La religiosa, que no ha sido identificada, fue rechazada por el Foyer logement de Vésoul, administrado por el Centro Comunal de Acción Social (CCAS) de la zona. El municipio se encuentra en el departamento de Alto Saona, en la región de Franco Condado.
Así lo informó el diario francés Le Figaro que recoge una nota de France Bleu Besançon del martes 19 de noviembre.
La religiosa hizo la solicitud para ser acogida en la casa en enero de este año cuando aún no había un lugar para ella, por lo cual se la puso en una lista de espera.
La respuesta la recibió seis meses más tarde. El CCAS aceptó su pedido, siempre y cuando, “en el respeto de la laicidad, todo signo que ostente pertenencia a una comunidad religiosas no puede ser aceptado en vistas de asegurar la serenidad de todas y todos”.
Si la religiosa quería ser aceptada, debía renunciar a usar el hábito y el velo, y solo se le concedía la posibilidad de portar una pequeña cruz, condiciones que ella rechazó, por lo cual se vio obligada a conseguir otro lugar donde vivri. Ahora ella, a pesar de su frágil salud, hace sola sus compras y prepara sus alimentos.
En declaraciones a France Bleu Besançon, el presidente del CCAS de Vesoul, Claude Ferry, señaló que “la religiosa rechazó el lugar que se le ofreció porque no quiso aceptar el reglamento interno que es el mismo para todo el mundo”.
El párroco de Vesoul, P. Florent Belin, que acogió en su parroquia a la religiosa mientras esperaba la decisión del CCAS, escribió en el boletín de noviembre que “nos llenan las orejas con principios de laicidad que no se comprenden”.
“¿Qué es la laicidad? Es dar la posibilidad a cada uno de vivir su fe sin que eso dañe a nadie. No creo que el velo de una religiosa pueda dañar, ya que no es un signo de sumisión sino de una consagración”, resaltó el sacerdote.
Esta religiosa, continuó el presbítero, “ha pasado toda su vida en un convento de la Drôme pero deseaba terminar sus días en su ciudad natal. La hemos acogido un tiempo aquí (en la parroquia). Es triste porque, además de no estar bien de salud ella ahora está sola en un pequeño apartamento”.
Ante la polémica surgida por el caso de la religiosa, el alcalde de Vésoul, Alain Chrétien, publicó un comunicado en su cuenta de Twitter en el que señala que “la neutralidad se aplica a los agentes del servicio público y no a los residentes que deben poder tener la libertad de su conciencia”.
“Este error de apreciación es muy lamentable por lo cual me comprometo personalmente a encontrarle un lugar en las Residencias Autónomas, si es que ella desea estar allí”, ofreció.
De modo similar opinó Nicolás Cadéne, presidente del Observatorio de la Laicidad, quien dijo en su cuenta de Twitter que “esta religiosa católica tiene el derecho de portar el velo en su casa y en la residencia. La laicidad no impone la neutralidad que tiene la administración para quienes ejercen el servicio público”.
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