Monseñor Juan Pablo Cerrillos Hernández

Pbro. Carlos Javier Díaz Vega
Vaticano

El Padre Juan Pablo Cerrillos Hernández pertenece a la generación de sacerdotes tapatíos ordenados el año 2007. Nació en 1979 en la cuna de la bebida nacional mexicana, Tequila, Jalisco. Mientras sus compañeros y amigos de la infancia se quisieron dedicar a distintos oficios o profesiones, él eligió entrar en el Seminario de Guadalajara en 1997 con la clara idea de consagrarse a Dios en el sacerdocio,

El surgir de las convicciones
Había experimentado una fuerte atracción por la vida sacerdotal gracias, sin duda alguna, a la voz interior del Dueño de la mies, aunque también al testimonio de sacerdotes en su parroquia, pero principalmente reconoce que gran influencia vocacional fueron los santos mártires mexicanos, en particular, San José María Robles y Santo Toribio Romo, además de otros sacerdotes santos como San Pío de Pietrelcina y San Francisco de Sales.
Las fuentes en las que se forjó cristiano y sacerdote fueron muchas, comenzando desde el seno familiar, la educación básica en el Colegio Luis Navarro y la vida parroquial en su ciudad natal. Por supuesto, también con la formación sacerdotal recibida en el Seminario de Guadalajara, donde cursó las Facultades de Filosofía y Teología. En su tesis final de Filosofía cotejó el personalismo de Emmanuel Mounier y el sistema educativo en México, mientras que su tesina para el bachillerato en Teología se tituló “La Dignidad humana, imagen y semejanza de Dios”, profundizando con ello la antropología de San Ireneo de Lyon y el Magisterio de San Juan Pablo II.
Junto a sus compañeros del Seminario, con quienes comparte amistad y ministerio, aprendió que, consolidados en las propias raíces humanas – espirituales y siendo fieles a las convicciones definidas tanto en el seno familiar como en la formación del Seminario, se descubre el sentido único y auténtico de la propia consagración a Dios, independientemente del servicio que cada uno realiza en el seno de la Santa Madre Iglesia.

Cene con un amigo EDIT

De lo académico a la
Academia
De 2007 a 2012 el Padre Juan Pablo comenzó a vivir una etapa muy interesante, especialmente en el campo académico. El Cardenal Juan Sandoval Íñiguez lo envió a Roma a especializarse, allí obtuvo la Licencia en teología dogmática, que concluyó con una tesina sobre la “Unidad y Distinción en la Trinidad”, bebiendo en las fuentes del “De Trinitate” de San Hilario de Poitiers, mientras que el Doctorado en Teología lo obtuvo con la tesis “Una antropología teológica en el documento de Aparecida” (ambos estudios realizados en la Pontificia Universidad Gregoriana). Después, siendo alumno de la “Pontificia Academia Eclesiástica”, realizó estudios en Derecho Canónico, Derecho Internacional, Diplomacia Vaticana y el perfeccionamiento de las lenguas inglés, francés e italiano. La Arquidiócesis de Guadalajara, entonces, se desprendería de uno de sus sacerdotes para “prestarlo” al Papa, en aquel entonces Benedicto XVI. Preciso que queda siempre abierta la posibilidad de que pueda regresar, contento y cargado de experiencia, a trabajar en su diócesis.
La responsabilidad de un diplomático vaticano es servir directamente al Santo Padre en la delicada labor de llevar adelante las relaciones institucionales que la Santa Sede tiene con la Comunidad Internacional en su amplia gama de entidades. La diplomacia vaticana se interesa también de modo esencial en crear la comunión entre las diócesis y el Vicario de Cristo.
Después de los cinco años de especialización en Roma, el Padre Juan Pablo ha trabajado como Secretario en dos nunciaturas apostólicas. Primero en la Republica de Guinea, en África Occidental, con el Nuncio Apostólico Mons. Martin Krebs y con su sucesor, Mons. Santo Gangemi, y actualmente como secretario en la nunciatura apostólica ante la Unión Europea, en Bruselas, Bélgica, junto al Nuncio, el arzobispo Alain Paul Lebeaupin.

¿Por qué fui a cenar con el Padre Juan Pablo?
El pasado mes de enero, Su Santidad el Papa Francisco, hizo llegar al Padre Juan Pablo Cerrillos una comunicación especial con la cual le confirió el título honorífico de Monseñor con el grado de “Capellán de Su Santidad”. Se trata de una significativa muestra de aprecio y reconocimiento por el servicio prestado pro bonus ecclessiae. El ahora monseñor Cerrillos Hernández me comentó que se siente contento y, por supuesto, agradecido con Dios, con su familia, con el Seminario y con la Arquidiócesis de Guadalajara. Y consciente de la atención del Papa, ha acogido con gratitud y sinceros sentimientos de humildad, este reconocimiento.
Ser Monseñor no le añade absolutamente nada al ministerio sacerdotal del Padre Juan Pablo, él sigue siendo el mismo sacerdote. Sin embargo, este reconocimiento pontificio llena también a la Iglesia de Guadalajara de orgullo y de alegría. Nuevamente el Papa Francisco ha mostrado su simpatía por México y, particularmente, por la Arquidiócesis tapatía.

Felicidades, Mons. Juan Pablo.

El anuncio de Dios siempre es una sorpresa

El Papa Francisco presidió la Misa de la Pascua de Resurrección ante miles de personas en la Plaza de San Pedro e improvisó una homilía en la que destacó 3 aspectos de la resurrección: la sorpresa, las prisas, y en qué afecta a cada uno.
Francisco habló del anuncio de la resurrección que “desde los primeros tiempos de los cristianos iba de boca en boca. Era el saludo: ¡Cristo ha resucitado!”.
“Los anuncios de Dios son siempre sorpresas, nuestro Dios es el Dios de las sorpresas. Y así, desde el inicio de la historia de la salvación, desde nuestro padre Abraham, te sorprende”, explicó.
“Y la sorpresa –continuó– es eso que te conmueve el corazón, que te toca allí donde no te lo esperas.”.
Sobre la prisa, mencionó a las mujeres que fueron corriendo a decir “hemos encontrado esto”. “Las sorpresas de Dios nos ponen en camino rápidamente, sin esperar. Y así corren, para ver… y Pedro y Juan corren. Los pastores en la noche de Navidad corren….”. Por tanto, “ir con prisa”. “Las sorpresas, las buenas noticias, se dan siempre así: de prisa”.
Pero, “¿y yo qué?”, preguntó el Papa. “¿Tengo el corazón abierto a las sorpresas de Dios, soy capaz de ir deprisa, o siempre estoy con esa cancioncita ‘mañana veré, mañana, mañana…?’”.
“¿Qué me dice a mí la sorpresa?”, invitó a preguntarse. “Juan y Pedro fueron corriendo al sepulcro. Juan, dice el Evangelio, creyó. También Pedro creyó, pero a su modo, con la fe mezclada un poco con el cargo de conciencia de haber renegado del Señor”.
Francisco añadió otra pregunta antes de concluir: “Y yo hoy, en esta Pascua de 2018, ¿yo qué?, ¿tú qué?, ¿yo qué?”, finalizó (ACI).

Renueva el Papa petición de paz; pide liberar secuestrados

Tras finalizar el rezo del Regina Coeli el lunes 2 de marzo, el Papa Francisco realizó un especial llamado por la paz, por el fin de las guerras y por la liberación de las personas secuestradas.
“Invocamos el don de la paz para todo el mundo, especialmente para la población que más sufre por culpa de los conflictos en curso. Renuevo mi llamado para que las personas secuestradas o injustamente privadas de libertad sean liberadas y puedan regresar a sus casas”, fueron las palabras del Santo Padre.
Recientemente, en el mensaje de Pascua y Bendición Urbi et Orbi, Francisco también pidió el cese del conflicto en Siria, invocó la paz para Tierra Santa y pidió una solución para la situación de Venezuela.
En aquel mensaje, el Papa repasó algunos de los conflictos que, en la actualidad, permanecen abiertos en diferentes partes del mundo. Aseguró que “la muerte, la soledad y el miedo ya no son la última palabra. Hay una palabra que va más allá y que solo Dios puede pronunciar: es la palabra de la Resurrección”.

Excarcelación de presos en Venezuela lanza un mensaje optimista para diálogo

MÉXICO:

Arzobispo expresa su dolor y cercanía tras balacera mortal en Viernes Santo

El Arzobispo de Acapulco (México), Mons. Leopoldo González González, expresó su dolor y se solidarizó con las familias afectadas luego de la balacera que dejó dos muertos durante las celebraciones de Viernes Santo en su ciudad.
“Dos personas perdieron la vida. Expreso mi dolor y cercanía a su familia”, aseguró el Prelado en conferencia de prensa.
El viernes 30 de marzo en la ciudad de Acapulco, el robo de un automóvil, a la misma hora en que se realizaba el Vía Crucis, fue lo que desató la balacera entre una banda de criminales y la policía. Durante el altercado dos de los ladrones perdieron la vida.
Mons. González confirmó que “frente a la comisaría que está en la calle Circunvalación, muy cerca del templo parroquial, se había meditado la primera estación”, pero “los disparos se escucharon cuando se iba en la cuarta estación, en otra calle, a unos 400 o 500 metros”.
“Tal vez, los disparos no se escucharon tan cerca, pero debido al ambiente que se vive, muchas personas sintieron miedo”, dijo Mons. González.
Recordó que la seguridad y la paz tienen su cimiento más profundo en el interior de cada persona.
Finalmente, Mons. Gonzalez indicó que se “necesita que quienes andamos en el camino de la vida diaria tengamos el firme propósito de ser un bien para los demás. El bien que Dios ha hecho de cada uno”.

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