Así lo indicó el Cardenal originario de Guinea (África) en la Misa que presidió el domingo 13 de agosto por el 700 aniversario de las diócesis francesas de Lucon y Maillezais, según informa Famille Chrétienne.
“Hoy más que nunca los ideólogos de la revolución quieren aniquilar el lugar natural del don de sí, de la generosidad alegre y del amor. ¡Quiero hablar de la familia! La ideología de género, el desprecio de la fecundidad y de la fidelidad son los diversos lemas de esta revolución. Las familias se han convertido en los nuevos vandeanos a exterminar”.
El Cardenal lamentó que actualmente “se planifica metódicamente su desaparición, como sucedió en La Vendée. Estos revolucionarios se inquietan ante la generosidad de las familias numerosas. Se burlan de las familias cristianas porque ellas encarnan todo lo que odian”.
La Vendée es una región francesa en donde los partidarios de la Revolución de 1789 asesinaron a más de 100 mil católicos que se negaron a adherirse a ellos, y que sufrieron la muerte de maneras particularmente crueles entre los años 1793 y 1794.
El genocidio contra los católicos, que tenían un ejército consagrado al Corazón de Jesús, se conoce como “La Guerra de la Vandée”.
El Purpurado denunció que los revolucionarios de la ideología de género “están listos para lanzar sobre África las nuevas colonizaciones infernales para hacer presión sobre las familias e imponer la esterilización, el aborto y la anticoncepción. ¡África, como La Vendée, resistirá!”
“¡En todo lugar las familias cristianas deben ser las alegres puntas de lanza de una revuelta contra esta nueva dictadura del egoísmo! Ahora está en el corazón de cada familia, de cada cristiano, de todo hombre de buena voluntad, ¡que se levante una Vendée interior!”
La autoridad vaticana refirió que “el alma de los mártires” de La Vendée “nos envuelve en este lugar. ¿Qué nos dicen? ¿Qué nos transmiten? Para comenzar, el coraje”.
“¡Es tiempo, queridos hermanos, de volvernos contra el ateísmo práctico que asfixia nuestras vidas! Recemos en familia, pongamos a Dios en primer lugar. ¡Una familia que reza es una familia que vive! Un cristiano que no reza que no sabe darle su lugar a Dios en el silencio y la adoración, termina muriendo”.
El Cardenal Sarah resaltó que “los mártires vandeanos nos hacen aprender el sentido de la generosidad y del don gratuito de uno mismo. Solo el amor generoso, el don desinteresado de la vida puede vencer el odio hacia Dios y los hombres, que es el origen de toda revolución. Los vandeanos nos han enseñado a resistir a todas estas revoluciones”.
“Nos han mostrado que ante las colonizaciones infernales, como sucedió en los campos de exterminación nazi, ante los gulags comunistas, como ante la barbarie islamista, no hay más que una respuesta: el don de sí, de toda la vida. ¡Solo el amor vence ante los poderes de la muerte!”
El Purpurado africano exhortó a no dejar que “se ahogue en nosotros el don generoso y gratuito. Como los mártires de La Vendée veamos la fuente de su don en el corazón de Jesús”.
“¡Recemos para que una potente y alegre Vendée interior se eleve en la Iglesia y en el mundo!”, concluyó.
El genocidio contra los católicos de La Vendée
El genocidio perpetrado por los partidarios de la Revolución Francesa que devastó la región católica de La Vendée, dejó más de 100 mil muertos entre los años 1793 y 1794.
Los revolucionarios no soportaban que la región católica no quisiera someterse a sus ideas y que no quisiera sumarse a las guerras que emprendieron contra Inglaterra, España, Holanda e Italia; y que además, hubiera organizado un muy buen ejército que estaba consagrado al Corazón de Jesús, en el que los soldados avanzaban rezando el rosario.
La crueldad de los revolucionarios incluyó ahogamientos masivos de mujeres, asesinatos de niños en hornos de pan, envenenamiento del agua de pueblos enteros; entre muchos otros horrores sufridos por los católicos en nombre de la revolución.
Incluso los revolucionarios usaban los cadáveres de los fallecidos para obtener grasa y piel, que se curtía en la localidad de Meudon.
Entre las muchas atrocidades sufridas por los católicos, está aquella en la que se aniquiló a un pueblo entero luego de envenenar sus aguas –algo que hicieron en muchos otros lugares– los revolucionarios reunieron a todos los sobrevivientes en una iglesia y se asesinó a punta de bayoneta a alrededor de 600 personas, luego de lo cual se procedió a destruir el templo.
Los escombros del lugar no se removieron hasta 1863 cuando se enterró a los cadáveres.
El genocidio contra los católicos ha sido ampliamente investigado por Alberto Bárcenas.
Su libro “La guerra de la Vendée” puede adquirirse AQUÍ.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 19 de mayo de 2017
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