Santa Margarita María Alacoque, Promotora del Sagrado Corazón de Jesús: El Padre Claudio de la Colombiere
San Claudio de la Colombière fue el gran director espiritual de la sierva de Dios. Nació el 2 de febrero de 1641 en Saint Simphorien, un pueblito del delfinado francés. A los 17 años entró en la Compañía de Jesús. Después de sus estudios y ordenado sacerdote, fue enviado en 1675 como Superior de la Residencia de Paray.
Un día fue a visitar por cumplimiento la Comunidad de religiosas de la Visitación de Paray. Dice la sierva de Dios: Mientras hablaba a la Comunidad, oí interiormente estas palabras: “He aquí al que te envío”. Y lo reconocí al instante en la primera confesión; porque, sin habernos jamás visto ni hablado, me detuvo largo tiempo y me habló como si hubiera comprendido cuanto pasaba en mí… Me dijo que, si lo tenía a bien, volvería a verme otra vez para hablarme en aquel mismo sitio... Regresó y le abrí mi corazón, descubriéndole el fondo de mi alma, así lo malo como lo bueno. Sobre lo cual me consoló en extremo, asegurándome que no había nada que temer en la dirección del Espíritu, tanto más cuanto que en nada me separaba de la obediencia... Él me enseñó a estimar los dones de Dios (87).
En otras entrevistas con este santo director quedó asegurada de que iba por buen camino a pesar de las habladurías de mucha gente que la consideraba visionaria e hipócrita.
El mismo Jesús quiso unirlos espiritualmente en su propio Corazón para que fuesen para siempre hermano y hermana. Así lo cuenta ella: Un día en que vino a celebrar misa a nuestra iglesia el padre La Colombière, le concedió Nuestro Señor, y a mí también, grandísimas gracias. Al aproximarme a recibirle en la sagrada comunión, me mostró su Corazón como un horno ardiente y otros dos corazones que iban a unirse y abismarse en él, diciéndome: “Así es como mi puro amor une estos tres corazones para siempre”. Después me dio a entender que esta unión era exclusivamente para la gloria de su Sagrado Corazón, cuyos tesoros quería que descubriese yo al padre para que él los diera a conocer y así publicase todo su valor y utilidad. Para esto, quería que fuésemos como hermano y hermana, participantes de los mismos bienes espirituales.
Presentándole yo entonces mi pobreza y la desigualdad que había entre un hombre de tan elevada virtud y mérito, y una pobre miserable pecadora como yo, me dijo: “Las riquezas infinitas de mi Corazón suplirán e igualarán todo. Háblale sin temor” (88).
El padre Claudio y Margarita María fueron los primeros en celebrar la fiesta del divino Corazón de Jesús el 21 de junio de 1675. Ese día se consagraron enteramente a Él y se ofrecieron a recibir y sufrir todas las cosas para cumplir su voluntad (89).
Los Superiores enviaron al padre Claudio a Londres como capellán de la duquesa de York, futura reina de Inglaterra. Llegó a Londres el 17 de octubre de 1676 y comenzó su apostolado, fomentando en todas partes la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y consiguiendo grandes conversiones. Pero esto duró poco, porque los enemigos de la fe católica dieron un golpe de Estado y derrocaron al rey Jacobo II, esposo de la duquesa de York. Ambos fueron desterrados a Francia. Al padre Claudio lo metieron en la cárcel, acusado de conjuración, el 24 de noviembre de 1678. Allí vio morir a varios de sus compañeros jesuitas. Se preparó para la muerte, pero lo liberaron, por intercesión del rey de Francia Luis XIV, con la condición de salir de inmediato del país. El tiempo que pasó en la cárcel lo enfermó gravemente. Al regresar a Francia a principios de enero de 1679, estaba muy mal. Estuvo año y medio tratando de mejorar, pero no lo consiguió.
Volvió a Paray en agosto de 1681 a ver si se curaba de su grave enfermedad. Antes de comenzar el invierno pudo llegarse algunas veces al monasterio de la Visitación y hablar a la hermana Margarita María y a las otras hijas espirituales que en él tenía. Pero no le duró mucho este estado de relativa salud. Los Superiores trataron de mandarlo a su pueblo para que pudiera respirar los aires natales. Andaban muy adelantados los preparativos del viaje, cuando se lo comunicaron a la sierva de Dios. Ella le envió un encargo, diciéndole que, si lo permitía la obediencia, no emprendiese tal viaje. En el papel que le envió decía: Me ha dicho que quiere aquí el sacrifico de su vida. Con lo cual se suspendió el viaje. El padre de La Colombière murió en Paray el 15 de febrero de 1682. Al enterarse Margarita María, dijo: Rueguen por él y procuren que se pida por su alma en todas partes. A las once, la misma hermana habló ya de este modo: Dejen de entristecerse, invóquenlo, no teman nada. Nunca como ahora está en mejor disposición de pedir por nosotros y ayudarnos… Ahora no necesita nada, por la bondad y misericordia del Sagrado Corazón de Nuestro Señor, disfruta ya en el cielo de un hermosísimo trono. Desde que murió hasta que se enterró, su cuerpo tuvo que satisfacer a Dios de alguna negligencia que tuvo en amarle en la tierra (90).
Fue beatificado en 1929 y canonizado por el Papa Juan Pablo II el 31 de mayo de 1992. Su fiesta se celebra el 15 de febrero.
86 Gauthey, vol 3, p. 79.
87 Autobiografía, p. 83.
88 Autobiografía, pp. 84-85.
89 Decretales, p. 680.
Tomado de:
Santa Margarita María de Alacoque y el Corazón de Jesús
Padre Ángel Peña O.A.R.
Lima - Perú
Nihil Obstat
P. Ignacio Reinares
Vicario Provincial del Perú
Agustino Recoleto
Imprimatur
Mons. José Carmelo Martínez
Tu hermano y amigo del Perú.
P. Ángel Peña O.A.R.
Parroquia La Caridad
Pueblo Libre - Lima - Perú
Teléfono 00 (511) 4615894
Obispo de Cajamarca (Perú)
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