We are all God´s fools

Volviendo al vídeo de ayer, vídeo fascinante, en una sociedad totalmente cristiana, en una sociedad donde, desde el último mendigo hasta el rey, desde la más anciana prostituta hasta el más joven marinero, todos son fieles hijos de la Iglesia, los clérigos eran juzgados sólo por los clérigos.
Porque se consideraba que la persona sagrada sólo podía ser juzgada por aquél que tenía autoridad espiritual sobre él. Impresionante el respeto medieval a lo sagrado. Las personas sagradas sólo podían ser juzgadas por personas sagradas. Lo material no podía levantar su mano contra lo espiritual. La autoridad civil no podía hacer nada contra la autoridad espiritual.
Qué grande es la potestad sobre los misterios sagrados, qué grande la autoridad sobre las cosas relativas al Reino de los Cielos. En un mundo así, los obispos deberían ser colosos en el espíritu. Hombres de otro reino (el de los cielos) en este reino (el de los hombres).
Desgraciadamente, entonces y ahora, no se escogió a colosos en el espíritu. Y ese inmenso capital de fe se fue dilapidando, se fue deteriorando. Y, al final, esos representantes de Dios no sólo no fueron respetados, sino perseguidos. No sólo no se les vio con los ojos de la fe, sino con los ojos del odio. Cuánta acumulación de culpa y negligencia por nuestra parte, la del clero. La historia actual es el resultado de muchos errores.

Somos culpables, en cierto modo, de las grandes guerras, de todas las guerras. Si nosotros hubiéramos hecho bien nuestra función, Europa se hubiera convertido a Jesucristo y nunca hubieran tenido lugar esas carnicerías. Si nosotros hubiéramos hecho bien nuestra función (me incluyo totalmente, de corazón), hubiéramos desviado la Historia, los caminos de los reinos humanos hubieran sido otros. Miserere mei, Domine.

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