El Buen Pastor no huye sino que enfrenta a los lobos que atacan el rebaño, afirma Arzobispo

, 26 Abr. 21 (ACI Prensa).- El Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, Mons. Luis José Rueda, aseguró que el Buen Pastor, a ejemplo de Cristo, no huye, sino que se queda con los suyos y los defiende ante los lobos rapaces como la corrupción, el narcotráfico, el hambre y el aborto, que aprovechan las sombras para destruir.  

“Querida familia, el Señor conoce los sufrimientos de su hogar; el Señor es el Buen Pastor que da la vida por su hogar, por su familia, y esa es una buena noticia: Cristo no está lejos de nuestros sufrimientos, Él está acompañando nuestra vida, Él sabe que el lobo ataca al rebaño y quiere destruir todo lo que encuentra a su paso”, dijo el Prelado en la homilía de la Misa del 25 de abril, Domingo del Buen Pastor.

En la homilía, publicada por el diario El Catolicismo, Mons. Rueda resaltó que “el Buen Pastor no huye, el Buen Pastor se queda, permanece, está presente de día y de noche y sobre todo de noche porque los lobos rapaces sobre todo actúan de manera nocturna aprovechando las sombras para destruir”.

Como Cristo, los obispos y sacerdotes no pueden “guardar silencio” ante los lobos rapaces y “tenemos que levantar la voz aunque sea incómodo porque esa es nuestra tarea”.

El Arzobispo dijo que uno de esos lobos es el COVID, que ha mostrado la injusticia y la inequidad en el mundo, especialmente en el tema de las vacunas.

Un segundo lobo en Colombia es la corrupción, “esa corrupción que ha hecho tanto daño y que ha hecho metástasis, cómo dirían los médicos, en la justicia, en la economía, en la política, en los escenarios privados y en todo lugar”, lo que ha resultado en muchas obras que se han dejado de hacer “al servicio del desarrollo integral de nuestro pueblo”.

Tras señalar que el conflicto en el país también ha dañado mucho, el Prelado indicó que “necesitamos la verdad porque la mentira es un lobo que destruye nuestra sociedad, pero hemos dicho que Colombia tiene un lobo que ha tomado distintas formas y se ha camuflado para dañarnos y es el narcotráfico: esta semana contemplamos el homicidio cobarde de Sandra Liliana Peña una gobernadora indígena en el norte del Cauca”.

Peña era una líder indígena que defendía el territorio de su pueblo y se oponía a la extensión de los cultivos de coca. Fue asesinada por cuatro hombres el martes 20 abril, cuando iba en una moto con otra persona.

La agencia Efe señala que en el departamento del Cauca están varios grupos armados como las disidencias de las FARC, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Clan del Golfo y otros grupos criminales que se disputan las salidas al océano Pacífico para sacar mercancía ilegal y droga.

Mons. Rueda lamentó también que “el campesinado se está acabando porque en el abandono, en el olvido, ha llegado este lobo del narcotráfico a destruirlo y la solución no es el glifosato”.

El glifosato sirve para fumigar cultivos ilícitos como la coca y la marihuana. Usualmente se esparce desde un avión, pero al caer daña otros cultivos lícitos como el plátano. También puede causar enfermedades en la piel y por eso su uso está prohibido en varios países.

“Uno de los puntos del proceso de paz es la erradicación de cultivos ilícitos que podría hacerse de manera manual, para erradicarlos de raíz, algo que el glifosato no hace y que además contamina. Es realmente perjudicial”, explicó a ACI Prensa Genny Rengifo, antropóloga colombiana y especialista en gestión ambiental.

El Arzobispo de Bogotá dijo que la solución “es mirar al campesino, es acompañar al campesino, es ayudarlo a salir de esa esclavitud y defenderlo de ese lobo (narcotráfico) que ataca la vida de las personas, del medio ambiente y de las organizaciones sociales de nuestras zonas rurales”.

El Prelado dijo que la violencia es otro lobo que está “dañando vidas desde el vientre materno, destruyendo con el aborto, quitando vida injustamente, pero mire que ahora están destruyendo también la vida de los niños”.

“Cuántos niños han muerto en nuestras familias, en otras regiones no solo en el Chocó dónde los han masacrado violentamente. ¿Por qué metemos a los niños en esta generación violenta llena de odio, llena de rencor y resentimiento? eso es lo que le vamos a dejar a las futuras generaciones, una Colombia herida, una Colombia ensangrentada, una Colombia con odio, una Colombia con rencor dividiéndonos, masacrándonos”, continuó.

Mons. Rueda pidió sacar “a los niños del conflicto ¡por favor! El odio es un lobo rapaz que nos hace daño desde dentro, que no nos permite vernos a nosotros como hermanos y, ojo, que en medio del río revuelto, dicen, ganancia de pescadores”.

El Prelado aseguró que “en este momento en que tantas personas pasan hambre no necesitamos una reforma, necesitamos una renovación desde el corazón, desde la conciencia. Hay muchas familias en Colombia que sufren hambre y ese es un flagelo y ese es un lobo que trata de destruir nuestras familias que  no tienen empleo o lo han perdido en este tiempo de pandemia”.

“Eso no puede ser, no puede pasar de manera indiferente ante nuestros ojos porque seríamos como el rico Epulón; es necesario que le devolvamos a los pobres la dignidad, que nos tratemos con el cariño de hermano porque somos hijos de Dios”, subrayó.

“Para levantar el flagelo vergonzoso del hambre es necesaria una renovación desde el corazón y que Cristo el Buen Pastor nos dé un corazón nuevo para ser solidarios y fraternos. Amén”, concluyó.

Puede leer la homilía completa AQUÍ.

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