El templo y monumento histórico patrimonial, reabierto a los fieles, se ubica en la parte más alta del Viejo San Juan, dentro del área histórica colonial de la capital de Puerto Rico.
Debajo de la iglesia hay una cripta donde fueron enterrados miembros de la familia Juan Ponce de León, primer gobernante de Puerto Rico, quien donó el terreno para construirlo.
Este viernes 19 de marzo, Solemnidad de San José, se celebró una Misa por la reapertura y rededicación del templo que incluyó una procesión de los obispos puertorriqueños, la bendición del templo y la consagración del altar. El evento fue transmitido por el canal de Youtube y Facebook de Tele Oro (Canal 13), de la Iglesia en Puerto Rico.
Encabezó la celebración el el Arzobispo de San Juan y presidente de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña, Mons. Octavio Roberto Gonzales Nieves, acompañado de Mons. Rubén González, Obispo de Ponce; otros obispos, vicarios, sacerdotes y consagrados. Asistieron diversos fieles como el presidente del Patronato de Monumentos de San Juan, Ricardo González.
Mensaje del Papa Francisco
Al inicio de la Misa, el Obispo de Ponce leyó el mensaje que el Papa Francisco envió a través del Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, por la reapertura de la iglesia.
En su mensaje, el Santo Padre se unió a la nación en “acción de gracias al Señor con la restitución al culto de este antiguo templo”, que acogió a “los primeros evangelizadores” e invitó a “seguir intensificando los esfuerzos para que desde este templo se irradie a todos la luz del Evangelio”. Además, invocó la protección de la Virgen sobre el templo y pidió que recen por él.
En su homilía, el Arzobispo de San Juan dio “las gracias de corazón [a los fieles] por haber hecho realidad que nos pudiéramos seguir reuniendo en este templo de San José, que es una de las cunas de la civilización puertorriqueña para alabar a Dios celebrando la Eucaristía y los sacramentos por muchos años más”.
El Prelado dijo que la Iglesia de San José recuerda la “eterna misericordia de Dios” con su pueblo a lo largo de su historia, y destacó que “coincide, providencialmente, con la celebración del Año de San José”.
El Papa Francisco escribió la carta apostólica Patris corde por los 150 años de la declaración de San José como patrono de la Iglesia universal, y también convocó el Año de San José del 8 de diciembre de 2020 al 8 de diciembre de 2021.
Historia de la Iglesia de San José
El Arzobispo de San Juan hizo un recuento de la historia de la Iglesia de San José y resaltó el aporte de los dominicos, los paúles y los jesuitas en el cuidado del templo y del seminario desde su fundación; destacó la figura de San José como custodio de las familias y patrono de los seminaristas; y pidió rezar por las vocaciones en Puerto Rico.
“Cuando San José aceptó ser el custodio del pequeño Niño Dios y de la Santísima Virgen María, también pasó a ser custodio de la Iglesia como familia y de las familias, y al mismo tiempo se convirtió en el patrono de los seminaristas”, dijo.
“San José seguirá velando por aquellos que quieren ser formados según el corazón sacerdotal de Jesús. Dediquemos este templo para orar por las vocaciones boricuas, a la vida sacerdotal y a la vida religiosa”, agregó.
También, llamó a reflexionar “cómo podemos realizar la nueva evangelización en la nueva sociedad puertorriqueña: pluralista, secularizada, ecuménica, interreligiosa y de increyentes, bastante violenta y polarizada”.
Pidió “rezar con insistencia por todas la víctimas, vivos y difuntos del COVID-19 y por sus familiares y seres queridos” y “por la unidad de nuestra patria y por la humanidad entera”.
Finalmente, con motivo del Año de la Familia convocado por el Papa e iniciado hoy, alentó a rezar y trabajar “por la paz y la unión en los hogares. San José, patrono de la buena muerte, ruega por nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.
La Iglesia de San José es la más antigua de Puerto Rico. Los dominicos iniciaron su construcción en 1532, con el nombre original de Santo Tomás de Aquino. En 1773 ya estuvo casi terminada y en 1835 el gobierno lo usó como cuartel militar.
En 1858 la iglesia fue cedida a los jesuitas y cambió de nombre a San José sin una razón clara. El Arzobispo de San Juan dijo que tal vez el cambio se debió a que San José es patrono de los seminarios y “uno de los patronos de los jesuitas”.
“En 1878, los jesuitas ceden la iglesia a la Congregación de la Misión, los Paules, y luego , treinta años después, 1911, la iglesia se convierte en parroquia [...] En la década de 1950, inician las fiestas patronales de la parroquia” para recaudar fondos para su mantenimiento.
“En 1969, ante la merma de feligresía por el éxodo de la población del Viejo San Juan hacia otras partes del área metropolitana, los paules entregan la iglesia a la Arquidiócesis de San Juan” y luego, “deja de ser parroquia para ser filial de la Catedral”.
La restauración
El Visitante, periódico católico de la Iglesia en Puerto Rico, señaló que “en el 2000, la estabilidad de la bóveda principal corría el riesgo de colapsar, por lo que se decidió cerrar sus puertas y el Arzobispo local, Mons. González Nieves, inició un extenso proceso de restauración para conservar la estructura”.
El arquitecto Jorge Rigau, que lideró el proyecto de restauración, dijo que la Iglesia de San José ha sido “continuamente azotada por la humedad típica del clima tropical y los problemas de corrosión” pues se ubica “en el punto más alto del Viejo San Juan, a pasos del mar”.
Rigau explicó que un factor que agravó los daños en el templo fue que “a inicios del siglo 20 se sustituyó la cal de sus paredes por cemento, lo que evitaba que la mampostería ‘respirara’, acelerando así su deterioro”.
Por ello, se realizaron restauraciones cada siglo desde 1647 hasta la actualidad. “Nuestra restauración rescata la huella de las diferentes épocas y de las órdenes religiosas que aportaron a su fisonomía actual”, subrayó.
El presidente del Patronato de Monumentos dijo a El Visitante que para lograr hacer “los estudios diagnósticos y la monumental restauración y conservación de la iglesia de San José”, se invirtieron once millones de dólares, reunidos con el apoyo económico de la Arquidiócesis, empresas y la comunidad.
“Fue una iniciativa sin precedentes porque la Iglesia de San José es un monumento de clase mundial, legado patrimonial de todos los puertorriqueños”, dijo Ricardo González.
Rigau dijo que la iglesia, de más de 1500 metros cuadrados, es una de las obras más destacadas de los españoles en América en los aspectos arquitectónico y artístico, así “como en lo histórico y lo espiritual”.
“La iglesia de San José representa uno de los templos góticos y renacentistas más importantes de las Antillas, dada su escala, su espacialidad y la integración de motivos de ambas épocas, incorporando soluciones creativas y originales”, concluyó el arquitecto.
Publicar un comentario