Ciudad del Vaticano
La Red Eclesial Panamazónica (REPAM) de Venezuela eleva su voz de dolor, angustia e indignación, ante los dolorosos sucesos que se están desarrollando en medio de la tensión desatada por el intento de ingresar la ayuda humanitaria al país desde la mañana del pasado 23 de febrero, en la población de Santa Elena de Uairén, en el Territorio de la Gran Sabana en el Estado Bolívar, colindante con el estado de Roraima en Brasil.
Situación de violencia
El comunicado da cuenta de la situación de violencia que se vive en la zona y que ha generado, al menos, 4 personas fallecidas y más de 26 heridos. No se contabilizan los detenidos y desaparecidos. Subraya además, la presencia de militares de las FANB y de otros grupos generadores de terror entre la población.
El mensaje insiste en que “Llama la atención el ensañamiento que están demostrando con los pobladores de esta región, tan permanentemente abandonada pero, al mismo tiempo, tan codiciada por sus recursos naturales. Solicitamos se detenga tal agresión”.
Despojo de tierras y minería
Puntualiza la lucha de los pueblos originarios por el reconocimiento oficial de la posesión de sus tierras y de lo que hay en ellas. Sin embargo, “En lugar de reconocer los territorios indígenas el gobierno venezolano ha creado la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco, cuyo decreto 2.248 fue publicado en Gaceta Oficial el 24 de febrero de 2016 y acaba de cumplir tres años, para la explotación de oro, diamante, cobre, coltán, hierro, tierras raras”.
Esto sucedió “sin la consulta previa, libre e informada a los pueblos y comunidades indígenas; y sin realizar un estudio de impacto socio-ambiental. A partir de este decreto se han incrementado el número de masacres y desapariciones en los municipios mineros, cuyo control está en manos de bandas criminales”.
La REPAM eleva su voz
La REPAM eleva su voz “para denunciar esta situación, asumir una actitud crítica frente al manejo de la situación que empiezan a hacer determinadas autoridades, y pedir el respeto de los derechos de estos pueblos autóctonos, y abrir los ojos ante la terrible realidad social que sufre una gran mayoría de la población de Venezuela”.
La REPAM exige cambio de actitud en los responsables para que “depongan su actitud de violencia e intransigencia ante los planteamientos ajenos a sus intereses; a todos los venezolanos de cualquier cultura y condición a propiciar el reencuentro y la reconciliación; y a la comunidad internacional que acompañe y apoye a Venezuela en su lucha por hacer vigente su Constitución por caminos civilizados y no violentos”.
Finalmente, expresaron su solidaridad “con la Iglesia venezolana, en particular con el Vicariato Apostólico de Caroní, en su incansable defensa de los derechos de la población. Manifestamos también nuestra solidaridad con el hermano pueblo Pemón y con toda la sociedad venezolana y reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de la vida y de los derechos humanos”.
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