Miguel Ángel de Quevedo y el medio ambiente

José de Jesús Vázquez Hernández

Después de varios meses de calor, incendios y contaminación pasaron los días 13 de junio, de San Antonio, 24, de San Juan Bautista y la lluvia no llegaba, si bien, tuvo que intervenir San Pedro y San Pablo para que el 29 de ese mismo mes, se regularizara el temporal de lluvias en nuestra ciudad y seguramente en otras regiones del estado y del país. 

En este entorno, algunas naciones se han unido en pro de la lucha para el mejoramiento del medio ambiente, mientras otras se han separado, y numerosas voces han aportado ideas y acciones para mejorar el problema que ya nos está afectando a todos los pobladores, no solamente de una ciudad, de una región o de un país, sino a todo el universo.

Al hablar en esta colaboración de Miguel Ángel de Quevedo y el medio ambiente, es porque este gran personaje nacido en Guadalajara el 27 de septiembre de 1862 quien estudió en Francia y obtuvo el título en Paris de Ingeniero de Puentes y Calzadas, después de recibir un sabio consejo de parte de Luis Pasteur, uno de sus maestros considerado benefactor de la humanidad, lo puso en práctica.

Dice Andrés Ortega Estrada en su colaboración de El Universal (28-7-1965) que en una de sus pláticas que sostuvo con él, recibió el siguiente paternal consejo: “Tu país es montañoso, si lo amas y quieres que sea próspero y feliz, lucha porque sus montañas estén siempre cubiertas de bosques”, una sugerencia que tomó como suya y la ejercitó durante toda su vida.

Desde entonces, y con base en ese sabio consejo, agregó a sus conocimientos el estudio de las ciencias dosonómicas (RAE, estudio de la conservación, cultivo y aprovechamiento de los montes) en la misma Francia y eso lo llevó a observar en las Landas de Gascuña (desiertos del sur de Francia)  y Argel, los trabajos forestales que se hacían en esas regiones, y que pronto experimentó en México.

Dice el autor antes citado, que como primeros frutos, la semilla sembrada por Pasteur, México vio la creación de la Junta de Bosques y de la primera Escuela Forestal en tiempos del porfiriato, escuela reabierta por Venustiano Carranza en plena lucha fraterna, el general Calles promulgó la primera Ley Forestal y el general Lázaro Cárdenas creó el Departamento Forestal a cargo de Miguel Ángel.

Desafortunadamente no todo se desliza sobre ruedas y los tiempos dejaron de ser efectivos a nuestros bosques, porque muchas personas vieron en ellos solo madera y comenzaron a talarlos, acabando con esa riqueza forestal de nuestro país, quedando solo algunas zonas como muestra de aquella prosperidad, acarreando con ello un gran perjuicio al medio ambiente.

Sin embargo, no hay que olvidar los principios legados por este valor de nuestra tierra que apostó durante toda su vida por la defensa y conservación del árbol, visto no solo como madera sino como fuente de vida y bienestar, tanto para la fauna, como para la salud de todos los habitantes del planeta, quien por su gran labor fue reconocido como el “Apóstol del Árbol”.

Ahora que estamos ya sufriendo los embates del desorden causado, el Papa Francisco con su Encíclica “Laudato si” y los gobiernos de varias naciones se han unido con el fin de mejorar el medio ambiente de la “casa común”, como lo hizo en su tiempo Miguel Ángel de Quevedo y otros defensores más del árbol y de los bosques, pues de no tomar acciones para protegerlo nos inducirá hacia autodestrucción.

jjesusvah@hotmail.com

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