Fe, fiesta, penuria y enfermedad
La vida diaria en San Pedro Itzicán, Poncitlán
Rebeca Ortega Camacho
A las 4.30 de la mañana el “Diputado” repica las campanas de la Parroquia de San Pedro Itzicán; los pobladores se reúnen en el templo y rezan el Rosario. El “Mayordomo” ofrece café, chocolate y pan y se realiza una procesión con la imagen que corresponde a la festividad. Mientras que el “Prioste” vigila que la fiesta se lleve a cabo como es costumbre. Los originarios de San Pedro Itzicán están acostumbrados a esta manifestación de Fe.
El señor Cura José Joel Jiménez Prado fue designado a la comunidad de San Pedro Itzicán el 29 de octubre de 2014. Desde su arribo, fue conociendo y aprendiendo de la religiosidad popular que se vive en este poblado. Respetó su costumbre y tiene memorizado los días que son de fiesta: “El primero de cada mes, a La Divina Providencia; el 3, a La Santa Cruz; el 8, a La Inmaculada Concepción; el 12, a la Virgen de Guadalupe; el 16, a Nuestra Señora del Carmen; el 20, al Señor de La Ascensión; el 22, a Santa Cecilia; el 25, al Niño Dios; el 29, a San Pedro; el 30, al Sagrado Corazón de Jesús”. En total son once festividades al mes que celebran con la tradición de madrugar, llevar flores, rezar y compartir un refrigerio.
Pbro. Joel Jiménez, párroco de San Pedro Itzicán.
Así comienza el día de los aproximadamente trece mil habitantes, de acuerdo con el entrevistado, de San Pedro Itzicán, ubicado a 10 kilómetros de la cabecera del Municipio de Poncitlán. “La población es muy joven. En la secundaria hay 18 grupos, de 30 cada uno (los que pueden ir, porque más de la mitad no asiste); de preparatoria son 15 grupos en el mismo plantel, por la mañana es secundaria y por la tarde es preparatoria. En la primaria son dos planteles con 500 niños por turno, cerca de dos mil niños. Es mucha la población y se están reproduciendo rápido. Los papás son jóvenes, se empiezan a juntar a los 14, 15 años. A mí me impresionó un muchacho de 29 años, casado y que tiene 9 hijos, su esposa tiene 28 años”.
Empresas como Arimex, Hortalizas Argaman y una ensambladora de vehículos ofrecen trabajo a los pobladores. Sin embargo, el Padre Joel Jiménez señaló que en ocasiones dejan pasar estas oportunidades porque “les falta esa cultura, de que van a buscar el trabajo y a la hora que les toque, pero no, ellos primero tienen su vida que el trabajo”, puesto que las empresas solicitan rotación de horario. Mientras que un gran número de mujeres, madres de familia, también trabajan; su principal fuente de empleo es el servicio doméstico en casas de Zapopan y Guadalajara. Ellas arriban a la estación de autobús en Poncitlán a las 5 de la mañana y es común ver las largas filas que llenan el transporte público, todos los días.
Raíces indígenas
“Dicen ser indígenas pero no señalan de cual etnia, ni hablan un dialecto, todos español. Yo digo que se dicen indígenas por su aspecto, todos tienen semejante fisonomía. Cosa curiosa, aunque tengan los mismos apellidos, no se consideran de la misma cabeza. No hay personas que no sean de aquí, yo soy el único extranjero y que me dejan vivir. No hay persona que no esté casado con alguien de aquí; son celosos de su sangre y de su tierra.
“Falta mucha cultura en nuestra gente, quizás porque han estado ‘encerrados’. Apenas van entrando estufas, tienen muy pocas; todavía la gente va al cerro y baja con leña. La carretera para llegar a San Pedro por Poncitlán, tiene apenas ocho años y por mucho tiempo fue terracería (hace 30 años duraban 5 horas para llegar a Poncitlán). Como a los cuatro meses que llegué, el gobierno regaló televisiones, fui a confesar a un enfermo y se acusaba de que estaba viendo la tele, para él era un pecado, porque no la conocía; eso hace un año y medio. Esto estaba olvidado”, señaló el entrevistado.
La parroquia tiene 15 años que se desprendió de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en Mezcala (fue erigida el 29 de septiembre de 2001). Algunos pobladores todavía recuerdan cuando se construyó el templo con materiales del lugar. El mapa parroquial comprende cinco localidades, comunicadas por un solo camino, apenas unos metros arriba y al borde del Lago de Chapala. La cabecera y más grande es San Pedro Itzicán, Agua Caliente (420 casas), Chalpicote (390 casas), La Zapotera (380 casas) y San María de la Joya (27 casas). Los cinco poblados pertenecen al Municipio de Poncitlán y al Decanato del mismo nombre. En lo pastoral, destaca la labor de 50 Catequistas que atienden 1,900 niños que se preparan para recibir los Sacramentos de la Comunión y Confirmación en San Pedro.
Imagen de San Pedro Apóstol navegando en la desembocadura del Río
Lerma al Lago de Chapala, en las Fiestas Patronales de La Palma, Michoacán.
Vivir, a pesar de la enfermedad
El transcurso de la vida en esta comunidad parecería “normal”, sin embargo, una enfermedad ha florecido en la localidad y ha provocado muertes, trastornado más la economía familiar y deteriorado la salud de cientos de personas, la Insuficiencia Renal Crónica. La principal causa del problema la atribuyen al consumo del agua, porque desde hace más de 40 años la población toma agua de un pozo termal. Los que pueden, adquieren el agua potable de una purificadora que ofrece el vital líquido a 18 pesos el garrafón; mientras que los que no tienen para comprar, beben agua del pozo.
“Nos han hecho muchas promesas y no las han cumplido. Incluso, una vez que vinieron muchos secretarios me invitaron y les dije que porque no nos traen una clínica de hemodiálisis; dijeron ‘sabe lo que cuesta’; pero considero que gastan más en otras cosas. Estudiados (investigaciones del porqué de la enfermedad) estamos de arriba- abajo, ya saben lo que tenemos y todo lo que ocurre, pero nada más le dan vueltas. Es una bomba de tiempo, si no nos atienden.
“El Centro de Salud no tiene medicina y el médico está nada más un rato; en la noche no hay quien nos cuide. Si alguien se enferma, en la noche tenemos que salir a Poncitlán o hasta La Barca. Cáritas tienen un comedor en Chalpicote, pensaban también hacerlo en Agua Caliente pero ahí lo iba a poner el gobierno. Son 23 en hemodiálisis, 7 en diálisis y 12 trasplantados, lo peor del problema está en San Pedro, Mezcala y Agua Caliente.
“Pedimos un campo de futbol, los niños no juegan porque no tenemos un área donde mandarlos a jugar, se van a hacer vagancias en una casa o en otra; lo querían hacer en el cerro, llegan allá y ya están cansados.
Muchos niños van y caminan al cerro, tienen mucha condición a pesar de sus enfermedades y carencias de alimentación. El pescado es base aquí, la verdura, los chayotes es lo que se siembran en la ribera y es su alimentación. A parte, lo que traen de fuera con el trabajo de la esposa y del hombre; pero les falta la cultura de saber utilizar lo que ganan, porque en el fin de semana lo gastan. Hay muchos detalles”, señaló el párroco de la comunidad. Y añadió que los sacerdotes del Decanato están al tanto de la situación y apoyan cuando hay una urgencia.
Jonathan, niño pescador.
1,900 niños se tienen registrados en el Catecismo. Para llevar algo de comer a su familia, algunos infantes pescan a la orilla del Lago de Chapala.
Su instrumento de trabajo no es una caña de pescar, ellos usan un bote de plástico de refresco, hilo de cáñamo y utilizan como señuelo, masa con sal.
“La comunidad de San Pedro está llena de valores humanos pero también es pobre en cuestión económica y en cultura también, apenas salió la tercera generación de la preparatoria; no tenemos personas que sean maestros, abogados… Hay un sacerdote y varios seminaristas que son de aquí. Sin embargo, tiene muchas cosas bonitas, como sus tradiciones, las fiestas de cada mes que ellos mismos organizan y diario rezan el Rosario. Lo que no logro entender es si lo hacen de corazón o nada más por tradición, ojalá un día los lleguemos a convencer y cuando lo hagan de corazón ya tienen ganado el cielo, porque es mucho sacrificio. A la gente no le importa el dinero, así como le llega así lo desparrama, son muy generosos”, concluyó el Padre Joel Jiménez.
Encuentran metales pesados en la sangre de los pobladores
Último informe de la investigación
Rebeca Ortega Camacho
El domingo 13 de agosto se realizaron 12 Misas, dos en la Catedral Metropolitana y 10 en los pueblos de la Ribera de Chapala,
con la intención de pedir por el saneamiento del agua y por los enfermos de insuficiencia renal.
La desnutrición, la contaminación del agua, enfermedades como parasitosis e hipertensión así como la exclusión social, podrían ser algunas causas de la alta prevalencia de insuficiencia renal entre los pobladores de Agua Caliente, en el Municipio de Poncitlán, de acuerdo con el estudio encabezado por el doctor Felipe Lozano Kasten, investigador del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS).
“El pasado 17 de julio el doctor Felipe Lozano dio a conocer los últimos datos de su investigación a la población de Agua Caliente. De acuerdo con los resultados, encontró cuatro metales pesados (mercurio, arsénico, tungsteno y plomo) en la leche materna, en la sangre y en el pelo de los pobladores. Mientras que en los peces del Lago de Chapala que se analizaron (de varias especies), encontró los tres primeros metales pesados de esa lista.
“Tenemos otros estudios de la SEMARNAT (Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial) y el IMTA (Instituto de Tecnología del Agua), que son dependencias Federales, que también encontraron mercurio en los peces del lago frente a los municipios de Poncitlán, Chapala, Jocotepec y Tuxcueca. Este estudio señala que en Mezcala y San Pedro Itzicán el riesgo de enfermedad es mayor, debido a la marginación y pobreza de estos pueblos, además que consumen más a menudo el pescado, porque no tienen otra fuente de proteína al alcance.
“Dice el escrito: ‘En los niños de 7 a 11 años, también se registraron tasas altas de consumo de pescado, el 75 por ciento consume pescado del lago al menos una vez a la semana’… La ingesta de pescado se asoció con altas concentraciones de mercurio en orina de niñas y niños, así como con la concentración en cabello de las niñas, pero no con plomo sanguíneo. Y el mercurio produce daño renal, de acuerdo con la Organización Mundial de Salud (OMS)”, señaló el Psicólogo Enrique Lira Coronado, responsable de Enlace Institucional y Comunitario del Foro Socioambiental GDL.
Actualmente se contabilizan más de 500 casos de daño renal en los pueblos de Mezcala, San Pedro Itzicán y Agua Caliente. En este último, el doctor Felipe Lozano del Laboratorio de Salud Pública de la Universidad de Guadalajara, encontró 270 casos, desde leve hasta grave en etapa 5.
Jalisco tiene el 2° lugar Mundial en Enfermedad Renal Terminal, con 421 casos por millón de habitantes, de acuerdo con la United States System. El epicentro mundial de la enfermedad renal se encuentra en el poblado Agua Caliente, ubicado en la ribera del lago de Chapala, 1.5 kilómetros adelante de San Pedro Itzicán.
“Urge sanear los Ríos Lerma – Santiago y el Lago de Chapala, cuenca que está enfermando y causando la muerte a miles de jaliscienses”, dijo el activista Enrique Lira y agregó que el lunes 14 de agosto se realizó una “Mesa de evaluación sobre la problemática ambiente, salud y Derechos Humanos de la Cuenca Alto Santiago”, en la Casa Ejidal de Juanacatlán, participaron autoridades, activistas y pobladores de la localidad.
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