Pbro. Carlos Javier Díaz Vega
• Misa canonización de José Sánchez del Río (octubre de 2016) en el Vaticano.
Una nueva vía para la beatificación
Se publicó en el periódico L’Osservatore Romano del pasado 12 de julio un artículo de Marcello Bartolucci, Obispo Secretario de la Congregación para la Causa de los Santos, en que explicaba más detalladamente la razón de ser del Motu Proprio del Santo Padre Francisco Maiorem hac dilectionem, sobre “el ofrecimiento de la vida”.
En dicho artículo se explica que el Papa abrió una nueva vía para la beatificación de aquellos fieles que, “siguiendo más de cerca los pasos y las enseñanzas del Señor Jesús, han ofrecido voluntaria y libremente su vida por los demás y perseverado hasta la muerte en este propósito”.
Monseñor Bartolucci recuerda que eran tres las formas en que la Iglesia procedía a la beatificación de un siervo de Dios: 1) La vía del martirio, que es la suprema imitación de Cristo y el testimonio más alto de la caridad. 2) La vía de las virtudes heroicas, ejercitadas libre, pronta, gustosamente y más allá del común modo de actuar, por un fin sobrenatural y por un tiempo considerable, de modo tal que se convirtiera en la forma habitual de ser y de actuar; sabemos que estas virtudes son: las virtudes teologales (fe, esperanza, caridad), las virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza, templanza) y las virtudes “anexas” (pobreza, obediencia, castidad, humildad). 3) Por último, la tercera es la vía “casus excepti”, poco conocida, llamada también “beatificaciones equivalentes”.
Mons. Bartolucci aclara que las ahora cuatro vías a la santidad canonizada deben tener la caridad – alma de la santidad – como denominador común. Por tanto, el ofrecimiento de la vida no prescinde de la perfección de la caridad aunque ésta no sea el resultado de una prolongada repetición de actos virtuosos, sino que se trata de un único acto heroico que por su radicalidad, irrevocabilidad y persistencia expresa plenamente la opción cristiana de amar hasta la muerte.
El Motu Proprio habla expresamente de “muerte segura y a corto plazo”, que no significa que deba ser inmediata, pero tampoco lejana en el tiempo (si así fuese, entraría en los casos de virtudes heroicas). Ya el Papa Benedicto XIV (1740-1758) no descartaba del honor de los altares a quienes habían dado la vida en un extremo acto de caridad, por ejemplo, en la asistencia a los infectados por la peste, que desencadenando el contagio, se convertía en la causa cierta de su muerte.
Cómo nació el Motu Proprio?
Desde 2014 la Congregación para la Causa de los Santos se cuestionaba “si no merecen la beatificación aquellos siervos de Dios que, inspirados en el ejemplo de Cristo, ofrecieron libre y voluntariamente e inmolada la propia vida por los hermanos en un supremo acto de caridad, que haya sido directamente la causa de su muerte”. Se examinaba, pues, sobre la posibilidad de introducir una cuarta vía llamada ofrecimiento de la vida que, aun teniendo algunos elementos de la vía del martirio o de la vía de las virtudes heroicas, pretendía valorar un testimonio cristiano, heroico ciertamente, pero que no alcanzaba a entrar en los casos de martirio (porque no hay perseguidor) o de las virtudes heroicas (porque no hay un tiempo prolongado en el ejercicio de las virtudes, de al menos diez años).
Comenta el Obispo Secretario que todo comenzó en enero de 2014 en un congreso ordinario de la Congregación para la Causa de los Santos; después el Cardenal Prefecto Angelo Amato presentó la argumento al Santo Padre quien “aprobó y alentó” el estudio de este nuevo caso. Cinco estudiosos – un biblista, un experto en teología dogmática y otro en teología espiritual, un canonista y un historiador – complementaron la Positio peculiaris. En junio de 2016 la Congregación presentó el argumento en forma de 5 preguntas a otros 15 expertos que respondieron por escrito. En septiembre de 2016 en sesión de la Asamblea Plenaria de la Congregación (la reunión más importante de los Dicasterios vaticanos, porque participan los miembros obispos y cardenales de todo el mundo) se dio voto favorable a la nueva vía para la beatificación de quien ha ofrecido la vida con explícitas y reconocidas motivaciones cristianas. En esa misma Asamblea fue también evidenciada la necesidad de un milagro, formalmente aprobado, como confirmación divina del juicio humano sobre la ofrenda de la vida. Estas conclusiones fueron presentadas al Santo Padre en noviembre sucesivo, y el 10 de enero de 2017 Su Santidad aprobó la propuesta final y pidió a la Congregación preparar el texto que daría vida al motu proprio Maiorem hac dilectionem, firmado, publicado y entrado el vigor el 11 de julio pasado.

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