Manuel Cubías - Japón
El padre Ucerler es miembro de la provincia del Japón de la Compañía de Jesús y relata que estuvo en Nagasaki el pasado domingo. “Recibimos al Papa en la Plaza de los Mártires, lugar donde fueron crucificados, el 5 de febrero de 1597, veintiséis personas. Ellos eran entre clérigos y laicos una mezcla de nativos cristianos japoneses y sacerdotes europeos (20 japoneses, 4 españoles, un mexicano y un indio)”.
Católicos japoneses en el Museo de los Mártires
El padre Renzo de Luca, llevó al Santo Padre al Museo de los Mártires para mostrarle uno de nuestros grandes tesoros. El padre Luca es argentino y fue enviado como misionero a Japón por el santo padre, mientras que Luca y el padre Bergoglio estaban juntos en el mismo colegio en Buenos Aires.
El padre Ucerler relata: “Renzo y yo empezamos a estudiar japonés juntos en septiembre de 1985, hace 34 años. Después de ingresar al museo, pude dar la bienvenida al Santo Padre. Después vio la carta original de san Francisco Javier de 1546 y otra carta muy interesante, una carta en portugués escrita al padre general de los jesuitas en Roma, antes de su arresto, por el jesuita Juliano Nakaura, quien murió en la colina de Nishizaka el 21 de octubre de 1633.
Padre Nakaura, mártir
El padre Nakaura, de familia noble, fue enviado a Roma por el visitador de las misiones de la Compañía de Jesús, el famoso padre Alessandro Valigniano, con otros tres jóvenes japoneses de la nobleza samurai. Allí fue recibido por el papa Gregorio XIII y el papa Sixto V en 1585. También, el padre Nakaura y los jóvenes fueron recibidos en el Escorial de Madrid por Felipe II.
Regresó a Japón 8 años después, en 1590. Entró a la Compaña de Jesús y, años después, fue ordenado sacerdote. Después del comienzo de la persecución en 1614 fue apóstol de los cristianos oprimidos. En 1633 fue arrestado y cruelmente torturado. Antes de morir se presentó a las autoridades diciendo: “mi nombre es padre, Juliano Nakaura, el que estaba en Roma”.
El p. Ucerler explica que quería mostrarle al Santo Padre, jesuita, la carta de este mártir, de nuestro compañero jesuita que conoció a dos papas en Roma en el siglo XVI. Hay en el vaticano un fresco que muestra la entrada al Vaticano de estos cuatro jóvenes embajadores. El museo de los 26 mártires de Nagasaki tiene varias colecciones sobre la historia cristiana en Japón comenzando con los 26 mártires de 1597 y terminando casi 50 años después en el siglo XVII y varias colecciones de los llamados cristianos ocultos que sobrevivieron más de 250 años escondidos, hasta 1873, cuando se declaró la libertad religiosa.
Regalo de imagen de nuestra Señora de las Nieves
Antes de salir del museo, el padre de Luca mostró al Papa un pequeño pergamino pintado con la imagen de la Señora de las Nieves, ante el cual los cristianos escondidos rezaban en secreto. Este pergamino es muy pequeño, para que se pueda ocultar fácilmente. Por ejemplo, debajo de la teja de una casa.
Ucerler afirma que “Le pedimos al señor Usami, famoso artista de Kioto, que fue la capital de Japón durante más de mil años, que preparase una copia exacta de esta imagen que se presentó el mismo día, es decir, el domingo 24 de noviembre al Papa como un regalo de la Compañía de Jesús en Japón y del arzobispo Takami, de Nagasaki”. Antes de salir, el Papa firmó el libro de visitantes especiales.
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