En el día de la Solemnidad de la Bienaventurada Virgen María, este 15 de
agosto, el Papa Francisco dijo ante los miles de fieles y peregrinos
reunidos en la Plaza de San Pedro que el Magnificat canta a Dios
misericordioso y fiel, que realiza su designio de salvación con los
pequeños y los pobres, con los que tienen fe en Él y con los que confían
en su Palabra, como María. Por esta razón, al celebrar a María
Santísima Asunta en el Cielo, el Papa no dudó en afirmar que todos
quisiéramos que Ella, una vez más, trajera a nosotros, a nuestras
familias y a nuestras comunidades, ese don inmenso, esa gracia única que
siempre debemos pedir en primer lugar y por encima de las demás gracias
que también deseamos: ¡La gracia que es Jesucristo!

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