El párroco, Gabriel Benedicto, celebró la Misa con la que se reabrió el templo y en ella recordó y rezó por los fallecidos. En la celebración estuvieron presentes los familiares y amigos de los fallecidos.
La explosión se produjo en el exterior del edificio debido a una avería en el suministro de gas que causó la explosión de la caldera del edificio. Según el testimonio de varios testigos, durante las horas previas al accidente se registró un fuerte olor a gas en todo el edificio y en sus alrededores. Por ese motivo, el P. Rubén pidió a su amigo, y miembro de la comunidad parroquial, David, electricista de profesión, si podía revisar las calderas.
La explosión se produjo, sin embargo, antes de que se manipularan las instalaciones. Los cuatro fallecidos se encontraban en el exterior, frente al edificio, en el momento del siniestro. El P. Rubén fue rescatado aún con vida y trasladado al hospital, donde falleció poco después.
Según informó la Archidiócesis de Madrid por medio de una noticia de la agencia archidiocesana, Infomadrid, en su homilía, el párroco Gabriel Benedicto manifestó la incapacidad “de comprender el significado completo de los acontecimientos vividos”.
Sin embargo, recordó que “hoy el Señor nos quiere consolar a todos”. “¿De quién nos podemos fiar sino de Dios?”.
Por ello, pidió a Dios “que nos haga sentir que nos ha reunido aquí para abrazarnos y consolarnos después de este golpe. Él es un Padre, nosotros somos sus hijos, y Él nos reúne y nos llama a amarnos”.
Además, subrayó que “la curación empieza por acoger la propia historia” y destacó que, ante la tragedia, “nos reconocemos más como hermanos y como familia”.
También encomendó a la comunidad parroquial a Dios para “que podamos mirar con esperanza el futuro” e hizo hincapié en que San José –la Misa tuvo lugar en la Solemnidad de San José–, “que tuvo que abrazar una realidad que no había elegido, nos ayuda a elegir y a abrazar esta historia que forma parte ya de la historia de la parroquia, de La Paloma, de cada uno de nosotros”.
Asimismo, desveló que, tras la explosión, le entregaron la Biblia que pertenecía al P. Rubén y en su interior encontró este fragmento: “Maestro, mira este templo tan hermoso. Pues os tengo que decir que no quedará piedra sobre piedra”.
Ello le llevó a reflexionar que “es verdad que de todo este templo no quedará nada, pero sí de nuestro templo, de nosotros, de nuestra vida, de nuestras acciones, de todo lo que hemos hecho”.
El párroco tuvo unas palabras de recuerdo para los fallecidos. Del P. Rubén recordó la ilusión que sentía por la parroquia y de sus esfuerzos por llevar esperanza al barrio durante el confinamiento por la pandemia de coronavirus, mostrando que “estamos juntos, no estamos solos, nosotros somos vuestros vecinos”.
De David Santos señaló que era “un esposo y padre excelente”, destacó su “carisma con los jóvenes”, su sencillez y su “capacidad de aceptar lo bueno de las circunstancias”.
De Javier Gandía señaló que era un gran padre y que tenía un matrimonio muy unido, y lamentó que sus familiares no pudieran asistir a la Eucaristía debido a los confinamientos regionales por la pandemia de coronavirus en España.
Por último, recordó también a Stefko Ivanov, “un hermano búlgaro que vivía en la ciudad de Madrid, que tenía una madre de la que se ha llevado el corazón”.
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