A Children’s Book of Demons ha sido escrito por Aaron Leighton y tiene como objetivo llegar a los niños de entre 5 y 10 años, “un público particularmente indefenso y condicionable” a quien se le quiere presentar “el satanismo como una alternativa normal entre otros cultos”.
La portada del libro. Crédito: The Vigilant Citizen
En una nota de la AIE se denuncia que en el libro “se llega incluso a afirmar que el culto al demonio se limita a celebrarlo y que quien lo practica no comete ningún crimen ni hace nada de malo”.
“Esta afirmación denota una falta de discernimiento entre el bien y el mal, ya que el satanismo tiene principios que promueven la opresión de la persona en su dignidad y autonomía, y por lo tanto, quien rinde culto al demonio tarde o temprano será presa de una conducta interna que originará un comportamiento según principios lesivos y destructivos de la dignidad humana”, indica la nota de la AIE del 11 de diciembre, firmada por su presidente el P. Francesco Bamonte.
Uno de los demonios del libro. Crédito: The Vigilant Citizen
Además, refiere el texto, el libro “es un ulterior aporte al nefasto proyecto de normalizar el contacto con el demonio y presentar la práctica del satanismo como algo bueno y positivo”.
A Children’s Book of Demons presenta afirmaciones como “evocar a los demonios nunca ha sido tan divertido” y sugiere a los niños cosas como estas: “¿No quieres botar la basura esta noche? ¿Tal vez estás nadando en tareas? ¿De repente ese gordo prepotente es un verdadero fastidio? Bueno, toma tus lápices de colores y usando la habilidad del diseño de sellos ¡llama a algunos demonios! Pero ten cuidado, aunque estos espíritus son más tontos que atemorizantes, siguen siendo demonios”.
Otro demonio del libro. Crédito: The Vigilant C
La nota de la AIE alerta también sobre los grimorios que se proponen en el libro para los niños de manera simplificada y que se sugieren como algo divertido, comparándolos con un “número de teléfono” para contactar demonios.
Un grimorio es un tipo de libro de conocimientos mágicos de la Europa de la Edad Media, que contiene datos astrológicos, listas de ángeles y demonios, instrucciones para aquelarres, hechizos, invocación de seres sobrenaturales como el diablo, entre otros.
La nota de la Asociación de Exorcistas recordó que “con los demonios no se bromea. Quien invita a un niño a evocar a los demonios es como una persona que coloca en sus manos una granada, para que juegue con ella. Tarde o temprano el pequeño jalaría el seguro y le explotará entre las manos”.
“Quien invita a un niño a evocar demonios procede como si le dijese que es posible ayudar a un criminal para obtener cualquier cosa” y “lo está induciendo a perder su identidad, su personalidad y a ser destruido moral, psicológica y espiritualmente”, prosigue la nota de la AIE.
Los demonios, recuerdan los exorcistas, son “ángeles que voluntariamente se han hecho malvados, enemigos de Dios y de la humanidad, seres llenos de odio hacia todo hombre, con la intención de sugerir todo mal y toda perversidad con el fin de enemistar a uno con otros y al final separarnos definitivamente de Dios y conducirnos a la perdición eterna, en un sufrimiento sin fin”.
El libro, precisa la nota de la AIE, “representa una última etapa del oscuro proyecto que, iniciado en los años 70’s, busca, partiendo de una primera aproximación genérica al esoterismo de las nuevas generaciones, y de ir paso a paso hasta la propuesta explícita de darle culto al demonio”.
La nota de los exorcistas recuerda finalmente un pasaje del capítulo 18 de Mateo: “Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se lanzara al mar”.
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