El Papa Francisco visita Marruecos este fin de semana, ahí se reunió con el rey de la nación, Mohammed VI, pronunció un discurso ante la sociedad civil en la explanada de Torre Hassan II, firmó un llamamiento por la preservación de Jerusalén y se reunió con migrantes.
Tras ser recibido en el Aeropuerto de Rabat por Mohammed VI, el Papa Francisco hizo un llamado a la comunidad internacional para garantizar en Jerusalén la libertad de religión y el derecho al libre culto.
Luego de dicha petición, monseñor Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría del Estado marroquí, leyó un mensaje que fue firmado por el Santo Padre y el rey Mohammed VI, en el que señaló que es importante preservar la Ciudad Santa de Jerusalén como patrimonio de la humanidad, y como lugar de culto, encuentro y convivencia de las religiones monoteístas que ahí confluyen.
En lo que fue su primer discurso en dicha nación, el Santo Padre abordó el tema de la libertad de culto y de estar en contra del extremismo. Francisco destacó la exigencia de promover una formación adecuada y sana “contra todas las formas de extremismo, que llevan a menudo a la violencia y al terrorismo y que, en todo caso, constituyen una ofensa a la religión y a Dios mismo”.
Abordó también el tema de la movilidad humana, y afirmó que este fenómeno no se resuelve construyendo barreras o negando la asistencia humanitaria a los migrantes, sino erradicando las causas que obligan a las personas a dejar sus países.
“Ustedes saben cuánto me preocupa la suerte, a menudo terrible, de estas personas que seguramente no dejarían sus países si no estuvieran obligadas a hacerlo”, dijo el Papa, ante miles de personas que en varias ocasiones rompieron en aplausos interrumpiendo su discurso.
Posteriormente, el Santo Padre se reunió con un grupo de migrantes en la sede de Cáritas de la diócesis de Rabat, donde fue recibido por el Arzobispo de Tánger y el director de Cáritas local.
“Queridos amigos migrantes, la Iglesia reconoce los sufrimientos que marcan su camino y sufre junto a ustedes, para el cristiano no se trata sólo de los emigrantes, sino que es Cristo mismo quien llama a nuestras puertas. Porque todo hombre tiene derecho a la vida, todo hombre tiene derecho a tener sueños y a encontrar el lugar que le corresponde en nuestra casa común”, les dijo.
Marruecos cuenta con una población de casi 35 millones de habitantes, de los cuales sólo 0.7 por ciento (unos 25,000) son cristianos, de ellos casi la totalidad son extranjeros: estudiantes, diplomáticos o jóvenes subsaharianos. Aunque Marruecos reconoce la libertad de culto, continúa sin admitir las conversiones de sus ciudadanos a otras religiones, y el código penal castiga el proselitismo con hasta tres años de cárcel.
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