“Hago un llamado a los católicos de todo el país a orar por los muertos y heridos, así como por la curación de la comunidad. Espíritu Santo, cuya sabiduría y guía celebramos el domingo pasado en Pentecostés, trae consuelo y fortaleza en este momento de gran pérdida”, señaló Mons. Coakley en un comunicado publicado el mismo día.
El tiroteo tuvo lugar a las 6:48 a.m. en el patio de mantenimiento de trenes de la Autoridad de Transporte del Valle (VTA) en la ciudad de San José. El autor del crimen fue Sam James Cassidy, de 57 años, un técnico en el patio de ferrocarriles que comenzó a disparar contra sus colegas y luego se quitó la vida.
Las autoridades informaron en la noche del 26 de mayo que aún no se ha determinado el motivo de la masacre, pero añadieron que se estaba catalogando como “violencia en el lugar de trabajo”.
El Arzobispo Coakley dijo que esta matanza “nos recuerda una vez más que algo fundamentalmente roto en nuestra sociedad” y que esta “cultura debe ser examinada y abordada con valentía”.
“Es particularmente trágico que en una ciudad nombrada en honor a San José, quien fue un guardián tan amoroso de la Sagrada Familia, no podamos proteger a nuestros propios conciudadanos de los estragos de la violencia armada”, agregó.
El Arzobispo aseguró que “como estadounidenses debemos entender por qué estos horribles sucesos de violencia continúan ocurriendo en nuestras comunidades, y luego actuar sin vacilar para erradicar las causas de tales crímenes”.
“Nuestra Conferencia ha pedido durante muchos años formas racionales pero eficaces de regulación de estas peligrosas armas. También instamos a un mayor alcance y servicios de salud mental para identificar y tratar áreas potenciales de conflicto antes de que se conviertan en sucesos trágicos”, comentó el Prelado.
El comunicado concluyó recordando que “se necesitan acciones para intentar reducir la frecuencia de estos actos aborrecibles mediante la legislación y la capacitación”.
Mons. Oscar Cantú, Obispo de San José, también se pronunció el 26 de mayo. Pidió orar “por las víctimas del tiroteo” y para que “Dios consuele a sus familias y seres queridos y les brinde sanidad”.
“Oren también por todos los socorristas y agentes del orden. Que la conmoción y el dolor den paso a la gracia y la resolución, mientras trabajamos juntos para proteger a los inocentes y prevenir tales actos sin sentido en el futuro, para que la paz pueda prevalecer en nuestros corazones y comunidades”, añadió.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.
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