Educación en sexualidad

Estamos por iniciar el ciclo escolar 2017-2018, y en el tema de la educación sexual, los padres de familia se sienten desplazados por el Estado.

Casi al final del ciclo escolar 2015-2016, se dio la polémica con la  propuesta de Enrique Peña Nieto de establecer que el matrimonio es la unión entre dos personas, y no exclusivamente, la unión entre un hombre y una mujer. El titular de la SEP, Aurelio Nuño, indicó que se iban a reforzar los contenidos en materia de educación sexual y señaló que estaba en pláticas con la Secretaría de Salud para la elaboración de los nuevos planes y programas de estudio, para establecer un enfoque de salud reproductiva.

Tratar el tema de la educación sexual, para el Estado significa darle a la niñez y a la juventud una información sexual explícita y desprovista de valores morales, con un lenguaje y una metodología que no respeta el pudor natural de los niños ni la autoridad de los padres de familia.

Las objeciones de los padres de familia, respecto a la educación sexual que se imparte en las escuelas,  se centran en varios aspectos:

Primero, todo niño es una persona única e irrepetible y debe recibir una educación personalizada, sobre todo en estos temas que se encuentran relacionados con los valores. La escuela en general no posee las condiciones necesarias para esta individualización. Son los padres los que cuentan con las mejores condiciones para decidir qué momento será el más oportuno para dar la información y la formación adecuada según el desarrollo físico y espiritual de cada uno de sus hijos. Por ser personas irrepetibles cada niño o joven es biológica y afectivamente diferente y los aspectos que tocan muy de cerca la intimidad deben ser transmitidos por medio de un adecuando diálogo personalizado.

Segundo, la escuela es auxiliar de los padres en la educación de los niños y debe “asistir y completar la obra de los padres” y en ningún momento deben suplantar o reemplazar a los padres. Darle la posibilidad a la escuela de asumir sistemáticamente la educación sexual implica el riesgo de la ideologización de género.

En tercer lugar, enseñar educación sexual significa formar los valores inherentes a la sexualidad humana, que son la transmisión de la vida y la expresión del amor conyugal. El Papa Francisco ha usado el término “educación sexual”, para referirse a una prudente y correcta formación de los valores inherentes a la sexualidad.

Para el Papa, la información sexual debe ser afrontada gradualmente, de acuerdo con la edad y la madurez del niño y del adolescente. En Amoris Laetitia, establece que los niños y los adolescentes, conforme avanza la edad, y teniendo en cuenta su progreso psicológico, hay que informarles sobre la sexualidad de las personas, la cual es una “educación para el amor, para la donación mutua”. De este modo el lenguaje de la sexualidad no se ve empobrecido, sino iluminado”.

editada

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