos de nutrición e higiene, consumo de agua y salud. Y es que en la meseta alta, viniendo de Poncitlán, antes de bajar a los ranchos y a la laguna, ya se localizó un pozo de agua potable fría. Se trata de un yacimiento que puede dar hasta 15 pulgadas. Sólo falta la voluntad municipal de habilitarlo, en lugar de seguir patrocinando enfermos, moribundos y entierros”.
Al pie de casa, camionetas del Mercado de Abastos de Guadalajara van hasta esas rancherías ribereñas y les compran la caja de 35 kilos de chayote a 120 pesos en los buenos tiempos; fuera de temporada, ¡a 10 pesos!.
Otro males aparejados
Obviamente, la enfermedad más grave y alarmante es la insuficiencia renal, al grado de que serias instituciones de salud, de Estados Unidos, basadas en investigaciones consecutivas de campo, han prendido un foco de alerta que ya debiera preocupar a la Nación y a nuestro Estado, al indicar que, después de Hong Kong, Jalisco (no el país mexicano, sino nuestra entidad) ocupa el segundo lugar mundial en morbilidad y mortalidad a causa de ese padecimiento.
Por otra parte, se considera que igual de grave, en esa zona perilacustre, viene a ser el alcoholismo, sobre todo entre jóvenes, lo mismo solteros que casados, con el ribete de que suelen desposarse o simplemente “juntarse” desde muy chicos y procrear bastante prole. Es el caso que, en los últimos meses, ha habido veintiuna defunciones de jóvenes, tanto solteros como papás, que han dejado huérfanos de 5 a 8 niños por familia. No pocos varones, casi desde la adolescencia, “agarran el vicio” de la cerveza arguyendo que ésa no hace tanto daño como el agua caliente que disponen allí para beber.
A su vez, una empresa muy cercana, que sí tiene acceso a un buen y exclusivo pozo de agua, la extrae, la procesa y la vende en garrafones con costo unitario de 14 a 18 pesos, y luego pregona que salen más baratos 19 litros de agua, que emborracharse con caguamas. Lo cierto es que ese líquido ya tratado y vendido a domicilio es la única salida que les queda a muchos hogares, si bien les representa una pesada sangría económica, que se acentúa en época de calores.
Obviamente, todo este cuadro desfavorable acarrea una serie adicional de desventuras: los Centros de Salud, tanto en esas rancherías como en Poncitlán, Chapala, Ocotlán y hasta en La Barca, registran anemias y amibiasis frecuentemente tratadas. Y, algo muy lastimoso: malformaciones congénitas. Es así como alrededor de 20 chamaquitos sufren de parálisis, hidrocefalia, medio cerebro sin funcionar, y casos ¡con el corazón al lado derecho!.
(Al respecto, hasta jocosa resulta una anécdota clásica y popular en Itzicán, referente a un joven que durante una reyerta recibió un balazo en el lado izquierdo a la altura del pecho, y sorprendió al Médico que lo revisó y atendió al comprobar que resistió sin gran dificultad el impacto, por el hecho de que su corazón funcionaba de su lado contrario).
Dos chavalitos más han muerto quemados al ir con sus baldes por agua hirviente, y otros 8 ostentan patentes huellas en brazos y piernas. Cintia, por ejemplo (a quien visitamos en su domicilio), se quemó en un charquito de agua termal junto a la laguna a principios del año anterior; dos meses estuvo internada en el Hospital Civil de Guadalajara, y fue menester amputarle algunos deditos. Hoy tiene 6 años de edad.
Desde su niñez, los muchachitos de las familias de Agua Caliente y Chalpicote son adiestrados en la pesca de charal, tilapia y carpa; sólo que estos días son de veda.
Más testimonios
Don Plutarco Baltazar Lima y su esposa Cecilia de Jesús Méndez, son un reconocido caso, en toda esa zona, de entereza y resignación cristiana. Relató ella: “Llevamos a Guadalajara a nuestra hija Marisol enfermita de los pies y de la cara, y los estudios señalaron que era a causa del riñón. Iban ya a transplantarla, pero no alcanzó. No se le desarrolló un riñón y nos enteramos hasta sus 19 años; murió a los 22. En las citas que acudimos al Hospital Civil nos dijeron que todo se debía al agua”. El papá, tras admitir que no sólo fue un duro golpe moral, sino también económico, apuntó que la vida allí, en Agua Caliente, es muy difícil: “Tenemos unas matitas de chayote que, en la buena temporada, entre diciembre y marzo, vendemos a 120 ó a 130 pesos la caja con 80 ó 90 chayotes. Vienen a surtirse del Mercado de Abastos; pero uno que corta bien poquitos, pues mejor los llevamos a Poncitlán a venderlos por kilo. Luego plantamos nuevas matas, pero ya no es igual. Las regamos con agua del lago cada tercer día. A veces se emplagan las huertas; las hojas se ponen cenizas o rojas, y ya no pega la bola”.
Abordada a unos pasos del Mar Chapálico, casi donde las pequeñas olas chapalean contra las rocas de la playa, la señora Claudia de Jesús Santiago, con toda la estampa de lideresa, y luchadora social en pro de su pueblo, se mostró muy enterada de la visita que ese lunes 7 de marzo hicieron a Agua Caliente las Brigadas de Salud: “Sí hay niños con insuficiencia renal. Reportaron 16 casos de cuidado en primaria y secundaria, y 3 ya avanzados, graves, del kínder. Ya habían venido antes de la Navidad pasada y prometieron regresar para hablar con las mamás, pero la respuesta no fue muy numerosa y decidieron abocarse directamente a las escuelas para hablar con los maestros, porque habían tenido una demanda por tanto chiquillo enfermo.
“El primer análisis arrojó 46 niños de kínder, 66 de primaria y 58 de secundaria con principios de insuficiencia renal. Se llevaron una segunda muestra de frasquitos con orina. Esta última vez hablaron con los papás de los enfermos más avanzados para recomendarles el tratamiento. Luego se les hará examen de excremento para detectar si tienen parásitos. Se abarcó a niños desde 4 ó 5 años hasta los 17; adultos todavía no. Dijeron las Brigadas que van a ayudar a los más necesitados en la Secretaría de Salud, por lo lastimoso que resulta ver las penurias que pasan cuando van a Guadalajara.
“Los análisis reflejan también desnutrición por lo mal que comen y por amibiasis, pues lo poco que ingieren, la mitad se lo engullen las lombrices y no les llega a la mente; no aprenden bien en la escuela. Por aquí no hay mucho qué comer; sólo lo del campo y pescado. A veces, algunas gentes matan patos, a pedradas”.
Uno de los principales enlaces de los padres de familia con las Brigadas de Sanidad es la Sra. Claudia de Jesús Santiago, bien enterada del problema epidemiológico y de los intentos de solución.
Desde las aulas
Visiblemente molesto, pero abrigando algunas esperanzas, el Profesor Eladio López Amaya, Director de la escuela primaria “Emiliano Zapata”, del turno vespertino, en Agua Caliente, desgranó sus comentarios: “Los de la Secretaría de Salud han dicho que sus datos recabados son confidenciales; pero nosotros los requerimos para hablar claro y directo con los padres de familia y ayudar en lo que está a nuestro alcance, por ejemplo recomendaciones sobre el tipo de alimentos que deben consumir y de líquidos. ¡De por sí nomás comen dos veces al día!.
“El problema es grande y amerita el conocimiento y la participación de todos los actores involucrados. Este turno de la primaria tiene 92 alumnos, y son 160 en el matutino. Hace unos 4 años murió Héctor, un niño que se nos desmayaba en clase, y le poníamos siempre de guardia a dos compañeros de los más grandes, uno a cada lado, para detenerlo y evitar que se desplomara y se golpeara. Le hicieron transplante, pero murió ahogado en la laguna, tras un ataque que le dio”.
Preguntamos al Maestro cuáles son los síntomas o secuelas de la enfermedad detectados en la escuela: “Desgano, sueño y lento aprendizaje. Uno, como Profesor, se siente desarmado e impotente. Ya se ha reportado esto a las autoridades, pero quién sabe qué pensarán. Lo que ahora se hace es apenas una mínima parte de atención, y resulta fácil por tan evidente; pero lo verdaderamente importante es poner remedio inmediato y a fondo, pues se trata de vida o muerte.
“De hecho, por gestiones de gente de aquí directamente en México, ya se había autorizado un pozo de agua potable para Agua Caliente, pero lo cambiaron de destino. Las autoridades locales se molestan porque desde esta comunidad van a gestionar ante las autoridades federales; pero ya no podemos cruzarnos de brazos. Aquí hay poco trabajo y mal remunerado, de modo que se dan dos comidas al día y muy ralas de nutrientes, apenas para medio sobrevivir. El pez del lago es cada vez menor en cantidad y en calidad”.
A juicio del Profesor López Amaya, la solución debe ser integral, y cuestionó: “Si perforan el pozo, ¿con qué van a pagar luego la energía eléctrica si no tienen ingresos?. Además, hay unos que pagan y otros que no, precisamente porque suprimen el servicio, como ahora que lleva más de dos meses, y nosotros recurrimos a los alumnos para que traigan agua de la laguna en baldes y llenen grandes tambos, para la limpieza de la escuela y el aseo de los baños. ¡Deberían hacer encuestas sobre el desempleo en esta zona y las percepciones económicas!”.
Luego, con la aguda observación de un Maestro Rural, espetó: “¡Es increíble semejante incongruencia: millones de habitantes del Área Metropolitana de Guadalajara reciben agua buena de Chapala, y nosotros, a unos metros del lago, carecemos de agua!”.
Y hasta aventuró una hipótesis, que ya circula entre no pocos desconfiados habitantes: “La tirada macabra parece ser, hacer de toda esta parte de la Ribera un lugar para residencias de empresarios o para construir hoteles (con esta singular vista panorámica), a costa de ver diezmarse a la población. Definitivamente, las autoridades deben ponerse las pilas. Por nuestra parte, desde las aulas y con los padres de familia, hacemos lo nuestro, hasta donde se puede, aunque sea poco”.
La pequeña Cintia, de escasos 6 años, resultó quemada de sus pies hace un año, al ir a recoger agua, con otros pequeños, de veneros termales. Se le amputaron varios deditos.
Decidido respaldo
Coincidimos en esa gira con el señor Cura Luis Enrique Silva Álvarez, Párroco de Nuestra Señora del Sagrario, en Guadalajara, y Director de la Fundación “Maistro Cleto”, quien llevó y distribuyó decenas de despensas, junto con el Párroco de San Pedro Itzicán, señor Cura Joel Jiménez Prado. “La primera vez que ayudamos por este rumbo -señaló- fue a Parroquias del Decanato y municipio de Poncitlán, empezando por San Juan Tecomatlán, Tlachichilco y Agua Caliente, ribereñas del lago, con 150 despensas mensuales y algunos medicamentos en las tres localidades, además de dotación de hemodiálisis para Agua Caliente.
“El volumen de ayuda depende del fondo de que dispongamos. Y es que, por ejemplo, cada hemodiálisis cuesta entre mil y mil doscientos pesos, y a veces podemos apoyar hasta a ocho personas en sus tres aplicaciones semanales. Por eso organizamos eventos culturales y sociales para recabar fondos. Concretamente a Itzicán y a Agua Caliente, empezamos a traer despensas y hemodiálisis desde mayo de 2015. En la pasada Navidad, por ejemplo, repartimos ciento cincuenta”.
Señalamientos enérgicos y puntuales hizo el Profesor Eladio López Amaya, Director de la escuela primaria “Emiliano Zapata”, turno vespertino, de Agua Caliente.
PARA SABER
En noviembre de 2015 se inauguró un estrecho camino de tierra, de 4 kilómetros, de San Pedro Itzicán a Agua Caliente. Hasta la punta de la Ribera Noreste, en el Rancho de Santa María de la Joya, que tiene poco más de 100 habitantes, y pasando por La Zapotera, con más de 500, y Chalpicote, con unos 800 moradores, se completan unos 15 kilómetros.
El Gobierno del Estado invirtió 9 millones de pesos para abrir el pozo de agua potable, destinado a Agua Caliente, pero quedó en dominios de San Pedro Itzicán, si bien ambos poblados son los que aportan la estadística de la epidemia renal.
Desde el inicio de la actual Administración Estatal, la Comisión del Agua reportó a la Secretaría General de Gobierno la mala calidad del agua en esa región ribereña, causante de enfermedades renales. Luego se autorizó el pozo, aunque el anterior Alcalde de Poncitlán alargó el plazo.
A su vez, la Comisión Estatal de Derechos Humanos recomendó a las autoridades cavar y operar el pozo, además de “pagar los gastos presentes y futuros a todos los enfermos” por esa causa.
El Sr. Cura de San Pedro Itzicán, Joel Jiménez (izq.), y el Sr. Cura de Nuestra Señora del Sagrario, Luis Enrique Silva (der.), repartieron despensas a varias familias ribereñas, donadas por la fundación “Maistro Cleto”.