Así fue el secuestro de la hermana franciscana Gloria Narváez en Mali

Cae la noche en Mali, son las 9 y media, y los ladridos de los perros en el corredor alertan a las hermanas Gloria, Sofía y Clara, que se encuentran en la sala de recreo de la casa de las religiosas franciscanas de María Inmaculada en la localidad de Karangasso. Son todas colombianas. Clara sale a ver qué ocurre y se encuentra a cuatro hombres de piel negra, vestidos de civil, tres de ellos con armas de fuego y otro, algo mayor, con un machete con el que se defiende de los perros que quieren atacarle. Clara grita suplicando que no les hagan nada mientras las otras dos hermanas corren para esconderse. Sucedió el pasado 7 de febrero. Enseguida los cuatro hombres capturan a Gloria, que les implora piedad porque en la casa había niños huérfanos de los que cuidan como misioneras. Uno de los hombres se descubre: son yihadistas. Comienzan los registros y los asaltantes se apoderan de cuatro ordenadores, aunque les sabe a poco. En realidad han venido a por otra cosa: quieren llevarse a una de las misioneras. A una o a dos, pero a alguien. Interviene Gloria, que se ofrece como voluntaria. Cree que debe irse como secuestrada, ya que es la mayor y está al frente de todas las hermanas.

Encerrada en la habitación

A continuación llega el momento de pedir dinero. Obligan a la hermana Gloria a traer su pasaporte y todo su dinero. Ella les da lo que tiene: 30.000 francos cefas (unos 45 euros). No contentos con ello van a por la caja fuerte, pero la hermana Gloria les dice que no tienen dinero. Ahora se fijan en Clara, a la que arrebatan el pasaporte y otros objetos personales. Uno de los hombres le piden a Gloria las llaves del coche. "Sentí un gran golpe como si hubieran tumbado la puerta de la entrada de la casa, luego escucho unos gritos pero  no entiendo que es lo que dicen, luego sentí un tiro", recuerda la hermana Clara.

Las hermanas le piden al gobierno de Mali que actúe: "No quisiéramos que la labor misionera se trunque por esta acción tan violenta e injusta que han sufrido quienes solo estaban haciendo el bien"

Los yihadistas se marchan y Clara trata de buscar al resto de hermanas. Sofía habla por el teléfono desde la habitación en la que ha quedado encerrada. Llega el padre Olivier Zerbo, vicario de la parroquia, que es informado de todo. Aún no logran abrir la puerta de la habitación de la hermana Sofía hasta que llega, gracias al padre Olivier, que llama a un vecino que finalmente logra liberar a la hermana. Casi veinte días después del secuestro de la misionera Gloria las hermanas piden al gobierno de Mali que haga todo lo posible por encontrarla. Así lo han hecho saber todas las hermanas franciscanas en Mali: "No quisiéramos que la labor misionera de ellas  se trunque por esta acción tan violenta e injusta que han sufrido nuestras Hermanas que solo estaban haciendo el bien. En nombre de Dios, pedimos nos ayude a encontrarla lo más pronto posible y traer a casa a la Hermana Gloria Cecilia Narváez Argoti".

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