Según datos del Ministerio de Salud, para la noche del 28 de febrero se han registrado en el país más de 10 millones de casos de coronavirus y más de 254 mil muertes por el virus.
Debido al avance de la pandemia, varios gobiernos estatales adoptaron nuevas medidas restrictivas y que han sido adoptadas por la Iglesia en Brasil.
En una nota de prensa, la Provincia Eclesiástica de Natal informó que las celebraciones de “Misas y otras actividades similares” con la presencia de los fieles están suspendidas “desde el 1° al 10 de marzo”.
Los obispos de la provincia eclesiástica indicaron que fueron contactados previamente por el gobierno de Rio Grande do Norte, el 26 de febrero, y “entendiendo la gravedad del momento; en un espíritu de cooperación mutua y corresponsabilidad; y teniendo en cuenta la vida como un bien mayor a preservar, creemos que es buena idea cumplir con las disposiciones del decreto estatal n° 30.383”.
El decreto determina en su artículo 5 que “se suspenden, a partir del 1 de marzo de 2021, las actividades colectivas de cualquier naturaleza como cultos, Misas y similares en iglesias, espacios religiosos, logias masónicas y establecimientos similares”.
Ante esto, los prelados solicitaron que “las celebraciones se transmitan, a través de las plataformas digitales de comunicación de cada parroquia, siempre que sea posible, especialmente el domingo”.
Luego de un decreto del gobierno del estado, la Arquidiócesis de Paraíba también suspendió hasta el 9 de marzo “las celebraciones con la presencia de fieles en el territorio de su jurisdicción eclesiástica”, “para el bien del Pueblo de Dios” por la expansión del virus y sus variaciones.
En el mismo estado, la Diócesis de Cajazeiras también ordenó la suspensión de las Misas con presencia de los fieles hasta el 10 de marzo, fecha que puede ser modificada.
Asimismo, determinó que sean reprogramados los bautizos o bodas que se realizarían en este periodo y se suspendan los “encuentros, reuniones, novenas, Vía Crucis y otros momentos de devoción que ocasionen la aglomeración de fieles”.
Una medida similar fue adoptada por la Diócesis de Caruaru, donde fueron suspendidas “las celebraciones Eucarísticas, Bautismo, Matrimonio y Confirmación, con la participación pública de los fieles”, hasta el 10 de marzo.
También en el sur de Brasil hay diócesis que decidieron adoptar nuevas medidas restrictivas, como la Diócesis de Toledo, que decidió suspender, hasta el 8 de marzo de 2021, Misas y celebraciones presenciales.
Esta decisión, según explicó la Diócesis, se produjo de acuerdo con un decreto del gobierno de Paraná que “determina medidas restrictivas de carácter obligatorio, con el objetivo de hacer frente a la emergencia de salud pública derivada de la pandemia COVID-19”.
La Diócesis de Paranavaí, en el mismo estado, también siguiendo la determinación del gobierno, suspendió las Misas con “participación de los fieles”, pero autorizó las Misas tipo autocine.
No es la primera vez que las diócesis y arquidiócesis brasileñas suspenden la celebración de la Misa con los fieles debido a la pandemia de COVID-19. En 2020, cuando inició la propagación del virus, la Iglesia en varias partes del Brasil decidió cancelar las celebraciones públicas, afectando incluso Semana Santa y Pascua.
En una carta enviada en septiembre de 2020 a los Episcopados del mundo, con la aprobación del Papa Francisco, el entonces prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Liturgia de los Sacramentos, Cardenal Robert Sarah, señaló que la Misa “virtual” no sustituye la participación presencial en la celebración eucarística.
“Si bien los medios de comunicación desarrollan un valioso servicio a los enfermos y a los que no pueden ir a la iglesia, y han hecho un gran servicio en la transmisión de la Santa Misa en un momento en el que no había posibilidad de celebrarlo en comunidad, ninguna transmisión es equivalente a la participación personal”, dijo el Cardenal.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en ACI Digital.
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