La teoría sueca del amor y la familia

Fabián Acosta Rico

A quien culparemos cuando seamos felices, parece ser la pregunta de la Suecia de hoy, en una Europa que muere de prosperidad y progresismo.
En la película de Matrix de los hermanos Wachowscki, el agente Smith le explica a Neo que ese mundo de realidad virtual, donde están inmersas las conciencias de los seres humanos en estado de invernación permanente, tuvo una primera versión; una utópica… en su primera versión, la Matrix recreaba las condiciones óptimas para la vida humana; prosperidad, riqueza, placer, seguridad, paz… el problema es que ese paraíso multimedia terminaba hastiando a los seres humanos; quienes intentaban despertar y desconectarse de la Matrix.

Si trasladamos la utopía, el mundo perfecto, de la ficción a la realidad, podríamos hacer la analogía y ver su concreción en Suecia; una sociedad donde el sueño de una socialismo libertario edificó un estado que retenía gran cantidad de la riqueza de los suecos, vía impuestos; pero, que los sabía  administrar con justicia para procurarles a todos los ciudadanos buenos servicios de salud, educación, seguro de desempleo, cultura… y sobre todo libertad. Si libertad,  elevada ésta al rango de valor supremo. ¿Qué más podían pedir los suecos?

El proyecto, la idea iniciada por el gobierno sueco allá por 1972, proyectaba un cambio de paradigma en el modelo de familia. Desde una antropología individualista, entendía dicho proyecto, al que intitularon La familia del futuro: una política socialista de familia, que había que liberar a las personas de las relaciones forzadas; que en la convivencia humana debía privar la espontaneidad; que las esposas debían emanciparse de sus maridos; los adolescentes de los padres y éstos de sus hijos… sí, el ideal era la libertad, ocuparse de uno mismo con pleno desinterés de los demás. 

Como lo ilustra la película documental de Erik Gandini, La teoría sueca del amor, uno de cuatro suecos muere solo, sin que nadie reclame sus restos; y muchos, siendo jóvenes, optan por suicidarse. Tal parece que una vida sin retos ni responsabilidad resulta igual de insobrellevable que una  cargada de penas y sufrimientos.

A este país, donde las mujeres son clientas de los bancos de esperma (engendran sí, pero sin cargar con un marido) se ha tornado socialmente gris; la gente desprecia los vínculos de amistad y compañerismos; país septentrional; hay también frio en el trato y en el corazón de estos descendientes de antiguos vikingos; los refugiados que llegan a estas tierras que exportaron millones de teléfonos Nokia, se preguntan: ¿Dónde  están  los suecos? Están pasando un mal sueño de independencia, sin familia, confinados en el egoísta propósito de sólo satisfacerse así mismo; he intentado despertar de él como los primeros seres humanos que habitaron la Matrix.  

Maestro UNIVA

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