Reflexiones por el Día Internacional de la Mujer

Jorge Rocha

A propósito del Día Internacional de la Mujer, el Observatorio Ciudadano Jalisco Cómo Vamos presentó el informe: “Ser mujer en Guadalajara”, donde a partir de los datos expuestos, se corrobora que la desigualdad entre hombres y mujeres sigue siendo una agenda pendiente y urgente en nuestra ciudad.
Algunos de los datos más relevantes que aparecen en este valioso documento son los siguientes:
1. En lo referente al trabajo, el 74% de los hombres tienen trabajo remunerado y sólo el 3% se dedica a los quehaceres domésticos, en contra posición las mujeres que tienen empleos remunerados son el 47% y las que realizan las tareas del hogar son el 40%.
2. Si hablamos de horas diarias dedicadas al trabajo remunerado y el tiempo que se utiliza para las labores del hogar, las mujeres dedican al empleo pagado un promedio de 3 horas con 30 minutos, mientras que los hombres utilizan 5 horas con 58 minutos. En contra parte, a las labores del hogar las mujeres dedican 5 horas con 12 minutos y los hombres sólo 2 horas con 10 minutos.
3. En el mismo tiempo de trabajo remunerado las mujeres perciben 86 pesos de salario, mientras los hombres ganan 100 pesos.
4. El 17% de las mujeres de esta ciudad no tiene cobertura de servicios médicos.
5. En lo que respecta a los grados de estudio, mientras sólo el 19% de las mujeres cuentan con estudios universitarios, el 24% de los hombres tuvieron esta posibilidad.
6. Siete de cada diez mujeres han sufrido algún tipo de acoso en la ciudad, el 62% fueron acosadas en su propia colonia y el 13% en el transporte público. Frente a esta situación el 66% de las mujeres acosadas no piden ayuda, el 28% sí solicitaron la ayuda, pero no se les proporcionó; y sólo el 6% que pidió ayuda a las autoridades recibió el apoyo necesario.
7. El 30% de las tapatías dicen que presenciaron un acto de discriminación por el hecho de ser mujeres y el 10% expresa que lo sufrieron en carne propia.
Estos son algunos datos que nos revelan que la situación de desigualdad que viven las mujeres frente a los hombres es un problema sistemático, donde todavía hay mucho por avanzar. Es cierto que hay logros importantes, el más relevante desde mi punto de vista en los últimos años es la paridad horizontal en las candidaturas a puestos de elección popular, que provocará que en Jalisco contemos con más mujeres con cargos públicos, recordemos que hoy por hoy de los 125 municipios en el estado, sólo en cinco gobiernan mujeres y nunca hemos tenido una gobernadora (de hecho, sólo siete mujeres han sido titulares del Poder Ejecutivo Estatal en alguna entidad).
Ahora bien, me parece que dos retos se imponen frente a esta situación, el primero es lograr que las instituciones del Estado sean capaces de garantizar los derechos de las mujeres que ya están en la legislación, si esto no sucede experimentaremos una gran frustración social al saber que las normativas al respecto son letra muerta. El segundo gran desafío es la lucha cultural contra el machismo, donde desde las instituciones como la familia, la escuela y la Iglesia, se vayan desmontando todas estas formas de discriminación y de relaciones degradantes entre hombres y mujeres con el propósito de resarcir la dignidad humana en todos los espacios.
Recordemos que hoy en día muchos agentes de pastoral y personas que participan activamente en la Iglesia, movimientos sociales, asociaciones vecinales, entre otros, son mujeres, que, a pesar de las contrariedades, se dedican a construir un mundo mejor y más evangélico.
jerqmex@hotmail.com

¿Qué te mueve?

Cristina Parra Aguirre

Muy pocas veces nos preguntamos QUÉ NOS MUEVE a hacer lo que hacemos, cuál es nuestra motivación, qué nos impulsa y pueden ser alguna de estas tres cosas: EL AMOR, EL TEMOR O LA INDIFERENCIA ¿cómo saber cuál es el que me mueve?
Cuando lo que te mueve es el AMOR, no hay trabajo infecundo, no te pesa el cansancio, no se considera sacrificio tu esfuerzo y tu entrega. Si arreglas la ropa de tu familia por amor, es para que se vean limpios, arreglados y no es pesado. Si preparas la comida por amor, aunque sea algo sencillo, tendrá un sabor distinto y nutrirás no solo el cuerpo sino también el alma y el corazón de tus seres queridos. Cuando corriges por amor, podrás diferenciar entre la conducta indebida y el valor de la persona: “Te quiero mucho, pero no estuvo bien que rompieras ese juguete”. Cuando marcas reglas, límites y disciplina con amor, hazlo como decía San Juan Bosco: “HÁZTE AMAR Y TE HARÁS OBEDECER”.

Cómo saber si estoy
actuando desde el TEMOR?
Cuando hacemos las cosas no por convicción sino porque “tengo qué hacerlo” o de lo contrario me va mal, me regañan, me castigan. Hago las cosas pero no estoy segura que me las aprobarán, no hago las cosas por el efecto directo, sino por evitar la consecuencia que me puede traer si no cumplo. Aunque esté bien hecho(a) siempre tengo la duda de si será aprobado o no. Evito el tomar decisiones porque no serán tomadas en cuenta o no considero que sean valiosas. No me comprometo por el temor a fracasar. Considero que todo lo que hago está mal, no es bueno, no vale la pena, a nadie le importa.

Actuar desde
la INDIFERENCIA
Es la más grave de las tres, porque en las otras dos hay “algo” positivo o negativo que me mueve, pero cuando es la INDIFERENCIA, nada me importa, me da lo mismo hacer que no hacer ¡a quién le afecta! ¿Para qué me esfuerzo si de todas maneras nadie lo nota? Ni siquiera se dan cuenta si estoy o no estoy. Por más que me esfuerce, nunca me reconocen nada. A nadie le hago falta. De qué sirve que prepare si nadie se come lo que hago. Para qué aprendo eso si nadie me pide ayuda.
Todo lo que hacemos en esta vida deja una HUELLA INDELEBLE en el camino, en el corazón de las personas con las que convivimos y tratamos en la casa, en la escuela, en el trabajo, en la calle, en la comunidad parroquial, en la sociedad. Los que somos papás tenemos la GRAN RESPONSABILIDAD de sembrar amor para poder cosechar amor y que nuestros hijos crezcan y se desarrollen con una gran seguridad, confianza, alegría, sabiéndose y sintiéndose amados y aceptados para poder proyectar eso mismo en el servicio a los demás.

Que triunfe el amor
Hay padres que infunden más temor que amor en sus hijos, yo lo he notado por ejemplo en las competencias deportivas: ¡Pobre de ti si pierdes! ¡Eres un tonto y no puedes! ¡Elimina al rival, perjudícalo!
Y cómo duele en el corazón de los hijos cuando se les trata con INDIFERENCIA, porque todos sus esfuerzos son en vano al no poder atraer la atención de sus padres, tener su aprobación, su reconocimiento, que se interesen por las cosas que les están pasando y les preocupan.
Te invito a prepararte mejor estudiando el Magisterio de la Iglesia sobre esto para tener mejores familias, comunidad más unida y sociedad más fuerte y sólida.

Santos

de Esperanza

Fernando Javier Vera Gloria

La reciente noticia de que Su Santidad Francisco canonizará, posiblemente al final del Sínodo de Obispos sobre los Jóvenes, convocado del 3 al 28 de octubre, al Papa Pablo VI y al Arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero es un aliento a la esperanza, en un mundo convulsionado por la violencia y la cultura de muerte.
En el caso de Pablo VI, llama la atención el hecho de que, en momentos en que hay un desprecio a la vida con ideologías que alientan el aborto y la eutanasia, sean milagros de vida los que avalen, dicho sea de paso con extremo rigor científico y médico, su canonización.
El primero: A inicios de los años 90 del siglo pasado en California, Estados Unidos, la intercesión de Pablo VI permitió la curación de un feto al que le habían diagnosticado problemas cerebrales, y cuya madre se negó a abortar; el niño nació sin problemas de salud.
El segundo: La sobrevivencia de Amanda, una niña nacida el 25 de diciembre de 2014 en Verona (Italia), con apenas 24 semanas de gestación (lo normal es de 38 a 40 semanas) y que desde las 13 semanas de gestación, quedó sin líquido amniótico en el seno de su madre a quien los médicos aconsejaron abortar.
Pablo VI, cuyo pontificado fue de 1963 a 1978, autor de la “Humanae Vitae”, que fijó la postura de la Iglesia Católica hacia el aborto, sobre el control de la natalidad y los métodos anticonceptivos, es considerado como el Papa del Diálogo y la Reconciliación entre las diferentes Iglesias, prueba de ello es el histórico gesto del abrazo con el entonces patriarca Atenágoras, abriendo el camino de encuentro entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa, después de más de 500 años del cisma de Oriente.
Igualmente significativo es el anuncio de la canonización del arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980 por los escuadrones de la muerte mientras presidía la Eucaristía.
La beatificación de Monseñor Romero se había proclamado ya con un decreto en el que se reconocía su martirio “in odium fidei”, es decir, que fue asesinado por “odio a la fe” y por tanto sin necesidad de un milagro.
En la condición de mártir “in odium fidei”, los teólogos no juzgaron para la canonización, la posible intención política del asesinato del arzobispo de San Salvador, sino el intento de llegar al amor por la justicia y la predilección por los pobres que manifestaba en su idea de Iglesia.
En México, de 1990 a 2017, suman 63 asesinatos contra ministros de la Iglesia Católica (Tragedia y crisol del Sacerdocio en México, investigación coordinada por el Pbro. Omar Sotelo Aguilar, S.S.P.) y de 2007 -año en que se despenalizó el aborto- a 2017 el número de abortos “legales” fue de 176 mil 109 (Secretaría de Salud Federal), pero la cifra negra pudiera ser de un millón de abortos al año (Embarazo no planeado y aborto inducido en México, estudio elaborado por del Colegio de México y el Instituto Guttmacher, presentado en 2013).
Por los datos anteriores, la canonización de Pablo VI y Mons. Oscar Romero, modelos de defensa de la vida y de la justicia social, es una bocanada de esperanza para un México que necesita de católicos congruentes.

La mujer y la política:

Los gritos del silencio

Juan Andrés Guzso

Hoy en día se escucha por todos lados discursos reivindicadores de los derechos de la mujer. Por todos lados nacen organismos a favor de la mujer y sus reivindicaciones sociales y en defensa contra la violencia hacia la mujer. No dudamos de la buena fe de tales discursos y organismos, ni tampoco ponemos a discusión de todas las atrocidades que a diario se cometen en contra de las mujeres, especialmente en nuestro país.
Pero tal parece que olvidamos que nuestro origen es una mujer, cuya presencia en nuestra vida ha sido de una gran influencia en nuestra formación como individuos y como personas; además, la historia antigua y reciente nos recuerda la herencia de una cultura matriarcal en muchos aspectos de la vida familiar donde la autoridad en la familia es la mujer sea de manera explícita o no.
Sin embargo, el contexto actual de relativismo sociocultural, donde se ha desdibujado el perfil diferencial y complementario de lo masculino y lo femenino, ha calado muy hondo en el corazón mismo de la identidad femenina como persona y como mujer. Esto ha traído graves consecuencias para la modelación del paradigma femenino en muchas jóvenes mujeres que les cuesta trabajo encontrarse a sí mismas como mujeres en este entorno enrarecido de la sociedad liquida donde se diluyen las diferencias y las identidades.
Por otra parte, la vida siempre ofrece oportunidades de trascender y no pocas mujeres han comprendido su papel como personas y mujeres, logrando sus metas personales y profesionales en un mundo tan competitivo como el nuestro. Ellas han sabido encontrar y defender su lugar en la sociedad, haciendo que la presencia femenina se sienta en todas las esferas de la vida social, tanto en su función en la familia, como en las organizaciones públicas o privadas.
La base del éxito de la mujer en la sociedad de hoy siempre está en el reconocimiento de su identidad femenina, que implica su visión, como mujer, sobre el mundo, la vida, la sociedad, el trabajo, la familia y hasta la política; sus características distintivas, sus capacidades como mujer, sus fortalezas como persona del sexo femenino y su función en la sociedad de hoy.
Por ello es fundamental su contribución a la realidad social desde su perspectiva femenina, porque es un complemento indispensable en nuestro entorno sociocultural; y sobre todo en el trabajo por el bien público, donde sus virtudes organizativas y sus competencias profesionales con ese toque femenino son la base de la innovación y de la trasformación de la sociedad. La historia de la humanidad pone en la mujer su esperanza.
El poder de la mujer está en su esencia femenina.

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