A través de un comunicado publicado el 1 de agosto, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) aseguró que comparte “el sufrimiento y el malestar” del “hermano pueblo de Nicaragua” luego “del atentado que destruyó el sagrario y la imagen de la sangre de Cristo en la Catedral de Managua, acción deplorable que se suma, a muchas otras llevadas a cabo contra templos y sacerdotes en esta hermana nación”.
“El Episcopado Mexicano se une fuertemente con ustedes, se solidariza y se hace cercano a través de la oración y de la Eucaristía, implorando al Señor Jesús el Príncipe de la Paz, para que vuelva la armonía y la paz a su comunidad eclesial, herida dolorosamente en su piedad y en su fe”, indicaron los obispos, quienes también imploraron la intercesión de la Virgen de Guadalupe.
También el 1 de agosto, a través de un comunicado, la Conferencia Episcopal de Ecuador (CEE) presentó su “solidaridad en estos momentos difíciles”.
“Nos unimos profundamente al dolor del pueblo católico por la agresión vandálica y sacrílega, en la Capilla dedicada a la Sangre de Cristo de la Catedral, al Santísimo y a la imagen de Cristo, símbolo de la fe del pueblo nicaragüense; más aún en este tiempo de crisis social, política, sanitaria y económica por el que atraviesa”, precisa el mensaje.
Asimismo, los obispos ecuatorianos pidieron a las autoridades competentes que “investiguen y esclarezcan el origen de estos inaceptables actos violentos, que son una clara expresión de intolerancia y de odio a la fe”.
La Conferencia Episcopal Panameña (CEP), por su parte, expresó el "profundo dolor e indignación al ver cómo se ha herido la sensibilidad religiosa del pueblo nicaragüense".
"Nos unimos en oración y expresamos ante esta acción criminal, nuestra solidaridad con nuestro hermano en el episcopado Cardenal Leopoldo Brenes Solorzano, con la Conferencia Episcopal de Nicaragua, sus sacerdotes, la vida consagrada y el muy querido pueblo nicaragüense", señalaron los obispos el 31 de julio.
Finalmente, la Conferencia Episcopal de Costa Rica, en un comunicado publicado el sábado 1 de agosto, expresó “fraternal solidaridad” y envió un “sincero abrazo, cercanía y oración” al Cardenal Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua, y a todo el clero, consagrados y fieles laicos.
“Rechazamos y condenamos el cobarde ataque (…). Consideramos que este acto criminal se constituye en un ataque frontal a la Iglesia en Nicaragua y a la libertad religiosa en esta querida nación. Hacemos votos para que las autoridades competentes descubran a los responsables de este hecho repudiable y el peso de la Ley recaiga sobre ellos”, comentaron los obispos costarricenses.
El pasado 31 de julio, una persona no identificada ingresó a una de las capillas de la Catedral de Managua (Nicaragua) y lanzó una bomba molotov que provocó un incendio y destruyó el sagrario y la imagen de la Sangre de Cristo, un hecho que ha sido calificado de “acto de terrorismo” por el Cardenal Leopoldo Brenes.
Se trata de “un acto de profanación totalmente condenable, por lo que debemos permanecer en constante oración para derrotar a las fuerzas malignas”, expresó la Arquidiócesis de Managua en un comunicado.
En la capilla se ubica el Santísimo en su sagrario, y la consagrada y venerada imagen de la Sangre de Cristo, de casi 400 años de antigüedad y ante la cual San Juan Pablo II se arrodilló en su segunda visita a la ciudad en febrero de 1996.
Recientemente, se han producido otros ataques contra capillas en Nicaragua. El más reciente es el producido el 29 de julio, cuando desconocidos profanaron con “saña y odio” la capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en el municipio de Nindirí, en Masaya.
Similarmente, el 27 de julio, desconocidos arrastraron por el suelo el Sagrario de Jesús Sacramentado del Sagrario de la Capilla Nuestra Señora del Carmen, ubicada en la Parroquia Nuestro Señor de Veracruz, Masaya. El párroco, P. Pablo Villafranca, señaló que durante el ataque, destruyeron parte de los muebles y robaron bienes materiales.
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