Este 22 de marzo la Iglesia Católica celebra la festividad de este mártir jesuita que, gracias a su oficio de carpintero, artesano y albañil, construyó escondites y refugios que sirvieron para proteger al clero perseguido en los siglos XVI y XVII.
San Nicolás fue canonizado en octubre de 1970 por San Pablo VI como uno de los 40 Mártires de Inglaterra y Gales.
Aunque la pandemia de coronavirus suspendió las celebraciones del 50 aniversario el otoño pasado, la conmemoración en su honor y de los demás mártires podrá tener lugar este 2021.
San Nicolás construyó “casas” para sacerdotes que se escondían de la feroz persecución anticatólica. Algunas de ellas tenían solo unos pocos metros de alto y ancho. Estas eran los famosos “agujeros del cura”, construidos en las casas de familias católicas para esconder al sacerdote clandestino que visitaba periódicamente para ofrecer la Misa y sacramentos.
Cuando los agentes registraban una casa, convencidos de la presencia de un clérigo, lo buscaban con la intención de arrestarlo para que sea juzgado y ejecutado por ejercer su ministerio. Aunque las autoridades buscaban por todos lados, los agujeros de los sacerdotes estaban tan bien diseñados que la persona al interior permanecía a salvo.
“Quizás ninguna persona contribuyó más a la preservación de la religión católica en Inglaterra durante los tiempos de las leyes penales que un humilde artesano llamado Nicolás Owen, quien en el reinado de Jacobo I salvó la vida de muchos sacerdotes por su extraordinaria habilidad para idear escondites”, indica un extracto de la obra Vidas de los santos de Alban Butler.
En 1580, Owen había sido admitido en secreto a la Compañía de Jesús como hermano laico, después de años de servir a los sacerdotes jesuitas clandestinos Henry Garnet y John Gerard.
Recibía la Eucaristía antes de construir un escondite y trabajaba solo, para que nadie más supiera dónde estaba o cómo funcionaba. Oró constantemente durante el trabajo y ofreció sus construcciones a Dios al finalizarlas, sin aceptar ninguna otra compensación por el trabajo.
En 1594, Nicolás Owen fue capturado y encarcelado en la Torre de Londres junto al P. John Gerard. Fue torturado pero no entregó ninguna información.
Tan importante fue él para la resistencia católica, incluso más que los sacerdotes, que un católico rico pagó por su liberación. Más adelante, Nicolás regresaría a la Torre de Londres y ayudó al P. Gerard a concretar su huida.
San Nicolás continuó con su peligroso proyecto de “agujeros de curas”.
En el Martirologio Romano, se resalta su trabajo de carpintería: latebras pro sacerdotibus condendis extruxit, que significa que construyó escondites para sacerdotes.
En 1606, Nicolás Owen estaba escondido cuando los agentes lo buscaban a él y a dos sacerdotes. Finalmente salió de su escondite y se entregó, esperando que las autoridades abandonaran la búsqueda y no encontraran a los demás.
Fue devuelto a la Torre de Londres y sometido a horribles torturas. Estuvo suspendido en el aire durante horas, por varios días. Finalmente, la tortura le provocó heridas que le condujeron a una muerte lenta e insoportable.
A San José se le dio la misión de emplear sus talentos y oficio como guardián del Redentor, el Cristo encarnado. San Nicolás Owen tuvo una misión similar, utilizar creativamente las herramientas de su oficio para proteger a aquellos que actúan in persona Christi.
San Nicolás Owen es un santo digno de celebrar en el Año de San José, 50 años después de su canonización.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.
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