“El difícil periodo de la pandemia de COVID-19 persiste en obligarnos a ver más las cosas del cielo y confirmar a Dios como el último libertador de la humanidad”, dijo Mons. Badejo durante su homilía pronunciada el 23 de agosto en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Nigeria, la cual fue compartida con ACI África, agencia del Grupo ACI.
Mons. Badejo también lamentó la situación que se vive en varias partes del mundo debido a las actividades delictivas intencionadas y planificadas por aquellos a los que llamó “agentes de la tragedia”.
“Hoy en Nigeria, en África y en nuestro mundo, demasiadas personas viven para lastimar a otras, lo que dificulta la vida incluso a las personas más inocentes”, dijo el Obispo.
“Terroristas, mercenarios de guerra, fanáticos religiosos y étnicos, estafadores y aquellos que difunden noticias falsas y otros criminales simplemente se niegan a ver a Dios como el máximo poder en el mundo y, por lo tanto, no consideran sus mandamientos en lo que hacen”, añadió.
En ese contexto, lamentó que “entre estos agentes de la tragedia se encuentran los líderes políticos, económicos y religiosos y las personas con autoridad a quienes se les confían las fuerzas y recursos del Estado y la comunidad, precisamente para crear un mundo mejor para su gente”.
El Prelado nigeriano de 59 años, que está al frente del Comité Episcopal Panafricano de Comunicación Social (CEPACS), destacó algunos de los países donde algunos “agentes de la tragedia” están operando sus actividades criminales.
“Desde los Estados Unidos de América a Bielorrusia, desde el Líbano a Libia, desde Costa de Marfil a Malí a Nigeria, etc., estos líderes de todo el mundo hacen la vida más difícil a sus ciudadanos, promoviendo el odio en lugar del amor, dividiendo a las personas en lugar de unirlas y sembrando dolor y tristeza en lugar de paz y alegría”, dijo Mons. Badejo.
Aseguró, además, que la palabra de Dios “demuestra el poder y la capacidad de Dios para cambiar las cosas cuando lo desea”, aludiendo a la necesidad de acudir al Señor para que Su intervención supere los desafíos de COVID-19 y a los “agentes de la tragedia”.
“Muchos son los pueblos y países que hoy orarían a Dios pidiendo tal gracia para que intervenga misericordiosamente y salve a su pueblo. Los nigerianos figurarían de manera destacada entre esas personas. ¡Que Dios escuche las sinceras oraciones que ofrecemos!”, aseguró.
Asimismo, destacó que “la intervención de Dios no se trata solo de multitudes de personas o naciones”, sino que “también concierne a las personas”
Centrando su reflexión en la lectura del Evangelio dominical, Mons. Badejo dijo que “todos debemos interrogarnos constantemente sobre quién creemos que es Jesús y preguntarnos cómo nos ve”.
“Tal interrogatorio acerca de quién es Jesús nos ayudará a no quedarnos viéndolo simplemente como una máquina de dinero o de dulces que simplemente operamos para recibir un favor, un simple guardaespaldas personal o un asesino a sueldo por eliminar a nuestros enemigos”, explicó.
El Prelado nigeriano cree que “la Iglesia y el pueblo de Dios de hoy son, de muchas maneras, atacados por los poderes del infierno”.
“Es realmente oportuno que invoquemos la promesa y los poderes de Jesús que estableció su Iglesia en Pedro, la roca, para reprender los poderes del infierno bajo cualquier disfraz para que su Iglesia pueda respirar, prosperar y vivir en paz”, añadió.
Al reflexionar sobre los 40 días de oración anunciados por los obispos católicos en Nigeria. Mons. Badejo dijo que el “objetivo poner fin a los incesantes asesinatos en Nigeria, especialmente en la parte norte”.
“Les insto a todos a unirse con la voz de todos los fieles en este ejercicio confiando plenamente en que Dios escuchará esas oraciones”, concluyó Mons Badejo sobre el ejercicio espiritual que comenzó el 22 de agosto y concluirá el 30 de septiembre, víspera del Día de la Independencia de Nigeria.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en ACI África.
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