Dos preciosas mitras.
Ejemplo de pintor que tiene manía al clero. (Y que quizá es masónico.)
Es el mismo cardenal el de arriba que el de abajo: os lo aseguro. Pero el pintor ha sabido extraer la belleza de dentro o, al menos, ha comprendido que tampoco vale la pena amargarse la vida por un cuadro.
No hay nada como un gato amoroso.
Mi gato tiene algo que decir acerca de las leyes trasngénero:
Publicar un comentario