El Venado que se convirtió en Guerrero

blake _EDIT

Patricia Peña Rodríguez

La pistola en la mesa. Su mirada frente a ella con el recuerdo de aquel podio del Maratón Internacional de Guadalajara que en 1985 lo tuvo como el primer jalisciense ganador. Tomó la pistola en sus manos, fría, inerte, como esa noche de triste olor de platos sucios de varios días que guardaban restos de una comida que ni siquiera probó.

Eduardo Blake dejó de nuevo la pistola en la mesa cuando recordó sus inicios en el atletismo. La imagen de sus primeras vueltas a la pista le dio respiro. Se animó de cada victoria… hasta que el dolor de su tobillo le recordó cómo el cáncer le quitó todo en menos de un año: familia, empleo, dinero, carreras, aliento para vivir.

Cargó la pistola,  una bala, cortó cartucho, la puso en su sien y disparó. Un estruendo en la media noche de un cuartucho a media luz, eso esperaba, pero el sonido fue el silencio de una aguja picando el metal. La pistola estaba desajustada, no hubo percusión, tronó sólo un llanto lamentoso al no lograr su misión.  Lanzó la pistola hasta un rincón del que cayó una caja que llamó su atención.

Eduardo intentó levantarse rápido, pero su tobillo adolorido y la adrenalina de su acción previa lo tumbaron. Tirado vio una imagen, se arrastró unos metros hacía la caja para encontrarse de frente con una postal colorida y el señor de la Misericordia abriendo sus brazos. Su luz fue un cobijo de una noche de rendición para vivir intensamente después de pensar en la muerte. Lloró hasta que sus ojos le dolían más que su tobillo canceroso, oró, pidió perdón y auxilio ante la nueva oportunidad de vivir: recuperar su salud para ayudar a otros.

El cáncer se fue en menos de un mes. El “Venado”, como lo conocían en las pistas de atletismo, regresó a las competencias como “Guerrero del Señor de la Misericordia”, con su imagen al pecho se enfocó en largas distancias para sumar más que kilómetros, inspiración a otros y ayuda a los niños con cáncer del hospital civil de Guadalajara.

Cada día de recuperación de energía se convirtió en un pago a su promesa. Realiza maratones para reunir juguetes para los niños con cáncer, corre a cambio de dinero para ellos, reúne fondos con la carrera de la Misericordia. Vive para ayudar a otros que pasan por lo que él sufrió, no sólo en dolor físico, sobre todo espiritual.

La pista de la unidad Independencia lleva su nombre, el que muchos recuerdan en cada edición del Maratón Internacional de Guadalajara, como  el Venado que renació en una noche ante la imagen que hoy le hace compañía con su nuevo mote: “Guerrero del Señor de la Misericordia”.

Etiquetas:

Publicar un comentario

[blogger][facebook]

Agencia Catolica

Forma de Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets