Volpi no puede ser juez y parte

Volpi lleva su tiempo ejerciendo su cargo de comisario de (o más bien contra) los Franciscanos de la Inmaculada y a estas alturas de la película se entera uno de que se ha dedicado a difamar a la familia del fundador. Chapeau para la persona que lo puso al frente de tan tamaña cuan aparentemente injusta tarea.

Los anglosajones tienen el proverbio adding insult to injury y creo que para este caso viene al pelo.


Pero la justicia italiana ha dictaminado, y el mismo Volpi lo ha reconocido. Por tanto, mientras escribe estas líneas, un servidor se pregunta qué hace el señor comisario un solo día más en su cargo.


La sentencia y la admisión de culpabilidad no solo dejen en evidencia al mentado sino a quien le nombra, o al menos le mantiene. A quien corresponda la decisión, debería destituirle inmediatamente y mandarlo de nuncio a Irán, como pasó con cierto personaje de cuyo nombre no quiero acordarme.


Desde el principio ha habido pronunciamentos contra las injusticias de Volpi. Como decisión personal puedo decir que callé por motivos de prudencia, pues el caso nunca estuvo claro del todo, y por motivos más personales, pero no dudé en acusar a los que dejaron a los frailes en la picota, por ejemplo en Argentina, donde fueron forzados a abandonar la celebración de la forma extraordinaria, y como respuesta los fieles los dejaron con sus obras de caridad solos. Hasta la fecha no tengo noticia de que los porteños hayan reparado esa infamia con los frailes: mucho te quiero perrito pero pan poquito.


Este último desenlace, eso sí, saca a la luz lo que sabían los más cercanos a los frailes: que Volpi hizo honor a su nombre desde un principio, fue de zorro y le ha salido la jugada como una cacería inglesa. Va siendo hora de que le suelten los galgos, a ver como corre.


Me parece que vamos camino de hacer justicia a Fray Mameli. Pero faltan dos cosas: un comisario que repare el daño que ha hecho su predecesor y la pública rehabilitación del nombre que reclama la justicia italiana.


Pero son tiempos aciagos en los que la justicia temporal tiene que suplir la falta de caridad de la Iglesia con sus hijos más fieles cuando se deja campar a sus anchas, con matices, a gente de la calaña de Lucía Caram, Pagolas y Masiás.


Sic transit gloria mundi.


+Pax et bonum+


Miguel Vinuesa



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