Este es un esfuerzo en el que colaboran numerosas congregaciones, obispos, Cáritas Internationalis y la organización Global Water 2020. El proyecto nació en 2020 coincidiendo con la publicación del documento "Aqua fons vitae: Orientaciones sobre el agua, símbolo del grito de los pobres y del grito de la Tierra".
En agosto de 2020, el Dicasterio vaticano envió una carta a todos los obispos del mundo instándoles a ayudar a garantizar las condiciones adecuadas de agua, saneamiento e higiene "en todos los centros de salud de la Iglesia católica, con el fin de tratar a los pacientes de forma segura, prevenir la transmisión de la COVID-19 y de otras enfermedades, así como para proteger al personal médico y a los capellanes", especialmente en las zonas más pobres.
Al frente de este compromiso está la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios con 400 centros sociales y sanitarios en 52 países. El hermano Ángel López, director de la Oficina de Misiones y Cooperación Internacional, explica que "el agua, además de ser un recurso insustituible de primera necesidad, es para nosotros uno de los medios más importantes y económicos para prevenir y mejorar la salud de las personas de todas las edades".
Actualmente se lleva a cabo una evaluación detallada en unas 150 instalaciones sanitarias en 22 países, desde pequeños dispensarios hasta hospitales. También se evalúa los recursos económicos y humanos que son necesarios para mejorar de forma sostenible las condiciones de agua, saneamiento e higiene y cumplir con las normas adecuadas en materia de infraestructura, equipamiento, mantenimiento y formación. Aloysius John, Secretario General de Caritas Internationalis, afirma que esto ayudará a "prevenir la propagación de nuevas enfermedades y a garantizar una atención digna a los y las pacientes en los centros sanitarios”.
Los resultados preliminares de la evaluación revelan la necesidad urgente de actuar en algunos ámbitos. Aunque el informe final se publicará a finales de este año, el Dicasterio trabaja con socios y donantes interesados en el tema.
David Douglas, director de Global Water 2020 y Waterlines, comenta que "este llamamiento de la Santa Sede a la acción está contribuyendo a ampliar la posibilidad de un WASH seguro y sostenible, además de inspirar a organizaciones y gobiernos que gestionan instalaciones sanitarias”.
Por su parte, la presidenta de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC), María Lía Zervino, dijo que "El llamamiento del Dicasterio es fundamental para las mujeres de la UMOFC, ya que muchas trabajan en todos los continentes atendiendo a familias desfavorecidas, a personas sin hogar y ancianos, colectivos más vulnerables al virus del COVID-19”.
“Ellas son testigos de la falta de agua potable que ya existía antes de la pandemia en las zonas de alto riesgo social. Si no se invierte para garantizar que el derecho humano al agua potable esté también al alcance de los más necesitados, todos los esfuerzos para educar en materia de salud serán en vano".
El Dicasterio hace un llamamiento a las organizaciones interesadas a ponerse en contacto y sumarse a esta iniciativa. Puede hacerlo ingresando AQUÍ.
Publicar un comentario