Después de ver las manifestaciones de anteayer y la cólera de las ultrafeministas cada vez más desatada, me pregunto qué ser humano de género masculino querrá casarse con una radical permanentemente enrrabietada. No sé, debe ser como casarse con Robespierre.
Desde luego, lo que vi, en la pantalla de la televisión, no es la típica mujer vestida con falda que sonriente te espera para la cena con el pastel de manzana recién sacado del horno y te pregunta si quieres recibir un masaje en los pies antes de la cena.
Desde luego, lo que vi, en la pantalla de la televisión, no es la típica mujer vestida con falda que sonriente te espera para la cena con el pastel de manzana recién sacado del horno y te pregunta si quieres recibir un masaje en los pies antes de la cena.
Pero, vamos a ver, ¿quién va a querer casarse con eso? Suegras potenciales, lasciate ogni speranza.
He visto tanto furor en las más radicales que me pregunto si no habrá algún populista que convenza a las radicales de que si quieren concienciar a la sociedad se echen encima a sí mismas un cubo de agua helada. Millones de estas podrían intentarlo.
Todo es posible: ¿No hubo alguien que convenció a los independentistas catalanes que el símbolo que debían poner en sus coches era un burro? Sé que los colombianos que me lean creerán que estoy bromeando, pero os aseguro que es así. Cuando he hablado con algún catalán independentista, le he dicho: Mira, entre amigos, reconocerás que eso fue un gol muy bien metido. Seguro que la idea se le ocurrió a alguien de Burgos o Valladolid.
Con una buena campaña, se puede convencer a las ultrafeministas de que para concienciar a la sociedad tienen que dejar de comer durante cuatro días o echarse un cubo de agua encima o tratar de pronunciar “otorrinolaringóloco” con la boca llena de harina.
Aquí os pongo al primer feminista o posible futuro feminista intentándolo con denuedo para concienciarnos a todos:
Post data: Hoy he visto dos trozos de documental durante la comida. En uno las mantis religiosas, devoraban al pobre consorte. En el otro, las ultrafeministas esperaban inútilmente que una víctima cayera en algo parecido a una relación estable.
Pero el aspecto de la hormiga-león que esperaba en el fondo del cono de arena asustaba a todo hijo de Adán. En fin, siempre quedan los gatos.


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