El Obispo Emérito de Chimbote e iniciador del proceso de beatificación de los tres presbíteros, Mons. Luis Bambarén, reveló a ACI Prensa que desde la cárcel donde purga cadena perpetua, Abimael Guzmán, fundador de SL, admitió que él mismo ordenó la ejecución.
Según Mons. Bambarén, el terrorista incluso pidió perdón por el asesinato y arguyó que la labor de evangelización de los presbíteros era obstáculo para el adoctrinamiento del grupo terrorista sobre la población.
La declaración de Guzmán se convirtió en “testimonio fundamental” para el reconocimiento de su martirio, según reconoció el Prelado en entrevista con ACI Prensa.
Los sacerdotes Tomaszek y Stralkowski fueron asesinados en Pariacoto, distrito de la sierra norte de Perú. El 9 de agosto de 1981, un grupo de Sendero Luminoso ingresó a la casa parroquial, sacó a los dos sacerdotes y los llevó al cementerio del poblado. Al P. Miguel lo mataron con un disparo a la nuca, mientras que al P. Zbigniew lo mataron con un disparo en la espalda y otro en la cabeza.
A algunos kilómetros de ahí, en el poblado de Vinzos, fue asesinado el P. Alessandro el 25 de agosto de 1991.
La causa de beatificación de los tres comenzó a mediados de la década de 1990 y culminó oficialmente el 3 de febrero de 2015, cuando el Papa Francisco aprobó que se promulgara los decretos en los que se reconocía que los tres fueron asesinados por “odio a la fe”. Ese mismo día fue reconocido el martirio del hoy Beato Óscar Romero.
Los tres sacerdotes asesinados por Sendero Luminoso serán beatificados el 5 de diciembre de este año en la diócesis de Chimbote en el norte del Perú.
“La religión es el opio del pueblo”, frase acuñada por el filósofo comunista Karl Marx, fue eje central del odio contra el cristianismo de los terroristas peruanos, dijo Mons. Bambarén.
Polémico sacerdote negó martirio
Las palabras del Obispo echan por tierra las polémicas declaraciones del sacerdote Gastón Garatea –perteneciente a la Congregación de los Sagrados Corazones– a una radio peruana, en las que insinuó que el asesinato a los sacerdotes no se debió al odio a la fe sino a razones sociales.
El P. Garatea dijo a inicios de abril a RPP que “Sendero no tenía como enemigo principal a la Iglesia, la Iglesia formaba parte de todo un mecanismo, que era el mecanismo de poder del Perú, y eso sí, por eso el Estado peruano era el enemigo principal”.
Asegurando que el asesinato no tuvo un “objetivo propiamente religioso”, el sacerdote peruano dijo que “a estos tres sacerdotes los matan porque eran personas importantes, que estaban organizando al pueblo para defenderse de Sendero”.
En diálogo con ACI Prensa, Mons. Bambarén indicó que “quien ha dado testimonio fundamental, esencial, para declararlos mártires en el proceso, ¿sabe quién ha sido? Abimael Guzmán”.
Guzmán, con el seudónimo de “presidente Gonzalo”, encabezó el grupo terrorista más sanguinario en la historia peruana, Sendero Luminoso. Con una ideología “marxista-leninista-maoísta-pensamiento Gonzalo” encendió la violencia en Perú que acabó con alrededor de 70 mil vidas entre las décadas de 1980 y 1990.
Mons. Bambarén reiteró que Guzmán “es el que dio la orden” de asesinar a los sacerdotes.
“Para que se abra el proceso (de beatificación) por martirio tiene que quedar muy claro la causa por qué los mataron. Entonces, si los mataron por diversas razones, no son mártires, si los mataron por odio a la fe en Jesucristo sí”.
El Prelado peruano indicó que “en una entrevista que tuve con Abimael, después de una reflexión larga con todos los que están en la Base (Base Naval de Chorrillos, cárcel de máxima seguridad para cabecillas terroristas en Perú), nos quedamos conversando, él pidió hablar en privado”.
En ese momento, recordó, el terrorista “se desahogó de todo. Y ahí me pidió perdón, perdón por todo”.
Para los terroristas “con la Misa, la Biblia, el Catecismo, la Eucaristía, los sacramentos, la evangelización”, los sacerdotes impedían “que el mensaje de la lucha armada sea aceptado por los jóvenes y el pueblo, porque la religión es ‘el opio del pueblo’”.
A los sacerdotes, indicó, los miembros de Sendero Luminoso “los acusaron que con Cáritas y con las obras sociales levantaban como una muralla, que impedía que las masas avanzaran a la toma del poder ‘porque la religión es el opio del pueblo’, me volvió a decir”.
En su diálogo con Abimael Guzmán, este aseguró que el asesinato de los sacerdotes no se debió a razones políticas ni sociales, sino por “motivos religiosos, porque la religión es el opio del pueblo”.
Guzmán, dijo el Prelado, señaló que “por eso le pido perdón a usted y a la Iglesia”.
Consultado por el particular odio que manifiesta el marxismo –que dice ayudar a los pobres– frente a la labor de la Iglesia, Mons. Bambarén señaló que “simplemente hay que ver, en el Perú ¿quiénes han sido las víctimas del terrorismo? Unos cuantos políticos, unas cuantas autoridades, pero el número tan grande de 70 mil han sido analfabetos, quechua parlantes”.
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