Mons. Uriona llamó a indignarse contra la injusticia de que el pan y el trabajo no lleguen a todos
El prelado pidió a Dios que bendiga con trabajo a todos y llamó a colaborar con los otros, “partiendo y repartiendo nuestro pan”.
Ante una multitudinaria convocatoria que se congregó en la parroquia San Cayetano, dijo que “los que tenemos fe en el Señor de la vida, sabemos que este buen deseo y esta lucha le hacen bien a nuestro corazón, lo ensanchan, lo sacan de sí mismo, lo hacen latir con felicidad”.
“La justicia es la que alegra el corazón: cuando hay para todos, cuando uno ve que hay igualdad, equidad, cuando cada uno tiene lo suyo. La injusticia en cambio lo ensombrece todo”, advirtió y agregó: “Qué triste es cuando uno ve que en nuestra Argentina el alimento podría alcanzar perfectamente para todos y resulta que esto no se da”.
El obispo invitó a la conversión para cambiar la actitud de “tirar cada uno para su propia quinta, olvidándonos de los otros; de atesorar de manera egoísta sólo para nosotros mismos”.
“El que guarda sólo para sí, el que tiene un corazón cerrado y sólo piensa en sí mismo en definitiva termina frustrándose”, aseguró.
Por último, monseñor Uriona pidió a San Cayetano que transforme a los riocuartenses en “personas que desean el bien, personas que rezan, luchan y trabajan a fin de que la bendición de Dios sea una realidad para todos los argentinos. De esta manera, como le ocurrió a nuestro santo, acumularemos ‘un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla’”.+
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