El sexotrabajo, tentación que acecha a los jóvenes
Papás deben aumentar el diálogo
Sonia Gabriela Ceja Ramírez
Habría que revisar por qué algunas estudiantes acceden y por qué los varones
se acercan al mercado sexual. Habría que revisar la formación que se les está dando
en la familia y no descuidarlos aunque parezca que “ya están grandes”.
El sexotrabajo -término que se utiliza hoy en día para llamar a la prostitución-, para poder estudiar una carrera universitaria es hasta cierto punto un mito urbano que convive con la realidad, señala Claudia Angélica Rangel Martínez, psicóloga fundadora y presidenta de la Asociación Civil Cuepaliztli, que brinda atención Psicológica y Jurídica, particularmente en la prevención de la Violencia de Género y el Abuso Sexual.
Y es que si bien es cierto que hay jóvenes universitarias que ejercen la prostitución, en la generalidad de los casos no lo hacen para pagar sus estudios sino para tener acceso a ciertos “lujos” que un trabajo “convencional” no les proporciona.
Es decir, no es tanto la necesidad económica, la falta de oportunidades o los sueldos bajos lo que las orilla a prestar servicios sexuales, sino es el consumismo el que las hace vivir, a la gran mayoría, una doble vida, pues obviamente su familia, sus parejas sentimentales o su círculo cercano ignoran a qué se dedican y de dónde obtienen ropa de marca, invitaciones a lugares costosos o vacaciones de lujo.
Un oficio con diferentes rostros
Esta práctica tiene dos vertientes, por una parte, se podría pensar en quienes ejercen el sexo trabajo para costear su carrera universitaria o solventar sus gastos mientras terminan de estudiar, pero también quienes siendo estudiantes, carecen de recursos económicos y ante la presión social de que para ser alguien hay que poseer más y mejores cosas entran al negocio del comercio carnal.
Y es que aunque en su mayoría son mujeres las que ejercen este oficio, también hay algunos hombres que lo hacen sobre todo para dar servicio a personas homosexuales.
“Hace tiempo fue famoso el caso de un tabledance en Guadalajara en el que trabajaban chicas extranjeras, principalmente de Europa del Este, que para asegurar su estancia en México se inscribían en alguna Universidad para cursar alguna carrera, pues una de las formas de obtener un permiso de permanencia es ser estudiante, de ahí surgió quizá este mito de jóvenes que se dedicaban a bailar o realizar favores sexuales o incluso a prostituirse para ‘pagar sus estudios’”.
Mayor preparación, mejores estrategias
Cabe señalar que las jóvenes con un mejor nivel académico son más selectivas al momento de elegir a su clientela y utilizan otros medios para promoverse: Algunas se inscriben en agencias de modelos que ofrecen servicio de escorts o ‘damas de compañía’, donde la agencia cobra un alto porcentaje y cuyos servicios son requeridos principalmente por empresarios, gente de negocios e incluso políticos que las llevan como acompañantes a eventos y después disponen de ellas para otro tipo de servicios.
Otras utilizan el internet y las redes sociales para promover sus servicios de “masaje” para caballeros o simplemente circulan por bares de alto nivel socioeconómico.
Las ganancias que obtienen este tipo de chicas oscilan entre los 20 mil y 80 mil pesos mensuales, sin embargo el costo psicológico, emocional, espiritual e incluso físico, es muy alto, pues si bien ellas tienen un mayor conocimiento para protegerse de enfermedades de transmisión sexual, se exponen a los sentimientos de culpa, al maltrato físico, psicológico e incluso a la extorsión.
Un fango del que es posible salir
Muchos de quienes ejercen el sexotrabajo saben que es un empleo temporal, pues la gran mayoría lo ejerce máximo por cinco años.
Pero existe otra cara de la moneda, que son las chicas que iniciaron en el sexotrabajo por una situación familiar y socioeconómica adversa, pero que buscan superarse y llevan adelante sus estudios de educación media, superior e incluso hay quienes realizan postgrados dejando atrás la página de la prostitución en su vida.
Un factor que pude influir es el no salir en listas en la Universidad o Preparatorias públicas.
Dos casos recientes que refiere la Lic. Claudia Rangel se trata de dos madres de familia buscaron asesoría legal señalando que en una preparatoria privada, los maestros solicitaban favores sexuales a fin de que las estudiantes siguieran avanzando en sus materias.
“En este caso se puede denunciar directamente al maestro tanto por corrupción, y en segundo lugar porque está infringiendo el código de conducta propio de la escuela privada donde está trabajando, además de que es un acto delictivo cien por ciento”, afirma la especialista.
Y es que según el dicho de las mamás y alumnas, había en esta escuela varios maestros que solicitaban estos favores sexuales a los que algunas chicas accedían pues, por una parte, al no salir en listas en la UdeG, los papás hacían el esfuerzo de pagarles una escuela privada para que continuaran sus estudios y no querían defraudarlos reprobando materias, pues además la escuela tenía la pseudopromesa de, una vez transcurridos ciertos semestres, podrían otorgar una carta de recomendación para poder ingresar a la escuela pública, cosa que no está comprobado que ocurra.
En este caso se interpuso una denuncia por corrupción y por coerción.
“Estas prácticas y propuestas deben denunciarse, en primer lugar al órgano rector de la escuela y dejar una evidencia por escrito. Denunciar ante las autoridades civiles e incluso a través de los medios de comunicación. No tener miedo a represalias de que no nos entreguen documentos, etcétera”.
La convivencia en una ciudad con doble moral
Y es que si bien es una realidad que existe el sexotrabajo adolescente en zonas como el barrio de San Juan de Dios, el rumbo de la Central Vieja sobre todo hacia el lado del parque Agua Azul, y en general en el Centro Histórico de Guadalajara, este trabajo no necesariamente obedece a una necesidad de estudios, sino a la situación doméstica y familiar en general.
“Ellas ejercen el sexotrabajo y sí, muchas de ellas lo hacen para ayudar a su familia y parte de eso es también costeando sus estudios de Secundaria, por ejemplo”, refiere la psicóloga quien durante un tiempo repartió desayunos callejeros en las madrugadas en esta zona para apoyar a estas mujeres así como a personas y niños en situación de calle.
Es probable que en otras entidades esta situación se viva con más frecuencia pero en Guadalajara influye el factor de una sociedad tradicionalista. “Optan mejor las muchachas por desertar de la escuela y ponerse a trabajar en un lugar estable como una empresa o una fábrica. No es muy común que las familias expulsen muchachas y que estas se dediquen al sexotrabajo para la continuidad de sus estudios en nuestro contexto; puede ser por otras circunstancias pero no por estudios.
Reforzar la vigilancia en la Prepa
“En esta etapa, el papá y la mamá tienen que reforzar tres veces más la formación académica de sus hijos pero también lo que están haciendo paralelamente, quiénes son con quienes se están desarrollando: quién es su círculo social, quiénes son sus maestros, informarse cómo van con las materias, saber cuánta tarea tienen, porque la Prepa se convierte en el lugar de nunca jamás.
“Los chicos saben que nunca jamás irá su mamá o su papá a la Escuela, que nunca jamás se van a enterar de lo que hacen porque en la Prepa se les deja libres, pero es necesario estar al pendiente.
“En esa etapa se refuerza mucho el trato hacía las mujeres de ahí la importancia de que los padres de familia de chicos varones promuevan entre estos el respeto hacia las mujeres. Y a las mujeres decirles, respétense mutuamente.
“Hay que ir a la escuela, hablar con los directivos, no bajar la guardia, pues recordar que los jefes de familia son papá y mamá.
“Hay que cuestionar. Si nos dicen, voy a ir a las micheladas o a tomar un helado, y con qué si no traes dinero, cómo vas a pagar, no es que me van a invitar y cómo vas a pagar ese favor; de alguna u otra forma los amigos tarde o temprano se van a cobrar el favor”.
“Amistades” peligrosas
Respecto al sexting o intercambio de mensajes sexuados o imágenes sensuales o incluso explícitas a cambio de una remuneración económica o algún beneficio como alguna invitación a comer o al cine que puede darse entre adolescentes, Claudia Angélica Rangel Martínez indicó que “hay chicas que envían sus fotos u ofrecen un favor sexual sin llegar al coito a cambio de unas ‘chelas’ o unas alitas, pero esto no es un sexotrabajo sino un intercambio de favores sexuados. Esto se convierte en un secreto amistoso del grupo de amigos. Además, en las escuelas preparatorias la información correr rápido y pronto todos saben quién realiza este tipo de ofertas y quienes acceden a estos favores.
Y es que en muchas ocasiones cuando los hijos entran al bachillerato, pareciera que los papás se despreocuparan de ellos. “Hay una cuestión inconsciente de decir, ya está grande, ya no es un niño, ya sabe lo que hace, pero si esa fuera la lógica, si ya sabe lo que hace debería pagar sus estudios, por ejemplo, pero esto no ocurre, es simplemente que los papás ya no se responsabilizan del comportamiento y las actitudes de los hijos y las hijas en la escuela. Pero le siguen dando su manutención o mesada”.
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