No obstante, ¿cuál es el verdadero sentido de estas palmas al ser bendecidas y por qué deben usarse?
Según el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia publicado por la Santa Sede: “A los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros árboles, que han sido bendecidos y llevados en la procesión” de Domingo de Ramos.
El sacerdote argentino Leandro Bonnin, autor de numerosos libros de espiritualidad y defensa de la vida, comentó a ACI Prensa que “es bueno conservar un signo visible de una celebración tan hermosa e importante” y, al mismo tiempo, que esa “sensibilidad perdure en el pueblo de Dios a pesar de las tendencias secularizantes”.
El Directorio de Piedad Popular y la Liturgia también advierte que se debe “instruir a los fieles sobre el significado de la celebración, para que entiendan su sentido”.
Seguidamente, afirma que las palmas “se conservan, ante todo, como un testimonio de la fe en Cristo, rey mesiánico, y en su victoria pascual”
El Papa Benedicto XVI, en una homilía de Domingo de Ramos del 2006, dice, además que “los ramos de olivo, signo de la paz mesiánica, y los ramos de palma, signo del martirio, don de la vida a Dios y a los hermanos, con los que ahora aclamaremos a Jesús como Mesías, testimonian nuestra adhesión firme al misterio pascual que celebramos”.
El P. Bonnin, sintetizando ambos textos, detalló en cuatro puntos que el conservar los olivos y palmas es un signo de:
● Que creemos en Jesús, que Él es nuestro Rey y que estamos dispuestos a permanecer junto a él, pase lo que pase.
● Que anunciamos que Él ha vencido a la muerte en su resurrección; que su Pascua es el centro de la historia y la fuente de nuestra esperanza.
● Que queremos ser “constructores de paz”, la paz de Cristo Rey, paz con Dios y con nuestros hermanos.
● Que al igual que Cristo queremos hacer de nuestra vida un don para Dios y nuestros hermanos. Que estamos dispuestos a vivir como “mártires”, testigos del Amor y dispuestos a sacrificarnos por amor, como Él y en Él.
Cuándo no usar las palmas o ramos de olivosEl Directorio de Piedad Popular y la Liturgia es claro en advertir que los ramos de olivo o palmas “no se conserven como si fueran amuletos, con un fin curativo o para mantener alejados a los malos espíritus y evitar así, en las casas y los campos, los daños que causan, lo cual podría ser una forma de superstición”.
La superstición es un pecado contra el primer mandamiento, recordó el P. Bonnin.
El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que “la superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias”.
El Directorio de Piedad Popular y la Liturgia, por su parte, clarifica que los pastores tienen que “insistir en que lo verdaderamente importante es participar en la procesión y no simplemente procurarse una palma o ramo de olivo”.
El P. Bonnin comentó un hecho curioso que ocurre en algunas zonas de las provincias de Argentina.
“Más gente participa en las Misas del Domingo de Ramos que en las de Pascua, lo que evidentemente no hace justicia a la jerarquía litúrgica y significado salvífico. Es probable que esa mayor participación tenga lugar por el atractivo que en muchos hermanos tienen los ramos bendecidos”, dijo.
“Entonces, ¿se puede o no se puede llevar y conservar las palmas y ramos de olivo? Sí, por supuesto! Pero dándole el sentido y significado verdadero”, concluyó el sacerdote argentino.
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