Ciudad del Vaticano
Un largo aplauso con la audiencia de pie dio la bienvenida al Papa Francisco en su entrada al Instituto Rey Mohammed VI, que está dedicado a la formación de imanes, predicadores y predicadoras, fuertemente deseado por el propio soberano e inaugurado el 27 de marzo de 2015.
El Pontífice llegó en torno a las cinco de la tarde después de haber pronunciado su primer discurso oficial y tras haber realizado la visita de cortesía al Palacio Real en donde firmó el llamamiento por el respeto a la ciudad santa de Jerusalén.
A través de la proyección de un video, los organizadores narraron la historia y la organización del Instituto destacando sus objetivos de orientación religiosa, así como los programas seguidos por los alumnos. Y todo ello acompañado de música y canciones tradicionales.
El Instituto también incluye a estudiantes extranjeros de Asia -con peticiones de Tailandia-, Europa y sobre todo de toda África, debido a la importancia que tiene promover en este continente la religión islámica con una buena base formativa "sana y tolerante", tal como subrayó un estudiante nigeriano que compartió su testimonio con el Santo Padre, explicando la tensión que se vive en Nigeria, donde la manipulación por parte de grupos extremistas es fuerte e implica que muchos jóvenes siembren la violencia.
"Cambiar esta situación", dijo el joven, "requiere educar a la gente en las enseñanzas ortodoxas del Islam, por eso quise profundizar mis conocimientos: para ayudar a mi comunidad y transmitirle que la religión es para la paz y el bien".
Amenazas a la autenticidad de la religión
Por tanto, en las bases de este Instituto hay un Islam tolerante que mira a la modernidad en contraste con las tendencias radicales y el fundamentalismo que amenazan la autenticidad de la religión. También promueve el interés por el conocimiento y la comparación con las otras dos religiones monoteístas sobre textos específicos dedicados a particularidades y aspectos comunes.
El video proyectado para el Papa hizo hincapié en la gran presencia de mujeres jóvenes, que forman parte de las mezquitas y de las implicaciones que la educación de los estudiantes tiene en sus países de origen, tal y como manifestó otro estudiante de origen francés en su testimonio: "A mi regreso -dijo-, cuento con poner al servicio de mi país y de sus habitantes todas las diversas competencias que habré adquirido en el Instituto; espero ponerlas en práctica y transmitirles este conocimiento y, sobre todo, el espíritu de paz, amor, fraternidad y tolerancia".
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