Mtro. Fernando N. Sánchez Martínez*
Los tiempos de la era global que nos ha tocado vivir, plantean diversas situaciones que cuestionan no solo la fe del hombre en Dios, sino la fe en la humanidad del hombre mismo, las atrocidades cometidas en el siglo pasado no dejan duda al respecto. Al comenzar el siglo XXI la situación no es tan diferente, los atentados a la dignidad humana se encuentran diseminados en problemas que como sociedad vivimos cada día, la pobreza, la delincuencia organizada, el calentamiento global, el acceso a la educación, a los servicios de salud, son sólo algunos de los retos que interpelan al ser humano y que desde la fe en Cristo es necesario responder y contribuir a la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
De ahí que la Iglesia depositaria de la fe y experta en humanidad, en el año 2004 presentó a la comunidad no solo cristiana sino a toda la comunidad humana el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, donde ilustra la doctrina que “tiene una profunda unidad, que brota de la Fe en una salvación integral, de la Esperanza en una justicia plena, de la Caridad que hace verdaderamente hermanos a todos los hombres en Cristo” (DSI 3). La fe, esperanza y caridad enmarcadas en la enseñanza de la Iglesia, lleva al ser humano a la comunión de personas, es decir, a comprender que independientemente de su raza, sexo, religión, etnia, el otro es hijo de Dios, todos lo somos, a Dios lo encontramos en la vida de cada persona, por más pecadores que seamos, en nuestra miseria humana, aún ahí se puede encontrar a Dios. Por lo tanto, esta comunión de personas se da gracias al Hijo que nos ha hecho hermanos. Un ejemplo claro lo podemos ver en la vida del Papa Francisco, un pastor con olor a oveja como el mismo se describe, que es cercano, visible que se deja ver como uno de nosotros, un párroco hecho Papa.
Pero, ¿qué tanto conocemos la Doctrina Social de la Iglesia? Dicho de otra forma ¿qué tanto vivimos como cristianos la solidaridad? ¿Es el bien común parte importante de mi vida como laico o consagrado? ¿De qué manera como creyentes promovemos el humanismo integral y solidario en casa, en el trabajo, en la sociedad, en la parroquia? ¿Acaso están vetadas las cuestiones sociales para la fe y sólo nos contentamos con los aspectos rituales?
Han pasado ya 15 años de la publicación de estas orientaciones doctrinales de la Iglesia que son ricas en contenido además de propositivas para vivir la fe de manera comprometida, por lo que nuestra misión es hacerlas vida para lograr una relación más fraterna y una sociedad donde podamos descubrir el rostro del Otro en el otro.
Pontificio Consejo Justicia y Paz. (2004). Compendio de la doctrina social de la Iglesia.
Recuperado de www.vatican.va
*Docente Investigador UNIVA
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