El Papa recuerda que tanto Dios como nuestro prójimo son dones para nosotros.
Mensaje de Cuaresma
“La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios”, señala el Santo Padre. Presentamos un extracto de su Mensaje.
«La Palabra es un don. El otro es un don». Así se titula el Mensaje Cuaresmal del Papa Francisco, que ha querido centrar «en la Parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (Cf. Lc 16,19-31)».
«Dejémonos guiar por este relato tan significativo, que nos da la clave para entender cómo hemos de comportarnos para alcanzar la verdadera felicidad y la vida eterna, exhortándonos a una sincera conversión», escribe el Obispo de Roma, en su Mensaje fechado el 18 de octubre de 2016.
Tras hacer hincapié en que el camino cuaresmal «es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte», anota que, en «este tiempo, recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión, a no contentarnos con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor».
Reitera que «Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque, incluso cuando pecamos, espera pacientemente que volvamos a Él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar».
Salir de nosotros mismos
«La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna», recuerda Su Santidad, añadiendo que «en la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia.
«Lázaro nos enseña que el otro es un don. La justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor. Incluso el pobre en la puerta del rico no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida. La primera invitación que nos hace esta Parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don.
“La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor. La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil. Pero, para hacer esto, hay que tomar en serio también lo que el Evangelio nos revela acerca del hombre rico» (No. 1).
Lo que nos
impide llegar a Dios
Con el Apóstol Pablo, el Romano Pontífice reitera que «la codicia es la raíz de todos los males» (1 Tm 6,10)». Y añade que «ésta es la causa principal de la corrupción y fuente de envidias, pleitos y recelos. El dinero puede llegar a dominarnos hasta convertirse en un ídolo tiránico (Cf. Exh. Ap. Evangelii gaudium, 55). En lugar de ser un instrumento a nuestro servicio para hacer el Bien y ejercer la solidaridad con los demás, el dinero puede someternos, a nosotros y a todo el mundo, a una lógica egoísta que no deja lugar al amor e impide la paz (No. 2).
«El Evangelio del rico y el pobre Lázaro nos ayuda a prepararnos bien para la Pascua que se acerca. La Liturgia del Miércoles de Ceniza nos invita a vivir una experiencia semejante a la que el rico ha vivido de manera muy dramática», asegura una vez más el Sucesor de Pedro, y subraya que «el verdadero problema del rico, la raíz de sus males, está en no prestar oído a la Palabra de Dios; esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y, por tanto a despreciar al prójimo.
La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios. Cerrar el corazón al don de Dios que habla, tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano» (No. 3).
Antes de concluir su Mensaje, el Papa Francisco exhorta a «todos los fieles a que manifiesten también esta renovación espiritual participando en las campañas de Cuaresma, que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en distintas partes del mundo, para que aumente la cultura del encuentro en la única familia humana».
Y a orar «unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua» (RV).
El Cardenal pidió a los Sacerdotes ser creativos en su labor pastoral
Exhortó a los Presbíteros a ser más realistas, a no quedarse sentados esperando pescar donde ya no existe río, y a valerse de las nuevas tecnologías para llegar a las ovejas del tercer milenio.
El martes 21 y miércoles 22 de febrero, el Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, se reunió con el Presbiterio en el Seminario Menor para darle a conocer su Mensaje de Cuaresma.
En el Encuentro, tomó como referencia el Mensaje del Papa Francisco y desglosó tres Puntos importantes:
Conversión. La esencia de la Cuaresma es volvernos a Dios de todo corazón, reconociendo que, por muchas circunstancias, nos vamos alejando, haciéndonos tibios en nuestra relación con Dios, olvidándonos de que el centro de la actividad de la Iglesia es Dios.
La Cuaresma es un tiempo propicio para fortalecer el espíritu. Para esto, debemos tomar como base tres actividades concretas: ayuno, oración y caridad.
Explicó que el ayuno no se refiere únicamente a privarse de ingerir alimentos. Dijo que nuestro espíritu puede debilitarse, puede mundanizarse, inclinarse hacia las propuestas del mundo, del hedonismo, del egoísmo y del individualismo; actitudes que nos cierran el espíritu a los demás.
“Algo que puede hacer que recobremos la dignidad del espíritu es el ayuno, no sólo de alimentos, sino de otras cosas que nos dañan, que nos debilitan interiormente”.
Respecto a la oración, dijo que ésta debe ser parte integral de nuestras vidas. “Hay que revisar con qué calidad oramos y cuánto tiempo le dedicamos, y buscar que esta actividad no se convierta en un acto meramente rutinario”.
En referencia a la Caridad, señaló: “A veces los ministros sentimos que la caridad no es para que nosotros la practiquemos; sin embargo, también nos toca, pues es una actividad que fortalece nuestro espíritu”.
El encuentro con Jesucristo, vivo y presente en su Palabra. Hay que experimentar en la Cuaresma la fortaleza, la renovación que nos da el encuentro con Cristo en su Palabra, que es viva y eficaz.
Vivir la
Cuaresma en comunión
El Cardenal Arzobispo exhortó a los Presbíteros a encontrarse también con el prójimo: “El encuentro vivo con el prójimo, por más que sea distinto, es un don al que yo me debo. Es un don para mí y que me interpela en sus cualidades y virtudes, pobreza, defectos, incluso en sus vicios.
“Además de ser llamados y sujetos de vivir este tiempo de Cuaresma, somos también agentes calificados para promover la esencia de este tiempo entre nuestros hermanos, sobre todo en aquellas comunidades a las que hemos sido enviados.
“No desorientemos el sentido de la Cuaresma, mantengámoslo como un camino que culmina con el Misterio Pascual”.
Prácticas cuaresmales al alcance de la gente
Asimismo, el Pastor Diocesano reflexionó sobre lo que ha podido experimentar en estos primeros cinco años de su ministerio al frente de esta Iglesia particular. Dijo que “el modo y el espíritu de afrontar, por parte de los católicos practicantes, este tiempo de Cuaresma, ha cambiado. Ya muchísimos católicos practicantes no lo ven.
“Nosotros tenemos como punto central de nuestra vivencia cuaresmal los Ejercicios Espirituales; sin embargo, la asistencia en las Parroquias ha bajado.
“La predicación de los Ejercicios es un tema que debemos analizar; debemos pensar cómo hacer para provocar el interés y la respuesta de la gente; qué debemos hacer para que los Ejercicios cumplan su misión; cómo debemos hacerlo.
“El secularismo y vaciar de sentido las actividades religiosas, avanza imparablemente, por los Medios, el ambiente y otros factores”.
Luego invitó a los Sacerdotes a estar atentos con lo que proponen en sus comunidades para esta Cuaresma, de modo que las actividades tengan efectos más eficaces para lograr el objetivo.
“Tenemos que echar a andar nuestra imaginación pastoral para no quedarnos pescando en la misma piedra, aunque ya no pase el río por ahí.
“Hay que hacer un esfuerzo por renovar nuestra propuesta del llamado a la conversión en este tiempo de Gracia; buscar de qué manera cumplir nuestra misión; ser más realistas en el intento de llegar a más personas y, si es posible, valernos para ello de las herramientas que nos brindan los Medios de Comunicación y las nuevas tecnologías, como las Redes Sociales”.
Al término del Mensaje, los Sacerdotes le compartieron la situación de sus comunidades y sus inquietudes respecto al caminar de la Diócesis.
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