''Los santos no nos piden que les aplaudamos, sino que los imitemos'', expresó el Cardenal al recordar las palabras del Papa polaco, quien tuvo “el valor de defender abiertamente la fe en Jesús en una época de apostasía silenciosa ... de defender la familia, la vida humana, la paz mientras soplaban vientos de guerra... de salir al encuentro de los jóvenes para librarlos de la cultura del vacío y de lo efímero invitándoles a acoger a Cristo, única luz de la vida y el único capaz de dar plenitud de alegría al corazón humano”.
La Misa estuvo precedida por las palabras del Arzobispo de Cracovia (Polonia), Cardenal Stanislaw Dziwisz, que invitó a los católicos a agradecer a Dios por el doble don que significa la canonización de dos nuevos santos.
“El primero, Juan XXIII, hijo de la tierra italiana, se mereció el título de Papa Bueno. Fue él quien convocó, hace más de medio siglo, el Concilio Vaticano II. El segundo, Juan Pablo II, hijo de la tierra polaca, el Papa de la Divina Misericordia, dio vida a las decisiones del Concilio e introdujo a la Iglesia en el tercer milenio de la fe”, expresó.
“Damos gracias por el testimonio extraordinariamente transparente de amor y servicio de esos dos pastores...Y por este don doble damos las gracias de todo corazón al Santo Padre Francisco porque ya desde el primer año de su pontificado tomó la decisión de canonizar a sus predecesores fijando la fecha en el Domingo de la Divina Misericordia”, añadió el Arzobispo, que durante años fue secretario personal de San Juan Pablo II.
El Purpurado también aprovechó para agradecer de parte de los polacos a Italia “por haber acogido tan cordialmente, hace años, a Karol Wojtyla, como obispo y Papa, llegado a Roma 'de un país lejano'. Italia pasó a ser para él una segunda patria y hoy seguramente Juan Pablo II la bendice desde lo alto, como bendice también a Polonia y al mundo entero. En su corazón encontraron lugar todas las naciones, las culturas y las lenguas”.
Por otra parte, en la Iglesia de San Carlo al Corso, se celebró la Misa de agradecimiento por la canonización de San Juan XXIII. Estuvo presidida por el Obispo de Bérgamo, Mons. Beschi, localidad donde nació el Papa Roncalli. En su homilía, el Prelado agradeció al Papa Francisco por el mensaje que envió a su pueblo saludándoles, horas antes de la canonización.
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