El general Capolupo sustituye en el cargo al P. Giuseppe Pusceddu, quien como presidente interino desde el 12 de noviembre de 2020, recibió el encargo de adecuar los Estatutos de la Fundación al carisma del Beato Luigi Maria Monti.
El P. Pusceddu, como Superior Provincial de la Provincia Italiana de la Congregación de los Hijos de la Inmaculada Concepción, era la persona adecuada para ese encargo. Sin embargo, ahora la prioridad es otra: resolver la compleja situación financiera de la institución, afectada por un reciente escándalo en torno al Instituto Dermopático.
Para esa misión, el general Saverio Capolupo ha sido considerado la persona adecuada debido a su experiencia en la Guardia de Finanza, una fuerza policial militarizada encargada de perseguir los delitos financieros y el contrabando en Italia.
El nombramiento del P. Pusceddu el pasado mes de noviembre hizo pensar que la Fundación, y el Instituto Dermopatico, volvían a la gestión de los Hijos de la Inmaculada Concepción de forma definitiva, después de que Benedicto XVI encargara la investigación de las finanzas del hospital en 2013 a un comisionado del Vaticano.
Sin embargo, no ha sido así. En el comunicado difundido por la Sala de Prensa del Vaticano, se especifica que con este cambio “la Santa Sede continúa manifestando su cercanía y su apoyo a la Fundación y a sus obras, conservando la herencia del P. Monti por medio del cuidado de quienes sufren y de la fraterna atención a sus necesidades”.
El Instituto Dermopático de la Inmaculada se encontraba en 2012, año en que declaró su bancarrota, en una situación financiera muy delicada debido al fraude y malversación de fondos por parte de sus administradores durante décadas.
En el año 2015, la Secretaría de Estado del Vaticano se hizo con el control del centro hospitalario por medio de su compra. Para la adquisición se creó una nueva sociedad sin ánimo de lucro en colaboración con la orden religiosa propietaria del hospital.
Dicha sociedad obtuvo un préstamo de la Administración de la Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), por medio de una compleja serie de transacciones, de 50 millones de euros, a pesar de que la APSA había acordado con los reguladores bancarios europeos no realizar préstamos comerciales.
Pero el hospital, arruinado y endeudado, no fue capaz de hacer frente a la devolución del préstamo por lo que el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, como él mismo reconoció, coordinó con el Arzobispo Emérito de Washington, Cardenal Donald Wurel, una subvención de 25 millones de dólares de The Papal Foundation para cubrir el préstamo con la APSA.
A principios de 2019, el Cardenal Parolin solicitó al directorio de The Papal Foundation reclasificar 13 millones de dólares correspondientes a una de las cuotas de la subvención como préstamos y que se pagaran como créditos contra futuras solicitudes de subvención.
Al estancarse el dinero de la subvención, el APSA tuvo que cancelar 30 millones del préstamo de 50 millones de euros, perdiendo las ganancias de la entidad financiera para el año fiscal 2018.
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