Una respuesta que puede ser útil a más lectores


Un hombre divorciado me pedía consejo, por email, acerca de qué hacer. Llevaba años casado en segundas nupcias con su segunda mujer. Pero no quería el pedir (por ciertas razones) un proceso de declaración de nulidad. Le dije que me tomaría un tiempo para contestarle. Después de dos días, lo vi claro qué es lo que debía decirle, de acuerdo a todas sus circunstancias. Voy a poner aquí la respuesta, omitiendo (como es lógico) todo aquello que sea concreto. Y pongo aquí la respuesta, porque pienso que puede ser útil para más casos similares.
Estimado señor:
Durante dos días no he sabido qué contestarle. Conocía bien la férrea ley de Dios acerca de la santidad del sacramento del matrimonio. Pero no sabía qué decirle más allá de recordarle lo que usted bien sabía.
Pero ahora lo veo claro tras leer este pasaje de la Escritura:

2 Corinthians 6:14-18 
14 Do not be mismatched with unbelievers. For what partnership is there between righteousness and lawlessness? Or what fellowship is there between light and darkness? 15 What agreement does Christ have with Beliar? Or what does a believer share with an unbeliever? 16 What agreement has the temple of God with idols? For we[a] are the temple of the living God; as God said,
“I will live in them and walk among them,
    and I will be their God,
    and they shall be my people.
17 Therefore come out from them,
    and be separate from them, says the Lord,
and touch nothing unclean;
    then I will welcome you,
18 and I will be your father,
    and you shall be my sons and daughters,
says the Lord Almighty.”
No deje a su actual esposa. Ya hay una unión. No es que puede haber una unión, sino que la hay. Dele cariño como lo haría con su madre, con una hermana, con una familiar. Dejarla provocaría un daño y sufrimiento que veo claro que no es voluntad de Dios.

Manténgase en castidad. Aunque viva dando cariño a una persona, cumpla la ley de Dios respecto a la sexualidad.

Tiene razón usted cuando me decía que el adulterio va más allá de la sexualidad. Pero, dadas todas las circunstancias que me expuso, estoy seguro de que esto es lo que quiere Dios: dado que no se puede restaurar la primera convivencia, Dios no quiere que perjudique a esa persona que ha confiado en usted, pero también quiere que usted sea puro.

No me atrevería a decir que veo que ésta es la voluntad de Dios si no lo sintiera profundamente.
Un cordial saludo.

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