VATICANO, 16 Abr. 21 (ACI Prensa).- El Cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, afirmó que “la pandemia es una lupa que revela vulnerabilidades viejas y nuevas”.
La pandemia de coronavirus supone “un desafío para todos, llamados a ser corresponsables de procesos de transformación que vuelvan a poner a la persona en el centro y creen una cultura de inclusión, integración y apoyo”, señaló el Cardenal Turkson en una carta con motivo del Día Mundial del Circo, que se celebra el próximo 17 de abril.
“Dicha cultura nos alienta a ocuparnos personalmente de las dificultades reales de los necesitados, que corren el riesgo de quedarse al margen”, subrayó.
El Cardenal recordó que el 27 de marzo de 2020, desde la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco dijo que la humanidad navega “en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente”, una realidad que la pandemia ha puesto de relieve más que nunca.
En ese sentido, también recordó que “para que el sufrimiento del mundo no sea estéril, sino que tenga un sentido que nos ayude a preparar un futuro diferente, presagio de un cambio en lo creativo, el Papa nos exhorta a vivirlo como lo hizo el Buen Samaritano, modelo para construir relaciones reales y nuevas con los demás”.
“Los duelos en las familias, la enfermedad, las dificultades de todo tipo nos han revelado que la existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás: la vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro, tiempo de hermandad, un antídoto verdadero y poderoso contra la cultura de la exclusión y del descarte”, destacó.
El Cardenal Turkson afirmó que “la pandemia ha revelado a dónde nos lleva la indiferencia, nos obliga a situarnos frente a los problemas y a las crisis interconectadas que ha puesto de manifiesto brutalmente”.
Recordó que el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral es, por voluntad del Papa Francisco, “el punto focal del Covid-19 y está comprometido a escuchar y apoyar a las Iglesias particulares del mundo”.
“Los Obispos nos hablan del sufrimiento físico y psicológico causado por la pandemia, de las crisis existentes que se han intensificado debido también a las medidas drásticas que era necesario adoptar para proteger a los más vulnerables, el síndrome de burnout de los que se encuentran al frente de la lucha contra el virus, la desorientación de toda la sociedad. Son heridas que serán largas y complejas de cuidar, pero todos estamos llamados a hacerlo juntos”.
En ese sentido, destacó que “es consolador ver que el bálsamo de la caridad que ya se ha derramado sobre estas heridas, gracias a pequeños y grandes gestos espontáneos, organizados por parroquias y diócesis, a través de las Cáritas y organizaciones caritativas católicas”.
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