Se equivocan ustedes si piensan que solo voy a hablar del silencio de la Agrupación de Congregaciones, Hermandades y Cofradías de Gloria de Málaga ante el escándalo provocado por ellas mismas al conceder el pregón de este año a un político de Izquierda Unida, del que se conocía sus posturas contrarias al Magisterio de la Iglesia, alguna de las cuales repitió en dicho pregón.
Que los responsables de semejante burla a la Iglesia den la callada por respuesta, sobre todo después de que la diócesis condenara abiertamente lo ocurrido, indica bien a las claras lo que piensan del respeto y obediencia debidas a su pastor. Vuelvo a repetir que la mayor culpa de lo ocurrido no la tiene don Pedro Moreno Brenes -aunque anda empeñado en que el obispo declare si está excomulgado o no puede tomar la comunión- sino aquellos que le invitaron. Es lógico que no se arrepientan de lo ocurrido. ¿O acaso les ha pillado por sorpresa lo que dijo don Pedro? Obviamente no. Sabían lo que querían, lo obtuvieron y ahora miran para otro lado -por no decir que se cachondean- cuando su obispo aprueba y ordena la publicación de una nota llamándoles la atención.
Semejante pulso a la autoridad episcopal, aparte de intolerable, tiene mal futuro si se aplicara el Código de Derecho Canónico. Toda asociación de fieles ha de tener sus estatutos propios:
Canon 304 § 1: Todas las asociaciones de fieles, tanto públicas como privadas, cualquiera que sea su nombre o título, deben tener sus estatutos propios, en los que se determine el fin u objetivo social de la asociación, su sede, el gobierno y las condiciones que se requieren para formar parte de ellas, y se señale también su modo de actuar, teniendo en cuenta la necesidad o conveniencia del tiempo y del lugar.
Y, lean esto bien los “silentes":
305
§ 1. Todas las asociaciones de fieles están bajo la vigilancia de la autoridad eclesiástica competente, a la que corresponde cuidar de que en ellas se conserve la integridad de la fe y de las costumbres, y evitar que se introduzcan abusos en la disciplina eclesiástica; por tanto, a ella compete el deber y el derecho de visitarlas a tenor del derecho y de los estatutos; y están también bajo el régimen de esa autoridad, de acuerdo con las prescripciones de los cánones que siguen.
Y:
316
§ 1. Quien públicamente rechazara la fe católica o se apartara de la comunión eclesiástica, o se encuentre incurso en una excomunión impuesta o declarada, no puede ser válidamente admitido en las asociaciones públicas.
§ 2. Quienes, estando legítimamente adscritos, cayeran en el caso del § 1, deben ser expulsados de la asociación, después de haber sido previamente amonestados, de acuerdo con los propios estatutos y quedando a salvo el derecho a recurrir a la autoridad eclesiástica de la que se trata en el c. 312 § 1.
Podría seguir citando artículos del Código de Derecho Canónico, pero con esos basta para saber que:
1- Una Cofradía o Hermandad, en cuanto que asociación de fieles, no puede ir por libre sin someterse a la autoridad del Obispo.
2- Quien dentro de una asociación de fieles se separa públicamente de la fe de la Iglesia ha de ser expulsado, previa amonestación.
Pues bien, vean ustedes qué es lo que dice públicamente el segundo teniente de hermano mayor de la Congregación de la Divina Pastora, responsable a su vez de la web El Cabildo.org. Se llama Juan Antonio Navarro Arias y es -¡cosas que pasan!- hijo del Hermano Mayo de esa Congregación. Esto ha puesto en su twitter últimamente. Pongo solo enlaces a las capturas de imagen de sus “tuits” porque no me apetece que aparezcan tal cual publicadas en el blog. La razón es que algunos de sus mensajes pueden ser incluso considerados como delictivos, porque insulta gravemente al Cardenal Fernando Sebastián:
http://bit.ly/1hQX3vq
http://bit.ly/R1HOpl
http://bit.ly/R1HMxE
http://bit.ly/1hQX3vB
http://bit.ly/1hQX2b5
http://bit.ly/1hQX3LS
Bien, ¿ustedes creen que un personaje así puede ser miembro de algo que tenga que ver con el nombre de catolicismo? ¿puede ser miembro de una Cofradía o Hermandad? ¿puede incluso ocupar un cargo? ¿Sabe bien el Hermano Mayor de la Congregación de la Divina Pastora lo que piensa y dice públicamente su hijo? Y si no lo sabía, y ahora lo sabe -porque les aseguro que lo va a saber- ¿qué piensa hacer al respecto? ¿O cree acaso que si no lo hace, no le van a pedir que lo haga quien tiene autoridad eclesial sobre él?
Señores míos, se acabó la impunidad. Se acabó el usar las Cofradías como Caballo de Troya dentro de la Ciudad de Dios que es la Iglesia de Cristo. Se acabó el mirar para otro lado, “a ver si escampa". A nadie le obligan a ser católico. A nadie le obligan a ser cofrade. Pero si uno es católico y cofrade, ha de serlo de verdad, en fidelidad plena al Magisterio de la Iglesia y llevando una vida alejada de cualquier escándalo público -mejor no les cuento como está eso por allá-. Y si no quieren, puerta. Si no se van por su propia voluntad, habrá que mostrarles el camino de salida. Porque mientras sigan dentro, las posibilidades de que lo ocurrido en esta Semana Santa en Málaga se vuelva a repetir son muchas. Y eso no lo puede consentir ni el obispo, ni sus sacerdotes, ni los seglares que merecen llevar el nombre de “fieles". Es más, los primeros que tendrían que reclamar el fin de este sinsentido son el resto de responsables de Hermandades y Cofradías malagueñas. No pueden aparecer ante los ojos del mundo -y créanme si les digo que todo el orbe católico que habla español está ya pendiente- como quintacolumnistas del error y la herejía.
Luis Fernando Pérez Bustamante
Publicar un comentario