Desde el mes de febrero se vienen acumulando las cancelaciones de los grupos de retiro que tenían programado visitar el Centro de Retiro del Corazón Inmaculado (IHRC, por sus siglas en inglés), ubicado al sur de la ciudad capitalina de Spokane.
Los posibles participantes en el retiro, temerosos al nuevo coronavirus, que recién comenzaba a detectarse en los Estados Unidos, temían reunirse con personas de otros hogares y contraer el virus.
“Estábamos viendo una pérdida significativa de ingresos”, dijo a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– Michael Pallardy, oficial de desarrollo del IHRC.
El centro de retiros cerró oficialmente sus puertas en marzo y, a partir de junio, quedó claro que el centro probablemente tendría que cancelar todos sus retiros y eventos por el resto del año calendario. Mientras que el diácono John Ruscheinsky, director de IHRC, y su equipo elaboraron estrategias sobre el futuro del centro a la luz de la pandemia de coronavirus, recibió una oferta inesperada del Dr. Bob Lutz, Director Clínico del Distrito Regional de Salud de Spokane.
Lutz propuso que, en asociación con Catholic Charities del Este de Washington y el IHRC, el centro de retiro podría usarse temporalmente como una instalación de cuarentena para aquellos con COVID-19.
“Entonces el diácono John Mashinsky fue ante el Obispo Daly y le dijo lo que se le propuso y le preguntó, ¿qué piensa? Y el obispo le dio su bendición y dijo: ‘Por favor, ve, ve si esto puede suceder’”, contó Pallardy
“Deseo agradecer a todas las partes involucradas por la manera profesional en que han abordado esta transición temporal de IHRC del centro de retiro a una instalación de cuarentena”, dijo el Obispo de de Spokane, Mons. Thomas Daly, en un comunicado anunciando el cambio.
“Por favor, únase a mí en oración por su éxito. Que Nuestra Señora de Lourdes guíe nuestros esfuerzos para ayudar a los necesitados”, agregó.
La instalación de cuarentena, que abrirá a más tardar a fines de agosto, prestará servicios a “individuos que realmente han sido diagnosticados con síntomas de COVID-19, o aquellos que dieron positivo, pero que aún no mostraban síntomas”.
“También dijeron que estaríamos ayudando a los más necesitados y vulnerables de nuestra sociedad, por lo que aquellos individuos que viven en la calle, que no tienen un lugar para ir que se enferman y, por lo tanto, se convierten en portadores (de COVID-19)”, dijo Pallardy.
El Centro de Retiro del Corazón Inmaculado o Immaculate Heart Retreat Center, ha estado abierto durante más de 60 años, tiene 64 habitaciones compartidas en el edificio principal, la cocina y las instalaciones de comedor, y normalmente atiende a más de 7.000 personas en un año promedio.
“El plan es separar a los pacientes sintomáticos y pacientes asintomáticos en el centro”, anotó Pallardy.
Luego, agregó que parecía “obvio” permitir que el centro de retiro se utilizara para este propósito, porque “parte de nuestra misión es ayudar”.
“Immaculate Heart es un lugar donde la gente viene por la esperanza, la paz y la curación, y ¿cómo podemos ayudar a quienes padecen esta enfermedad, sino ayudarlos a sanar y en un lugar de oración y un lugar pacífico?”, dijo.
Pallardy dijo también que ya se están realizando los arreglos necesarios en las instalaciones. El contrato con el Distrito Regional de Salud de Spokane establece que el centro de retiro se utilizará como un sitio de cuarentena hasta finales de diciembre, y luego se renovará el contrato mensualmente según las necesidades de la comunidad.
Según el directivo de la organización, sus instalaciones podrían albergar familias con niños que están en cuarentena y que estaría abierta a personas de todas las religiones. Agregó que el centro de retiro, aunque tiene un propósito diferente, seguirá siendo considerado un ministerio que opera bajo la dirección del Mons. Daly y la Diócesis de Spokane.
Finalmente, Pallardy dijo que el plan era providencial porque permitía que el centro de retiros continuara operando para uso futuro y permitía que el centro se usara para ayudar a aquellos que más lo necesitan de inmediato.
“Ayudar a nuestra comunidad y ayudar a los más vulnerables durante esta pandemia a sanar es un regalo del cielo”, concluyó.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en Catholic News Agency.
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