“No olviden esto: Dios es más grande que nuestras debilidades, nuestras
infidelidades y que nuestros pecados” afirmó el Papa Francisco en el
Ángelus de este 11 de marzo, domingo de “Laetare”. “Es bueno conocer
nuestros límites, nuestras fragilidades… no para desesperar, sino para
ofrecerlos al Señor; y Él nos tomará de la mano, y no nos dejará nunca
solos, nunca”, insistió. Introduciendo la oración mariana en la Plaza
San Pedro, en presencia de unas 30,000 personas, el Papa aseguró:
“Incluso cuando la situación parezca desesperada, Dios interviene,
ofreciendo al hombre la salvación y la alegría. Dios no permanece
alejado, sino que entra en la historia de la humanidad, y se “mezcla” en
nuestra vida, entra, para animarla de su gracia y salvarla”.
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